Mentiras En Tus Verdades

*Capítulo Cinco.

°SI TIENES PIEDAD°

El reloj de la mansión marcaba las seis y media cuando Harvey descendió por la escalera principal. Iba impecablemente vestido, con un abrigo oscuro, camisa almidonada, el cabello levemente peinado. Su expresión, sin embargo, era la que más imponía: gélida, impenetrable como una fortaleza. Había dejado al joven con rostro amable tras la puerta de su oficina… ahora, era el Duque Von Baden, señor de esas tierras y con poder suficiente para oprimir también a seres inescrupulosos que no merecían consideración.

Esta vez, no venía a salvar. Venía a sentenciar según su confirmación.

—Guíenlas a la sala este. La pequeña. No quiero exhibiciones públicas —ordenó a Loreta con voz baja.

No había muchas cosas que lo conmovian más que las victimas de la crueldad inhumana, había visto varios casos, cuando los culpables eran claros, no tenía piedad con ellos, porque por las victimas, sabia que si no dejaba caer el peso puro sin contemplacion, logrando quebrantar ese mismo espirito que tuvo el valor y orgullo de cometer sus mismos actos sin temer castigo, el sufrimiento de las victimas no tendría sentido, seria un rechazo y desinteres a su dolor. Aunque si se detenia a pensarlo, esta era la primera vez que se volvia tan cercano a la victima.

Y eso perturbaba más su urgencia por ver a las personas que lo esperaban.

Estaba decidido a llegar al fondo de ello. Y si frente a él se presentaban los rostros de quienes le habían causado ese estado a Liliana, no habría contemplaciones.

Entró a la sala este con la calma de quien conoce bien su poder. Allí estaban ellas, dos mujeres vestidas con ropas humildes, pero no descuidadas. Una más regordeta, con el rostro sonrojado, que se retorcia las mangas con nervisismo, la otra, más delgada, con gestos nerviosos y la voz fingida por un intento de reflejar formalidad. Ambas lo miraron con un destello de reconocimiento...y codicia.

Ambas se levantaron con prontitud y falsa humildad cuando lo vieron entrar.

—¡Su Excelencia! Qué honor conocerle por fin —dijo la más baja, la de cabello rubio rizado y mejillas enrojecidas. Su vestido chillaba por las costuras.

—Habíamos escuchado tanto de usted, mi señor. ¡Qué imponente su castillo! Qué jardines tan cuidados… y los sirvientes, tan eficientes —añadió la otra, con un mohín coquetón. Jugó con los botones de su abrigo raído.

Harvey no respondió.

Solo caminó hacia el centro de la sala con movimientos contenidos, elegantes, dominando el espacio y obviando sus existencias como si nada. Se sentó con calma sobre el sillon de terciopelo, cruzó una pierna, y con una mirada fugaz las evaluó de pies a cabeza: piel sana, sin callos ni marcas en las manos, ojos vivos y algo codiciosos. Todo en ellas gritaba comodidad.

Ellas intentaron imitarlo, moviéndose para tomar asiento, pero la voz de Harvey las detuvo:

—No les he concedido sentarse.

Ambas se quedaron paralizadas, torpes, con una sonrisa congelada en los labios, se quedaron de pie, incómodas.

—Deseo que sea breve su visita—añadió Harvey con tono bajo, cortante como filo de cristal amenazante—. Tengo poco tiempo, y ninguna paciencia para las adulaciones. ¿Qué asunto las trae aquí?

La mujer más baja se adelantó.

—Bueno, verá... nosotras...—nerviosa por el trato, tartamudeo, no supo cómo comenzar.

La expresión de Harvey se endurecio más.

—Sea clara, por favor, aprenda a hablar.

La otra mujer delgada, viendo la impaciencia de Harvey, se apresuró hablar por ella.

—Se trata de una situación muy delicada. Verá, mi señor, somos tías de una muchacha. Una sobrina.

—¿Qué pasa con su sobrina?—dijo Harvey aburrido, cruzando los brazos.

—Es, es que se ha escapado de nuestra custodia hace ya varios días—aparento un tono angustiado— Estamos extremadamente preocupadas porque nuestra sobrina es... una chica inestable. Y por eso estamos desesperadas por encontrarla.

Harvey arqueó una ceja, sin interrumpir. Pero sus ojos recorrían cada tic nervioso, cada respiración entrecortada, como se miraban una a la otra . No las veía como mujeres preocupadas, sino como perícas hablando un discurso ensayado con emociones baratas.

—¿Cómo es que la perdieron? —preguntó, entornando la mirada.

—Nos ataco —respondió la más baja—. Como mi hermana dijo, nuestra sobrina es inestable, es... peligrosa.

—¿De qué manera lo hizo? Yo las veo más que bien paradas e ilesas.

La mujer baja se sobresalto, exagerando su victimizada expresión.

—Oh, no, no. Es terrible. Mire usted esto —se bajó un poco el cuello del vestido, dejando ver una herida con una gasa, pequeña, en medio de piel blanca sin mancha cerca de la clavicula, se notaba que no era una herdida con profundidad—. Esto me lo hizo cuando escapó ¡Con un cuchillo! ¡Fue aterrador! Pero logramos salvarnos por poco.

Por un instante, el ceño de Harvey se frunció. Ver esa minuscula herida y preguntarse a la vez.

¿Una joven tan delgada como Liliana… atacando con furia tal?

No negó esa posibilidad de inmediato. No era tonto.Más que eso, la diferencia le remordía. No porque creyera en esa historia, sino porque recordaba bien lo que Loreta le contó el día que encontró a Liliana: las cicatrices de Jasmine no era pequeñas ni tampoco pocas, cicatrices y moretones que era antiguas y recientes, demostrando una tortura constante. De repetición. De alguien que había vivido demasiado tiempo encerrada en un ciclo abusivo.

El informe de Loreta no terminaba ahí, el daño psicologico también estaba arraigado en Liliana, en la forma en que temblaba con el sonido de puerta cerradas, sus emociones desbordantes recientemente y sobretodo, las palabras que le habia dicho minutos antes.

"Ellos van a matarme"

Solo recién demostró su preocupació. Eso era significativo. Desde que Lilian recobró la conciencia, aunque su cuerpo estaba maltratado y estaba recuperandose, Lilian no se quejo y se victimizo ni una sola vez como lo hace la mujer frente a él ahora mismo. Lilian tenia el derecho de llorar y gritar, pero no lo hizo y esta mujer se quejaba como si fuera a morir por una, solo una pequeña herida.



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En el texto hay: misterio y drama, amor de epoca

Editado: 19.07.2025

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