Mentiras En Tus Verdades

*Capítulo Trece.

°EL ATAQUE°
 


—Niña ¿Sabes donde está mi doncella?— Pregunto Estela a una criada mientras pasaba por el pasillo.

—No milady— Se disculpó, después continuó con su camino, llevando una bandeja.

Estela siguió buscando, quería que su sobrino le diera una explicación después que se enteró del escándalo que formó parte, pero después de eso nadie sabe donde se metió.

Buscaba en cada habitación del pasillo, con la fiesta al otro lado, hasta que entró a la biblioteca del fondo, donde no paseaba ningún alma. Abrió la puerta y no sé espero con la escena que se encontró.

En el largo sillón que había en el lugar estaba Harvey dormido sobre el respaldo, con una Jasmine apoyando su cabeza en su regazo de la misma manera. Dormidos.

Se tapó la boca por la impresión ¿Acaso son cercanos? ¿Harvey recordó a esa muchacha? ¿Qué clase de relación tendrán? Se cuestionó mientras salía y cerraba la puerta de la habitación. Pero determinó que esto no iba a quedarse así. Esto ponía en peligro su plan.

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El sol salía triunfante y se reflejaba por medio de la ventana. Harvey se despertó adolorido y por un breve segundo se sintió desconcertado al ver a Jasmine echada en su regazo pero a su mente le vinieron los recuerdos de la anterior noche.

Mi verdadero nombre es Jasmine...

—Estoy siendo amenazada por un desconocido...

—El mismo pasado basura...

Esas palabras resaltaron en su memoria, se determinó que más tarde iba a hablar con ella, pero no ahora que seguro iba a despertar con síntomas después de una noche de copas.

Dirigió sus ojos verdes hacia la muchacha que dormía pacífica, como si nada la atormentara, a decir verdad nunca pensó que ella pasará por algo serio, siempre se decía que estaba molesta por estar encerrada, pero que algo más le mantenía temerosa le hizo resaltar su enojó, aún más sabiendo ahora el pasado que tenía. Después de todo no eran tan diferentes. La vida fue cruel con ellos y si tenía el poder de evitar una tragedia más en la vida de ella, haría todo lo posible.

—Jasmine, Jasmine— La intento despertar, moviendo un poco el hombro de esta— Despierta, vamos.

—¿Hummm?— Empezaba a volver la realidad, en su sueño se presentaba Evan, llamándola, pero entonces todo se desvaneció y sintió a Harvey.

—Jasmine— Siguió, cuando de repente la dama abrió los ojos, cómoda, pero al encontrarse con la cara del conde la sobresalto.

¿Qué es lo que ocurre? ¿Por qué Harvey estaba en su habitación, tan cerca? Las preguntas surgían rápidamente en su cabeza.

Se sentó de repente y vio a su alrededor, eso no era su cuarto ¿Cómo llegó aquí? ¿Por qué Harvey estaba con ella?

—¿Qué fue lo que ocurrió? ¿Por qué usted está aquí?...— Se empezó a asustar de lo que pudo resultar la anterior noche.

—No pasó nada— Harvey la intento calmar, pero Jasmine se puso de pie, alejado de él.

—¡No se acerqué!— Gritó cuando vio que se levantaba también.

Harvey para no incomodarla más le hizo caso, alzando las manos en signo de paz. Jasmine se calmó un poco y decidió preguntar.

—¿Qué pasó? Yo sólo recuerdo estar en la fiesta y echarle vino a lady Carrel ¿Por qué estamos aquí?

—Primero, siéntate y digo lo que pasó.

—¿Hice algo malo? ¿Usted no me hizo nada, verdad?— Se sentó en el sillón al otro lado de la biblioteca. Su mente no quería recordar y no confiaba mucho en su criterio ni en de los que la rodean, temía lo peor.

—No, Jasmine...

La mujer se asustó como la llamó y eso sólo podía explicar una sola cosa. Se pegó la frente por la estupidez que tal vez hizo. Y una imagen borrosa surgió en sus recuerdos, una pista con certeza de haberle dicho su nombre verdadero.

—Maldita sea, se suponía que no debía saber mi nombre... ¿Qué más sabe? ¿Qué fue lo que hice?

—Jasmine, calmate, solo me contaste un poco de tu pasado y lo que te ocurre...

—¡¿QUÉ?!— Su pasado tenía que ver con sus padres, no quería saber que dijo toda la verdad y aún peor que aya dicho el nombre de sus progenitores—Piensa devolverme otra vez ¿Verdad? ya sabe de quienes provengo y...

—No mencionó nombres— Aclaró Harvey al ver con Jasmine empezaba a entrar en desesperación— ¿Por qué? ¿Debo saber algo más de usted?

Un alivio lleno el pecho de Liliana al saber eso,— No, prosiga.

—Como le decía, me dijo un poco de su pasado y— Pauso un breve momento— ¿Por qué no pidió ayuda si alguien la esta amenazando por medio de notas?

Los ojos grises de Jasmine parecía que iban a salir de sus órbitas, parecía que se delató ella misma la anterior noche, nadie más sabía de lo que le pasaba, esa era su única respuesta. Abrió la boca para hablar, pero no salía palabra alguna.

Harvey supo que la había atrapado en su propio secreto, así que se levantó y se acercó a Jasmine. Esta al verlo negó con la cabeza, pensando que la regañaria, pero sólo ese leve movimiento le dolió la cabeza.

—Hay—Se quejó cuando el dolor empezaba a ser punzante— Duele.

Harvey se colocó de cuclillas frente a ella y la miró burlón por que sabía la causa de su dolor. Aligerando las sospechas de Jasmine.

—Le iba a decir mi plan, pero ahora que se queja le explicaré por qué. Usted tomó cuatro copas de vino que la emborracho y calló dormida con sus penas, esto son los dolores comunes después de tomar o más conocido como: resaca—Dijo en forma suave.

—Ahora... hay, no importa, quiero saber lo que planea ¿Acaso piensa echarme?— Decía Jasmine mientras masajeaba sus cienes, ahora eso era lo más importante para ella.

—Dejé que me encargué de eso, pero ahora le daré un remedio para su dolor— Resumió mientras la invito a ponerse de pie.

Con dificultad Jasmine se puso de pie y siguió al Conde, salieron al pasillo y se dirigían a su habitación. Aún era temprano, pero el personal ya estaban despiertos y fuera de sus habitaciones, a si que no sería difícil que Jasmine descansará un poco. Cuando llegaron y Harvey abrió la puerta... No sé espero lo que encontró.




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