Mentiras En Tus Verdades

*Capítulo Diecinueve.

¡Hola! Sé que me deben de estar odiando, lo sé, soy una escritora que no actualiza cuando lo dice... ¡Lo siento! En verdad que lo hago. Por eso actualizo en madrugada, tenía que dar mi último esfuerzo para ustedes que se lo merecen. Espero que les guste el capítulo. Intentaré actualizar lo más antes posible. ;)

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°LA PERSONA MENOS PENSADA°
 


—No se lo puedo decir, el cliente prefiere mantenerse en el anonimato— Dijo el hombre con traje negro, y no podía ser peor la incertidumbre para mi con esas palabras.

Cerré mis puños, contra la pared mientras veía como hablaban de más cosas, que no quisiera mencionar por como me imaginaban a mi de diferentes y asquerosas formas con ellos. Pero un ruido me hacía poner nerviosa y ese era el sonido que provocaba era el metal golpeando contra la madera. Busque con mis ojos en la habitación lo que emitía eso y encontré al hombre misterioso, qué tenía un anillo de oro, en la mano derecha, su tic de golpear ese objeto con la madera del posa brazos de su silla me crearía migraña. Pero a decir verdad, me llamo la atención ese objeto, que en su contorno tenía, si no me imaginaba cosas, un laurel negro alrededor de todo el anillo, un diseño bonito pero siniestro en esa pálida mano.

—Bien, sigan con su trabajo, que esa chica vale oro, literalmente— Les despidió el jefe a los otros dos.

¿Acaso no podía ni siquiera decirles a sus cómplices con quien trabajaba?

¡Era exasperante! Sostuve la mirada unos minutos más sobre el hombre con traje negro, después que los otros salieran de la oficina, él estaba tomando una copa de vodka, mirando por el ventanal la gran ciudad que le mostraba, parecía que se iba a quedar así por un largo y aburrido tiempo.

—Hora de irnos— Mando Karina, separándose de la pintura.

Le hice caso y me aleje para pensar un poco. Bien, pongamos lo que tenía ahora: a un desconocido que me persigue ¿La razón? Ninguna que encuentre, después tenía a otro grupo de hombres vigilando si respiro o no, quienes me secuestraran en algún momento, después estaba yo, el blanco de muchas personas y no encontraba en mi algo que llame la atención, a menos que les moleste que este viva. Toda esta noche fue un tremendo desastre de secretos y cosas nuevas. Fue todo lo que resultó está noche, solo una teoría confirmada, pero ninguna persona revelada como traicionero.

«Al parecer no vi lo que quiso el desconocido» ¿Se enojara por eso? Espero que no.

Salimos de la habitación, Karina al igual que yo, pensaba y ninguna dijo palabra alguna cuando nos dirigimos a la salida, con si eso fuera lo más monótono que hacíamos.

—Jasmine ¿Tú pudiste ver al hombre con el anillo de oro?— Así que ella también se dio cuenta de eso. Pero de acuerdo con su pregunta, negué con la cabeza.

—¿Cómo conseguimos más información?— Le pregunté, por qué entre las dos, ella parecía más experta en estos casos.

Pero hubiera nunca haber preguntado por qué la respuesta no me gustó para nada. La cual fue:

—Vamos a tener que meternos en esa oficina, tenemos que volver aquí de nuevo.

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—Mandaré a investigar, los haré vigilar y cuando me comuniquen que nadie esta en la oficina, nosotras entramos, tendría que ser la próxima semana tal vez...

—¡Karina! Detente, eso es muy arriesgado y también una locura— Le susurraba a gritos, mientras subíamos las escaleras de servicio de la casa Real de la hermana de Harvey.

—No hay otro plan— Llegamos a mi habitación, donde entramos haciendo el menor ruido que podíamos.

Cerré la puerta detrás de mi y la encare con una expresión sería.

—Que tal si primero cumplimos con el plan del fin de mes ¿Te Olvidaste de eso?— Me acordé de lo que había dicho, que por ahora eso parecía más seguro y no meternos en la oficina de un magnate que tal vez nos corté la cabeza al vernos ahí.

—Oh, el bar, el hombre— Relacionó— Podríamos hacerlo después de eso...

—¿De qué plan hablan?— De pronto una voz resono en la oscuridad de la habitación, varonil y fría.

Al principio nos pusimos a la defensiva, y pasamos nuestros ojos por nuestro alrededor, hasta que encontré una figura sentado en el sillón alado del afeizar, cerca de la esquina oscura que guardaba las sombras que la luna creaba.

—Harvey— Dije su nombre en un suspiro.

—¿De qué hablaban?— Se puso de pie, formando una silueta negra, con la ventana a su detrás, que apenas podía ver algunos rasgos de su cara.

—¿Qué haces aquí?— Di un paso adelante, arrugando mis cejas por lo extraño que era su presencia en ese momento.

—Vine a ver como se ve la luna desde tu cuarto y es fantástico como ilumina esta parte de la casa— Dijo sarcástico, sonriendo de lado, pero pronto esa sonrisa se borró de su cara— No te hagas la tonta Jasmine, vine a buscarte, pero no te encontré y por tres horas estuve sentando en ese sillón, cuando no dabas señal de regresar: pensé que ya estabas calentando la cama de otro tipo.

—Si serás estúpido— Dije entre dientes, por qué ya esa suposición suya era ofensivo y una mentira que le metieron en esa cabeza que tiene.

—Ahora me dirán qué es lo traman— Ignoró mi insulto.

—Nada que convenga que sepas tú, mi lord— Intervino Karina por qué yo no iba a contestarle con palabras, sino con unos buenos golpes.

—No me iré— Determinó Harvey, terco, echándose para atrás.

—Te mato— Me preparé quitandome la capa negra y dejándolo caer al suelo, pero cuando iba a dar un paso Karina me detuvo apretando su mano firme en mi hombro y ella tomó la delantera, tranquila, como si tuviera todo el tiempo. Pero Harvey no se movió.

—Me gustaría que vaya saliendo de la habitación, por favor— Pidió cortés la castaña, pero el hombre no se inmutó de su posición— Bien, pero no diga que fui amable.

Antes de lo que comprenda, Karina había tomando la mano de Harvey, le dobló de una forma que haga presión con la espalda de este y lo empujó hacia la puerta, provocando una mueca de dolor, que no le quedaba opción que hacer lo que la castaña le obligaba.



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En el texto hay: misterio y drama, amor de epoca

Editado: 02.08.2024

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