Mentiras

Capitulo 28- Refugio

Cuando llegamos abajo escucho la voz de mi pequeña hermana, Domenica, Marisol... Una voz femenina que no logro identificar y Die. Todos hablan alterados hasta que ven a Noah. Se quedan callados cuando nos observan a ambos, yo aún no abro los ojos pero sé lo que sucede por los sonidos que se escuchan, Lussy suelta un suspiro. Noah se sienta conmigo en sus piernas.

—Todo va a estar bien mi amor, cuando despiertes...

Tomo una respiración profunda y abro los ojos, los de Noah me reciben la mirada con lágrima en ellos, por un momento no parece reaccionar ante mi despertar pero luego, luego todo parece irreal. Me aleja de él como si fuera el anticristo y... Giro mi rostro hacia donde están los demás y todos me observan con miedo.

—¿Qué les sucede? ¿Por qué me ven así?

Mi cuerpo se siente débil cuando intento ponerme en pie, estiro las manos para que alguien me ayude pero no obtengo más que miradas de horror como respuesta.

—No sé... —Se me va el aire poniéndome de pie—. No sé que les sucede, pero no creo que sea buenos que...

El mundo me da vueltas, cierro los ojos para estabilizar mi cuerpo. Siento que me voy de lado. Noah se levanta y me toma por la cintura antes de que me caiga de bruces, su gesto sigue siendo el mismo de miedo y cautela, pero parece ser el más... ¿Atento?

—Mariposa... ¿Eres... Eres tú?

Cierro los ojos de nuevo, mi cuerpo se siente débil, lejos del poder que sentí antes de despertar, pero Noah aun no me suelta. No puedo juzgarlos, fue poseída y sabrá Dios que hizo Amiel estando en mi cuerpo.

—Claro que soy yo... ¿Quién más podría ser? —Tomo mucho aire—. Ay dios mío, siento que me voy a morir ahora sí.

Tengo arcadas.

Noah me ayuda a sentarme nuevamente en el piso, pero todos los demás se alejan de mi con temor, Lussy se acomoda tras de Marisol, Auch, eso duele.

—Disculpa que desconfíe —Domenica habla desde lejos en el pequeño espacio—. Pero tienes un ojo rojo, muy al estilo Amiel.

Mierda.

—¿Qué?

Aquí abajo no se escucha el estruendo que sentí mientras Noah bajaba. Domenica saca de un bolsillo de su sudadera un polvo compacto. Observo mi rostro, magullado, un moretón oscuro en el pómulo y... Un ojo con el iris jodidamente rojo. Suelto un poco de aire de mis pulmones.

—Pero que mierda... —giro mi rostro para hablar con el único que parece dudar y no creer que soy Amiel—. ¿Cómo puedo convencerte de que soy yo y no un demonio?

Mi novio toma aire lentamente y luego lo suelta de nuevo. Parece sopesar las opciones de lo que podría pedirme hacer o decir, es difícil, aunque hay algo que nadie sabe. Trago saliva mientras recuerdo cada palabra que salió de mi boca en ese momento, a él no se le ocurre nada al parecer, pero yo sé exactamente qué decir:

—Prometo amarte a pesar de que te hechicen y quieras casarte con otra. Apoyarte así quieras acabar con las leyes de una dimensión entera y... Estar a tu lado en las buenas y en las malas, así tengamos que matar a toda tu familia para poder ser felices.

Me canso al terminar de hablar, mi respiración es agitada. No sé porque tengo está debilidad tan arraigada en mi cuerpo, Noah me toma por la cintura y me besa sorprendiendome.

—Si eres tú.

—Gracias —susurro.

Una voz que no reconozco habla desde el fondo del refugió.

—Permitame diferir alteza, pero si es su... Novia, esposa o lo que sea, podría estar poseída aún. Amiel puede saber las cosas que ella sabía...

Y es ahí cuando se mueve más cerca a nosotros y puedo ver con claridad su rostro.

—Y tú lo sabes muy bien, ¿Verdad, Arauzys?  No creo que tú seas quien para cuestionarme.

Die aparece cojeando un poco y se coloca al lado de la chica tomándola por la cintura, el gesto me parece bastante cercano como para apenas ser conocidos que no tienen nada que ver uno con otro ¿Cuánto tiempo estuve en mi infierno privado? ¿En qué momento pasó esto?

—No seas tan dura con ella, no sé si eres Zoey, Amiel o lo que sea, pero creo que debe ponerte en el lugar de los demás de vez en cuando...

Hay una explosión arriba que se siente aquí abajo. Noah aun no me suelta, el está a mi lado sin dudar quien soy.

Mi mejor amigo parece haberse aliado a la chica que engaño a Noah, eso me duele...

—Ah ya veo, claro, quisiste quitarme a Noah, como no pudiste ahora buscas a mi mejor amigo, que lindo.

El rostro de la chica se contrae en una expresión de tristeza, Die la rodea con los brazos por detrás, le susurra algo en el oído y habla hacia mí.

—Ella estuvo amenazada por Amiel, ella nunca quiso a Noah, si realmente eres Zoey, me siento decepcionado de tu comportamiento... Yo nunca quise interponerme entre tu y Noah ¿Y tú te comportas así?

Cierro los ojos, tiene razón, la chica tiene algo de crédito por ser tan valiente de decidir no hacer lo que le pidió un estúpido demonio ¿Y yo que hice? Acepte sin más está obscuridad que no me ha hecho nada más que traer problema y desconfianza. ¿Qué es esto de un ojo rojo?

Lágrimas caen por mis mejillas sin que yo se lo permita, no pedí esto, si me hubiese dejado llevar por aquella luz... Noah me atrae hacia el nuevamente sentándome en su regazo, acuesto mi cabeza en su pecho, doy un largo suspiro. Por un momento me olvidó que hay más personas en este lugar, pero claro que hay más personas y mi pequeña está aquí. Me levanto de un respingo y me lanzó a buscar a mi hermanito, me arrepiento inmediatamente cuando me mareo sobre manera y caigo a un lado, Die me sostiene antes que caiga.

—Gracias —Susurro sin aliento.

—Aunque tengamos diferencias nunca te dejaré caer.

Nos reimos ambos y lo abrazo.

—Perdon —susurro y giro a Arauzys que está en una esquina jugando con un mechón de cabello—. Y perdón de verdad a tí. A veces los celos pueden más que yo.

Un peso hace que casi caiga, mi hermanita me abraza a un costado y yo me agachó para abrazar a ella.

—Mi bebé ¿Estás bien? Perdón por irme, por no estar aquí para ti, perdóname por todo. La abrazo muy fuerte.




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