°VENENO°
—Vayan cargando los baules al carruaje por favor— Pidió Harvey a su ayuda recámara, mientras se iba poniendo los guantes de cuero.
El día apenas comenzaba y el cielo se pintaba de celeste. Desde ayer no quiso ver a su tía, menos a Liliana, en ese momento le disgustaba pensar en ella. Para relajar su temperamento, él planeaba cabalgar, pero para eso necesitaba portar un arma como siempre lo hacía, por que era sabido que el peligro se había incrementado alrededor de sus tierras. Antes el obstáculo para llegar a su arma era entrar a su habitación, donde aún se mantenía Liliana. Aún era de madrugada suponiendo que podía entrar sin que la visita no deseada se despertará.
Abrió la puerta con cuidado, sin hacer demasiado ruido, entró dando pasos sigiloso, viendo con precaución como en su cama el cuerpo de la muchacha descansaba, pero raramente se empezaba a mover demasiado. Harvey le resto importancia, y camino hacia el baúl que reposaba en una esquina, lo abrió y en un escondite dentro de este saco lo que buscaba. Se puso de pie e iba de regreso, pero lo detuvo cuando Liliana empezaba a decir un par de palabras dormida.
—No, por favor— Jasmine seguía dormida, pero en su sueño el pasado la atormentaba— Yo no estoy loca ¡Madre! ¡Por favor no me dejes! ¡Por favor, te lo ruego!
Harvey no sabía que hacer, veía a Liliana teniendo una pesadilla y estaba empezando a gritar y pensó que alguien podría venir y no sería una buena escena si él aún estaba presente. Se acercó y la movió levemente, llamadola.
—Liliana, Liliana, despierta— Le decía mientras la agitaba de los hombros.
—¡Déjenme! ¡Se equivocan! ¡Mi madre se quiere deshacer de mi!—Gritaba aún más fuerte, acompañado de un llanto desolador.
—¡Liliana!— Harvey gritó y entonces la chica despertó, con lágrimas en los ojos, encontrándose a la persona menos esperada.
Jasmine se dejó llevar por las lágrimas y no le dio importancia cuando lo hacía frente a Lord Greyhound. El hombre frente a ella intento tocar su hombro para consolarla, pero se retractó rápidamente.
—Quiero estar sola, por favor— Dijo Liliana con una voz casi inaudible.
Harvey se puso de pie y salió de esa habitación rápidamente, dejando a esa joven llorar sin consuelo. ¿Pero qué quería decir con lo que decía en sus sueños? ¿Acaso problemas con su madre? Soltó un bufido y no quiso pensar en eso.
Fue a alistarse lo que le faltaba. Caminaba por los pasillo con paso decidido, hasta que una mano agarró su brazo y lo detuvo. Giro su rostro y vio a Liliana, cambiada con su vestido del día anterior y una capa negra sobre ella.
—Lo siento— Jasmine atrajo sus manos en su vientre, avergonzada, bajando la mirada—Y gracias por...
No lo pudo decir, pero Harvey comprendió lo que quería agradecer. Apartó la mano que le detenía y quiso seguir, pero la muchacha lo siguió, buscando hablar.
—¿Qué?
Los ojos grises de Jasmine encontró los verdes de él, diciendo mil palabras con ellos.
—Ayúdame a escapar, por favor— Lo que le pidió fue por último lo que pensó— Note que tu no me quieres aquí y yo no lo quiero al igual que tú.
Harvey arrugo la frente, no encontrando sentido cuando no se le había tratado mal.
—¿No notaste que se lo deberías pedir a mi tía eso?— Le dijo con molestia.
—Ella no me dejará ir.
—¿Y me puedes decir por qué? ¿Qué tienes tú que le interesa tanto?—Dio un paso hacia ella, intimidante.
Jasmine evitó mirarle a los ojos,— Y-yo no sé la razón.
—¿Entonces por que no te quedas a averiguarlo? Ya creo que le agradas ¿Acaso eso no es lo que buscan chicas con tú? Alguien quién les proteja y mantenga y mejor cuando se trata de la principal duquesa de Londres, hermana de la reina— La acusó sin descaro, sin guardarse una palabra de lo que se venía guardando desde que empezó a quedarse y ser defendida por su tía.
Liliana se ofendió en gran manera que la acusara por esas razones y fue impulsiva cuando le quiso empujar.
—¡Eso no es cierto! Yo no vine por que quise, tampoco me quedé por gusto, sino que ¡Estoy intentado buscar a mi mejor amigo! Pero tu tía me encerró cuando intente irme— Se defendió, respirando al final de una forma pesada por haber gritado.
Jasmine se sentía tan deprimida, el sueño que tuvo parecía real, la sonrisa de su madre, no había piedad, parecía otra persona. Su realidad no era favorable, se encontraba sola en el mundo y era difícil aceptarlo. Aún cuando el hombre frente a ella no quería ayudarla.
Harvey dio un suspiró pesado y pasó su mano por su cabello. Era difícil aceptar que tenía bastante curiosidad sobre la chica frente a él y después de escuchar a Liliana dormida, creía que había mentiras en sus verdades que decía, el misterio que había mantenido desde que llegó. Decidió darle una última oportunidad. Después de que lo quiso empujar y gritó que se equivocaba en ella, por que ahora notaba que lo que decía era verdad.
—Sé sincera conmigo ¿Qué ocurrió para que te mandaran a un hospital para personas dementes?
Liliana lo miró, sin saber que decir.
—¿C-como sabes eso?...— Se retractó al principio.
—Señorita Herrero, dejé de mentir ¿Quieres que te ayudé? Entonces dime la maldita verdad— Pidió Harvey, sin paciencia— Ayer vinieron dos mujeres buscándote, lo sé de la forma en la que te describen, dijeron que te escapaste y atacaste a una persona, además de que estas loca. Ahora ¿Me dirás la verdad o seguirás mintiendo?
Entonces Jasmine se dio cuenta que no podía salvar más ninguna palabra que diga, nada que no sea verdad. Pero se alivio de que Harvey aún no sabía de donde provenía, eso todavía quedaba duda en él.
—La mayor parte de lo que me dice es verdad y lo acepto, pero no cuando me califican como si estuviera loca.
—¿Qué más?— Presionó Harvey sin piedad— ¿Es cierto que atacó a una persona por estar loca?