°¿UNA OPCIÓN?°
Jasmine ocultó rápidamente la nota debajo de su almohada cuando su doncella iba entrando. Se limitó cambiarse de ropa y luego a meterse en la cama, pero no consiguió descansar. Su doncella había desaparecido y perdió la noción del tiempo con la mirada perdida, sin pensar en nada en realidad. Ignorar los problemas era lo mejor que podía hacer.
—Veo que no pierde el tiempo— Una voz la sobresalto— ¿Piensa quedarse ahí todo el tiempo?
Provocando que de un respingo y se sentará en la cama, encontrándose con lady Estela, parada a un lado de esta. Como siempre con ella, su expresión fue cortante como el hielo.
—Sólo intentaba descansar— Jasmine fue sumisa.
—¿Tienes las fuerzas para caminar y comer o tengo que obligarte?
—No es necesario preguntar eso, tengo la capacidad de hacer ambas cosas.
—Bien, póngase presentable y venga a almorzar conmigo— La ordenó, mientras salía de la habitación.
En pocos segundos Thara vino a ayudarla, con el corset y un peinado simple. Bajó las escaleras y fue hacia el comedor donde la única persona que la esperaba era Estela. Harvey había tenido que salir por algunos trámites que tenía que estar presente. Jasmine se quedó parada, quieta, sin saber que hacer. Parecía que cualquier movimiento le iba a enfurecer a la mujer presente.
—Siéntate y come— Le dijo lady Estela, sin quitar sus ojos de su sopa y proseguir a meter la cuchara con sopa a su boca.
Jasmine acató el mandato sin rechistar, esa mujer era temible y no quería conocer su carácter si llegaba a ser rebelde delante de ella. Estando sentadas frente a frente. Jasmine presentía que no iba a salir algo bueno de esto, al menos en esto nadie podía salvarla, Harvey había desaparecido en mal momento. El almuerzo iba acabando y con ello el tiempo para una nueva orden. Eso era seguro.
—Mi sobrino quiso dejarte libre ¿Cómo es eso posible?— Estela se rió sin ganas— Dejándote caminar sola, ya sin ninguna vigilancia ¿Y sabes qué? Creo que tiene razón.
Escuchar eso le interesó a Liliana quien levantó los ojos con un brillo de esperanza.
—¿Me dejaran libre?
—No, claro que no— Estela se levantó de su silla y rodeó la mesa hasta llegar a Liliana— Estar encerrada, sin hacer nada ¿Te debes de sentir frustrada, verdad?
—Si.
—Entonces llegue a la conclusión de hacerte hacer algo, con libertad, claro. Pero aún no te irás querida, aún no.
—¿A que se refiere?— Pregunto confusa.
—¡Serás mi doncella!— Dijo Estela como si se tratara de una gran notícia, lo contrario como reaccionó Jasmine— Así te tendré cerca, a mi servicio, estarás corriendo de arriba a abajo, ya no te quejaras de no hacer nada ¿No te alegra? Pero claro, ya no serás tratada como antes, rechazaste las comodidad que te ofrecía. Desde ahora vivieras como una criada más.
— Pero...
— Nada querida, Thara te enseñará tus obligaciones— Se dirigió lejos, hacia la salida y con voz cantarina se despidió de Jasmine— ¡Adiós!
Para Jasmine no era el hecho de trabajar, supuso que en algún momento de su vida y en el mundo tenía que hacer algo para sobrevivir y tarde o temprano iba a trabajar, pero sólo no entendía por qué no sólo la dejaban ir. Frustración, desesperación y estrés eran tres temas muy diferentes, pero dolorosas vivirlas todas en el mismo tiempo. Jasmine miró a un lado del comedor donde Thara la esperaba, se levantó y fue con ella de forma silenciosa.
—Compartiremos habitación ¿Te parece bien?— Pregunto Thara, queriendo matar ese silencio tan arrollador que se sentía en el ambiente.
—Si, para mi esta bien pero... ¿Cuáles serán mis obligaciones? ¿Qué es lo que hace una doncella?
Para Thara era raro explicar eso a quien era antes su señorita, pero tenía que responder y dudaba mucho de que se acostumbre a verla haciendo lo mismo que ella.
—Bueno, señorita Herrera...
—Dime Liliana, ahora somos compañeras ¿No lo crees? Thara, sería raro.
—Se hace todo lo que necesite nuestra lady, como preparar su baño, llevar el té, limpiar la habitación, ayudarla a vestir y también peinar, acomodar los vestidos, acompañarla en los paseos, sostener sus cosas. Todo para que nuestra señora se sienta cómoda— Le explicó de una forma tan rápida que Jasmine casi no la pudo entender.
Ya en su nuevo cuarto, se cambio a un vestido más simple y devolvió el fino, con su mandil blanco y también su cofia del mismo color, se dispuso a trabajar. Intentaba hacer todo lo que Thara hacia y cuando la tarea era limpiar una mancha de la alfombra favorita de Estela, fue lo más complicado que pudo hacer, además de subir baldes de agua caliente a la habitación de Estela para que su lady se de un baño, desde ese día se dio cuenta que sus manos ya no eran las mismas, tenían rasguños y estaban lastimadas. En cambio Estela la veía trabajar y no se podía sentir más preocupada por el cansancio que notaba en Liliana, a veces se ponía a pensar que tal vez su idea de venganza no era la adecuada, pero era algo de lo cual era necesario para obtener un poco de justicia hasta llegar al «pez gordo».
—Estoy cansada ¿Todos los días es así?—Decía Jasmine mientras se acostaba en su lecho al igual de Thara.
Jasmine por primera vez había experimentado esforzarse por tener un pan en la boca, las piernas, sus manos y su espalda estaban adoloridos al ser la primera vez que se sobre pedía y se ponía a trabajar. Ahora si pensaba que era difícil ser doncella y ya no ser la mimada o quien es servida, en ese punto de su vida los papeles se habían invertido en gran manera.
—¿Te puedo preguntar algo? Liliana—Se levanto Thara y la miro con curiosidad.
—Si, dime.
—¿Por que lady Estela te trato como una invitada al principio y luego te mando a ser su doncella?
Jasmine suspiro y se tapo hasta los hombros con su manta,— Yo... realmente no lo se.
Thara no quiso preguntar nada mas, notaba que su compañera era demasiado misteriosa, pero veía que algo tramaban sus señores con esa muchacha. También era un hecho que no quería indagar en ese tema. Se acomodo y cerro los ojos y como Jasmine, dejaron descansar su cuerpo ya que mañana seria lo mismo o peor que recibirían.