Mentiras Dulces

Capitulo 12

Mi cuerpo y mente se encontraban en shock.

Todos los que se encontraban alrededor, ahora formaban un círculo, como si observarán una función de algo.

Con la mirada busque a Ana. Pero está ya no estaba.

Sin saber cómo, logré atravesar la multitud y ubicarme enfrente de todos.

Ahí estaban, dos chicos golpeándose sin parar.

Masai sobre armando, dandole de puñetazos en la cara.

Armando acorralado entre el piso y los golpes de Masai. Una parte de mi se sintió bien.

Que recibiera un poco de su medicina, el había cruzado la línea conmigo tantas veces, que verlo en esa situación me causaba una pequeña alegría.

- Es una zorra. Estaba conmigo, lo sabía y no te importó- Dijo entre gemidos por el dolor de los golpes.

- Callate- Golpeó de nuevo.

- Muéstrale tu verdadera cara. Todos aquí la conocemos. Y sabemos el final. - Su voz sonaba cada vez más débil.

- Dices puras estupideces-

- Tu- Me señaló como pudo.

La mirada de todos estaba sobre mi.

- Esa pequeña zorra, se está metiendo con la persona equivocada. - Los murmullos no tardaron.

La incomodidad era evidente y el hecho de que continúen peleando, no ayudaba. De repente una chica grito que los profesores se acercaban.

De inmediato, todos corrieron alejándose lo más que pudieran.

No lo pensé dos veces y tome de la camiseta a masai, corriendo sin mirar atrás. Sentí el rehusó se su parte pero segundos después me siguió el paso.

Me dirigí a la parte más apartada, deteniendo aún sin ver lo. Tenía mucha vergüenza como para presentarme de esta forma y circunstancias.

De reojo pide ver cómo se acomodaba la ropa y ordenaba el cabello.

- No me vas a mirar- Escuche, pero seguí con la mirada en el suelo y dándole la espalda.

- No quiero- Me escuse- Muero de pena.

- Mírame- Ordenó, sorprendiendome.

Mi corazón latía muy rápido y las manos me sudaban. De manera lenta me gira a su dirección. Aún sin levantar la mirada.

Podía sentir la sigo sobre mi, causandome nervios.

Todas ocaciones en las que nos encontramos, siempre era por alguna pelea. Causualmente todos causadas por mi culpa.

- Estoy apenada, pensarás que soy un imán de problemas y comprenderá si ya no quieres hablar conmigo.

- No puedo hablar con alguien que no me mira a la cara- Se quejo.

Un silencio incómodo se formó, logrando aumentas aún más mis nervios. Después de lo que parecieron horas, escuche un suspiro de su parte.

- Tenías razón al decir que eras muy bajita- Su tono burlesco me tento a mirarlo.

- Te lo dije. -

- Pensé que exageradas al respecto, pero vaya que no. - Su risa inundó mis oídos.

No podía creer que tenía una conversación, cara a cara con el. Bueno casi cara a cara.

- Gracias... Creo.- De la nada mi rostro fue levantado. Y Cruze mirada con el.

- Tienes unos ojos muy bonito- Dijo sonrrojadome.

- Gracias-

Ahí lo comprendí, que lo que  tanto había esperado. Lo que envidiaba. Talvez estaba frente a mi.

El me gustaba de verdad.

- ¿Porque me miras de esa forma?- Levanto una ceja.

- Por qué eres hermoso. - Respondí automáticamente.

Segundos después me di cuenta de mis palabras.

- Es que... Eres muy lindo... No quiero decir que no seas hermoso... Lo eres... Y también eres muy guapo. - Una sonrisa se formó en su rostro.

- Me siento halagado . Ni mi madre me dice lo hermoso que soy. Pero agradezco tu comentario.

De nuevo la vergüenza regreso a mi. Todo lo que salía de mi boca, sonaba a una estupidez.

- Estoy sonando como una tonta. -

- No lo haces, suena como alguien que dice lo que piensa, y eso me agrada. -

- ¿Encerio?

- Claro. Hoy en día, nadie dice lo que en verdad está pensando. - Continuo- Es bueno que tú seas solo tu.

Si me encontraba emocionada, logro emocionarme más.

Quizás tenga una oportunidad después de todo.

- ¿Cómo estás? - Una pregunta de lo más normal y no tenía respuesta alguna.

- Bien... Creo. - titubee.

-¿Porque armando te acosaba?- Entonces la felicidad y emoción se acabo.

Tendría que decirle la verdad. Que estábamos tratandonos, aún cuando el tenía novia.

¿Que pensara de mi?

- El... estaba enojado por mi rechazó.

Arrugó más cejas, su expresión se mantuvo sería durante un rato. Y los nervios me mataban por dentro. Y evitarlo no causaba ningún problema.

- ¿Te gusta? O ¿Te gustaba? -

Nerviosa mira la punta de mis pies. Darle detalles no era importante.

- No- Respondí intentado parecer segura.

- En ese caso, el no se te volverá acercar.- Aseguro - Hablaré con el. Le haré entender que...-

- No es necesario - Lo corte de inmediato. - Prefiero no estar envuelta en problemas que no tiene caso.

La picazón en mi cuello apareció de nuevo, con disimulo cambie el tema.

- ¿Cómo estás? -

- Bien. Supongo que tú si eres la Noe correcta. - Bromeó.

El es varios centímetros más aque yo. Por lo que tengo que alzar la vista, para poder ver su rostro.

- Eres muy hermoso- Dije embobada.

Su sonrisa me hizo dar cuenta que la tremenda cosa que dije.

- Gracias, ni mi madre me lo dice, pero gracias.-

Sus palabras me confirmaron lo tonta que me escuche, sin embargo me sentía bien a su lado.

-¿Cuéntame algo sobre ti? -

¿Algo sobre mi? Que soy una torpe con una vida que se derrumba.

- No se qué decirte. Mejor pregunta lo que quieras.

Las personas que pasaban por los alrededores nos miraban curiosos. Y los comprendía, un tipo como el, hablando con alguien como yo.

Sin embargo, un momento en la vida, ignorar a todos se volvió tan fácil. Olvidando las miradas y murmullos de todos.

- ¿Cuando cumples años? - Algo sencillo de responder.

- 21 de agosto. -

- ¿Edad? -

- 15 años. - Abrió los ojos como plato. Provocandome risa.

- Esto es ilegal, no debería estar hablando contigo. Podría ir a la cárcel. - Bromeó



#34044 en Novela romántica
#5589 en Chick lit

En el texto hay: dolor, , mentiras dulces

Editado: 27.11.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.