Mentiras

Capitulo 20- El sol sale de nuevo

Noah

—No es tu culpa, ya te lo dije. —Domenica camina por toda mi habitación.

Antes de hablar con nadie del consejo me acerque a mis amigas a confesarles lo que sucedió, no puedo dormir, comer, bañarme ni pensar siquiera sin sentirme culpable. Recuerdo perfectamente lo que dije o mejor dicho lo que no dije. No la busque y no hice nada por traerla de vuelta todo este tiempo.

—Ella te perdonará —dice Lussy—. Pero ahora debemos buscarla, tengo muchos días que no sé nada de ella y eso me preocupa. Prometió buscarme en sueños cada día.

—No sabía que te había contactado...

Se sonroja un poco.

—No quise decir nada, todos estaban muy ocupados, tu te casarías y...

Paso una mano por mi rostro a manera de frustración, todo es tan complicado. Me levanto y dejo a las chicas en mi habitación sin decirle a dónde iba, me encuentro con Miracle en mi despacho hablando con el consejo. Me observa y frunce el ceño, mi aspecto debe ser deporable porque todos los del consejo me ven con desaprobación.

—Con que por fin se digna a aparecer por su despacho a cumplir con su deber alteza —Comenta un hombre de traje, como todos los del consejo.

—No tengo tiempo ni para estos reproches, ni para nada más. Aquí el rey soy yo, aqui el que manda soy yo. Si yo decido no aparecer por cinco días no es su problema, ustedes solo deben cumplir con su trabajo.

Tomo aire para continuar.

—Se reanudan las búsquedas a Zoey Totesaut, iré con cinco guardias a la tierra. Es hora de encontrar a mi princesa.

Salgo del despacho dejando la orden, me dirijo a mi habitación para acearme y comer algo, saldré con los guardias a la tierra, ya sé que está allí, pero no sé con qué me encontraré. Verla me pone nervioso, su reacción me hace dudar siquiera si ir o mandar a qué la traigan... Pero no, tengo que ir por ella, que vea que si la busqué.

Me pongo mi mejor traje y la corona de príncipe que Miracle me ordena usar, Lussy quiere venir pero es muy peligroso, no sabemos que nos encontraremos y no quiero que nada le suceda. Conmigo viene Domenica y los cinco guardias, Necesito un Adaquare por si algo sucede.

Marisol nos acompaña con Lussy hasta el espejo que es utilizado para viajar entre dimensiones, con un suspiro me adentro en él. Mi cuerpo se siente extraño al atravesarlo, pero en pocos segundos llegamos a nuestro destino.

Mis ojos se amplían y llenan lágrimas al observar lo primero que aparece en mi campo de visión, la cabaña de la abuela de Zoey está completamente destruida, el fuego arrasó con todo dejandolo hecho carbón.

Mi corazón se acelera mientras mis pensamientos corren rápidamente a lo que pudo sucederle a Zoey, una mano me trae devuelta a la realidad y es la de Domenica.

—No te precipites —dice señalando al otro lado del lago. Una cabellera rubia brilla a lo lejos.

Corro hasta el bote y subo hasta el sin esperar a que suban los demás, olvido que tengo que esperar a los guardias por mi seguridad y los gritos de todos hacen que la chica al otro lado del lago gire su rostro hacia nosotros. Desde esta distancia no puedo asegurar que me identifique, pero su cuerpo se queda paralizado dónde está.

Remo con todas mis fuerzas, la corona se me cae a un lado, pero aún así llegó completo al otro lado. La veo, observo su delicado rostro y sus ojos llorosos ver a mi, sus piernas tiemblan, duda por un momento pero al ver mi rostro se lanza sobre mi y nos fundimos en un abrazo.

Su cuerpo tibio es lo que necesitaba, su suave piel, su pequeña mano que encaja perfecta con la mía y sus labios, esos besos me llenan y me hacen sentir completo. Beso cada parte de su rostro sintiendo las lágrimas saladas en mis labios, un suspiro abandona su cuerpo y me abraza más fuerte.

—Pensé que te había perdido, que ya no me buscabas y que no te importada, pero acá estas... ¿Eres real? ¿No es una ilusión?

Observa con esperanza mis ojos y yo niego con la cabeza, las palabras no abandonan mis labios pero lo que siento es inexplicable. Los guardias se acercan a nosotros en otros botes, atentos, alertas y con sus armas todo el tiempo preparadas por cualquier cosa. Domenica no pierde tiempo y se lanza a un abrazo grupal.

—¡Zoey! Te extrañe tanto, ¿Cómo estás? ¿Estás bien? ¿Por qué no nos buscaste? ¿Por qué no volviste a la tierra?

—No la presiones Dom, comportate.

—Vamos, pasen a la casa, Nick estará muy feliz de verte. Le hace falta tu compañía, debemos hablar de todo esto luego, primero todos deben descansar.

Mi Mariposa nos hace entrar a la casa de mi abuela, busco con la mirada a mi madre, tampoco está por ningún lado mi abuela, algo no me gusta de nada de esto.

Me siento en el antiguo sofá que me trae recuerdos, escucho a Nick salir de la cocina, cuando está frente a mi sus ojos se vuelven llorosos y me abraza.

—Hermano. —Golpea mi espalda amistosamente—. No sabía que la realeza visita a los mortales.

Me río por su broma, pero no puedo esperar más a preguntar lo que ronda en mi cabeza.

—¿Y mamá? ¿La abuela?

Nick se pone serio y titubea un poco antes de hablar.

—La abuela murió en manos de Amiel... Nuestra madre no lo soporto y huyó, dijo que volvería pero... Ya no creo que lo haga.

Caigo en el sofá de nuevo, cierro los ojos y las lágrimas caen de ellos, es un golpe tras otro, ellas quieren acabar conmigo, con todo lo que me importa y me hace feliz, quieren quebrantarme y necesito no caer en su juego.

Suspiro fuertemente y me repongo, Zoey toma mi mano para darme fuerzas y no sabe lo bien que me hace sentir, la tensión se siente en la sala, todos temen que me quiebre y dejé de luchar, pero no es lo que deseo hacer. No sé si sea un rey, no sé si esto es lo que quiero ser o lo que realmente soy, pero no puedo darme por vencido.

—Es... Una mierda —me río tristemente— Pero no puedo... Dejarme vencer, creo que todos estamos cansados. Chicos —le hablo a los guardias—. Pueden descansar, Nick muestrales sus habitaciones.




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