Mentiras En Tus Verdades

*Capítulo Diecisiete.

—¡No!— Se negó Jasmine escapando dentro de la habitación— Ese vestido es demasiado escotado, Karina, no me pondré eso.

—¿Pero que dices? Es perfecto para ti— Insistió lady Tharner.

—No— Se negó de nuevo.

—Está bien, me tienes buscando un vestido perfecto por aquí por toda la tarde y te niegas a la última opción que tengo para ti— Karina hizo un puchero, sentándose en el borde de la cama, acción que hizo sentir remordimiento a Jasmine— ¿Te pondrías el vestido por mi?

—Yo...— Veía a la chica y se sentía mal consigo misma, era un mujer muy sensible y lo reconocía— Está bien.

—¡Si!— Cambio rápidamente de expresión la castaña— Ven, pronto el baile comenzará.

Así fue que Jasmine tuvo por primera vez una intensa sesión de belleza y vestimenta, Karina era habilidosa haciendo ver hermosas a las personas. En unas horas Jasmine estaba irreconocible, con un vestido de rosa palo, que tenía bordados haciéndola parecer valiosa, más la espalda descubierta que le daba un toque de sensualidad.

—Perfecto— Terminó Karina, poniendo a Jasmine frente al espejo para que se vea.

—¿En serio es adecuado lucir así?

—¿Qué? Pues claro que es adecuado lucir hermosa, toda dama tiene derecho a verse así— Alentó Karina.

Jasmine estaba fascinada, verse por primera vez como una mujer y no como una niña era un desarrollo de ella misma y se preguntó si esto podía ser su vida. Pero entonces sus fantasías cayeron cuando recordó que primero tenía que resolver el misterio que la rodeaba.

Días antes ya había quedado con Karina y Harvey formar parte del plan para encontrar al hombre quien la persigue, no sabía si iba a resultar pero lady Tharner aseguraba que si. Sólo que faltaba dos semanas enteras para que empiecen las apuestas ya que era fin de mes y el salario de varias personas era pagado, teniendo en cuenta que era la oportunidad de muchos ellos para perder y apostar ese dinero.

—Karina— Le llamó mientras jugaba con sus manos un tanto nerviosa— ¿Crees que me este vigilando ahora?— Se refería a quien la perseguía, era un idea demasiada fea para imaginar y un tanto oscuro.

La castaña volteó a verla con un ceño fruncido, algunas veces olvidaba que Jasmine aún no entendía como era la perversidad y la obsesión que un hombre puede tener. Lo había pensado y si, había notado más de una vez que alguien se escondía en los arbustos cuando su amiga estaba en Alemania, pero también sospechaba que también había gente infiltrada para vigilar a Jasmine más de cerca y luego ir a dar esa información a quien tenía la idea de matar con la mujer. No quería ser tan brusca en soltar esa verdad a alguien que era demasiada inocente y sensible como Jasmine. Así que, se preparó para dar una respuesta un poco más «dulce».

—De hecho si, pero estando conmigo no te pasará nada— Era increíble que eso era ser dulce para ella, resultaba demandante, pero así era ella, entendió que Jasmine era todavía más sensible ya que le dio una expresión que demostraba miedo y angustia «Tenías que ser Karina» se reprochó ella misma, tenía que arreglarlo— Ya que me crié con mi hermano, se como defenderme a golpes, como esa cultura del Norte que tienen ojos rasgados, así que no le temas a nada ¿Vale?

Jasmine no entendió del todo, pero se limitó a confiar, ya que tampoco tenía opción a más si no quería volverse loca en realidad.

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—Cuando veo esa clase de señorita entrar, pienso que deben de estar escribiendo una historia de su vida— Decía Karina, viendo junto a ella la entrada de la fiesta, donde una señorita entraba con un vestido rojo y sólo con eso llamaba mucho la atención, más también que era bonita, todos los ojos estaban puestos en esa persona— Cada vez que leo libros de romance, la protagonista siempre tienen esa entrada... ahora sólo falta que encuentre su amor de su vida al salir por «aire fresco» a un balcón y se encuentré al hombre más lindo y codiciado de todo el mundo, odiandolo al principio pero al final termina enamorada.

Jasmine notó que desde el principio su amiga era demasiada soñadora y a la vez tenía los pies bien puestos en la tierra, era una combinación perfecta que llamaba la atención y sobre todo te daba ganas de inmiscuirse quien en realidad era Karina, pero no tenía demasiada confianza aún para poder preguntar cosas más personales, además apenas se habían conocido hace unas semanas.

—En verdad, leo poco— Se encogió de hombros Jasmine, dejando de mirar a la señorita con vestido rojo que estaba empezando a recibir varias invitaciones a bailar— Pero veo que tú amas leer ¿No quieres ir a un balcón y a ver si encuentras a ese hombre que dices?

—No, la historia que quiero que sea mi vida es que tenga intriga y romance, nada de clichés. Es como mi hermano siempre me dice «Karina, tienes sueños grandes y es que no te gustan los sueños chiquitos ya que ves que cualquiera los pueden conseguir, siempre quieres algo difícil e interesante, algo que casi nadie logré, excepto tú».

Esas palabras tal vez era el mismo consejo que le daría Evan si no se hubiera ido años atrás, tal vez iba estar más segura con él si se hubiera quedado. Si, veía a su amigo como un hermano y es que nunca tuvo la oportunidad de tener uno y no sabía si los tenía, sus padres hubieran podido rehacer sus vidas formando de nuevo una familia, ya con ella fuera, tal vez eran más felices.

—Buen consejo— Opinó la pelinegra.

—Como sea— Dejó Karina— ¿Eres en parte como yo o como la típica chica rebelde?

—No me gusta bordar, tampoco montar ya que no sé como hacerlo, pero...

—No me digas ¿Eres parte de las señoritas rebeldes que gustan de pelear con arcos y espadas?— La siguió la castaña cuando se dirigía a la mesa de bocadillos, sonando entusiasmada.

—No, ni que tenga padres que me lo prohíban y hagan un drama— Negó— Me gusta cocinar, en el tiempo que fui empleada aprendí mucho y combinar sabores para que sepan bien, se convirtió en mi pasión y también me gusta bailar.




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