Mentiras En Tus Verdades

*Capítulo Cuatro.

°UNA RAZÓN°

 

Jasmine estaba entrando en pánico, le daba mucho pavor estar encerrada, su cuerpo temblaba mientras lloraba y golpeaba la puerta al mismo tiempo, pero nadie venía a rescatarla.

- Nunca debí de confiar en estas personas- Se dijo a sí misma, mientras deslizaba su espalda por la puerta hasta quedar sentada en el suelo.

Ya no tenia fuerzas, llevaba unos cuantos minutos ahí, pero su fobia era quedar encerrada aunque sea un minuto, en sus ojos parecían que las paredes se reducían, dejándole sin salida, pero nada de eso pasaba en la realidad, sólo era su mente que la aterraba.

Cerró los ojos «Esto no es real» se decía repetidas veces, pero ella misma no se creía.

*

Lady Estela salió cuando vio el carruaje acercarse, esperó a que lleguen, Harvey todo eso le resultaba muy extraño en su tía, ella era quien se quedaba en su habitación a preferir recibir personas y mucho menos doctores, se acercó a su tía y dirigió sus ojos por donde lady Estela veía ¿Qué tenía de especial ese carruaje?

- Tía...

La dama agarró el brazo de su sobrino, impidiendo que avance sin antes decirle algo. Sin estar de frente, se dirigió a él de una forma gélida.

- Harvey, sobrino mío, hazme un favor cuando lleguen las personas de ese carruaje- Empezó.

Harvey arrugo la frente al no poder entender ese pedido.

- ¿Qué quieres decir?

- No vas a decir nada y deja que ellos entren a la casa, quisiera hablarles de algo muy importante, quiero acabar de buena vez un asunto- Ordenó.

Harvey no entendió muy bien lo que ocurría, pero dejó de preguntarse y confiar que su tía haga algo del asunto que seguramente no tenia nada que ver. Dio vuelta en sus pasos y quiso regresar adentro, pero una vez más su tía lo detuvo.

- Algo más- Acotó Estela- Si, esas personas nos preguntan si a ocurrido un suceso extraño, no menciones a la muchacha que llegó hace días, deja que de ella me encargué yo.

La situación se convirtió más peculiar, en ese momento el carruaje susodicho llegó y de ahí descendió dos señoras, con su vestimenta de clase media pero encima dos capas cafes las cubrían, se acercaron a ellos.

— Disculpe las molestias Lady Farrel y Lord Sheffield— Dijeron las mujeres con educación.

— ¿Qué les trae por mi residencia?— Contestó Estela.

— Lo que quisiera hablar con usted es algo discreto...

— Entiendo, pasemos por favor— Estela se dirigió adentro, guiando a las personas hacia su sala de té.

Cuando llegaron a la sala, Harvey se quedó un momento para poder escuchar el asunto que le interesaba a su tía, las mujeres recién llegadas se miraron entre sí para empezar a hablar.

—Como es de su conocimiento, a unos kilómetros de aquí se establece un hospital tanto para pacientes con tuberculosis y recientemente también para personas con... problemas mentales— La señora se aclaró la garganta, mientras quería proseguir,—No es que tengamos problemas para controlar a los pacientes pero...

—Vaya al grano— Presionó Estela.

—Lo qué queremos preguntar es ¿Si vieron a una muchacha joven, muy pálida y ojos grises pasar por sus tierras o han tenido noticias de alguien así?— La otra señora se apuró a preguntar.

Los ojos de Harvey demostraron sorpresa, estaba interesado en esa supuesta chica que estaban buscando, que irónico se parecía la descripción a la muchacha quien había ayudado. Esa descripción le tomaba a Liliana en primer lugar.

—¿Qué la hace ser buscada?—Interrogó inmediatamente, inclinando su espalda hacia delante, apoyando sus codos en sus rodillas.

—Es que...—La primera señora regordete quiso hablar, pero parecía que tenía un problema en la garganta que provocaba que no respire bien.

La señora se quitó la bufanda que tenía e hizo ver un vendaje en una herida que mostraba un poco de sangre en el.

La segunda mujer retomó la respuesta,—Es a esto lo que nos referimos, esa muchacha quiso agredir a su cuidadora con un clavo, pero sólo provocó heridas superficiales. Tememos que haga algo más grave a personas cuando se escapó, ella es alguien que está mal de la cabeza...

—¿Quiere decir que la chica es un peligro? ¿Por qué está loca?—Se mostró preocupado Harvey y la mujer lo afirmó con la cabeza. Giró su rostro en dirección a su tía queriendo saber que era lo qué ocurría, por que estaba seguro que ella sabía algo.

—¿Vieron a alguien así?—Siguió interrogando la segunda mujer.

Estela se había mantenido gélida mientras se desarrollaba la conversación, pero por dentro quería que esto valiera la pena, que sus suposiciones referente a esa chica que llegó ayer sean verdades, por que si no lo fueran y se equivocaba se arrepentiria por el resto de su vida.

Estela quiso intervenir,—No, no...

Pero un gran estruendo fuera de la habitación les llamó su atención. Pronto Harvey salió para ver lo que ocurría.

*

Jazmín lanzó un espejo de mano hacia la ventana más cercana haciéndola trizas al instante, después se escuchó que entraron a la habitación, no esperó que su plan había funcionado, aprovechó esa oportunidad.

—¡Señorita! ¿Está bien?—Se preocupó el mayordomo que había entrado.

Jasmine agarró lo más cercano que encontró, un libro que había en una mesita y lo lanzó hacia el hombre, quien cubrió su rostro con sus brazos y Jasmine salió por su lado. Escapando.

Tenía ansiedad y un ataque de pánico. Corrió por los pasillos desiertos desesperada por encontrar la salida, hasta que encontró las escaleras y frente a ella estaba la salida. Los gritos de los criados se hicieron ecos queriendo atraparla, pero Jasmine intento bajar lo más rápido que podía, un criado la había alcanzado y queriendo agarrar a la muchacha del brazo, esta se resbaló, perdiendo el equilibrio y calló por las escaleras hasta el final, lo último que vio fue como una puerta lejana a la escalera se abría, de los pasillos alado de la puerta principal, donde corrieron a ayudarla fue Harvey.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.