Mentiras En Tus Verdades

*Capítulo Veinticinco.

°SIN UNA PRUEBA°
 


 

Estaba nerviosa, temía lo peor, aunque ledy Estela había sido mala conmigo, no quisiera que ella fuera la culpable, porque entonces Harvey me repudiaría por causar daño a su tía, recuerden que Karina iba a demandar al responsable, ese sería la consecuencia del que anda detrás de mí.
 


 

—Vamos, no seas gallina, Jasmine.
 


 

Esa no era yo, sino la amiga que tenía. Karina me animó por varios minutos, pero siempre sacaba mi lado negativo con mis respuestas y creo que eso le había cansado ahora que puso una expresión más sería.
 


 

—Jasmine Lilian Belwood, saldrás de esta habitación y iremos con ese criminal—Ordenó poniéndome en la cabeza la capucha de mi capa—.No quiero oír otra negativa tuya ¿Entendiste?
 


 

No podía negar que cuando se ponía de forma «mandona» daba miedo, dejándote sin opción de contra. Así qué ella tomó mi mano y salimos de mi cuarto. Todos a esta hora estaban dormidos, igual como quería estar yo, pero tenía la necesidad de interrogar a alguien para así saciar mi sed de respuestas, aún así si tenía que sacrificar mi noche donde podía estar soñando.
 


 

—No hagas ruidos—Decretó Karina, mirando a los lados, dando pisadas suaves, alerta de que nadie salga de su habitación y nos encuentre.
 


 

—Es nuestra segundo escapé, pero este es el más difícil ¿Cómo haremos que los guardias no estén?—Pregunté queriendo saber que era lo qué tenía planeado.
 


 

—Tenemos diez minutos para llegar, a las una y punto de la noche cambian de guardias, tendremos poco tiempo para hacer unas cuantas cuestiones al hombre—Me explicó—.Ahora piensa preguntas importantes de acuerdo al tiempo que tenemos.
 


 

—Eso no ayuda, matas a las quince preguntas que quise hacerle—Le reproche.
 


 

—No es mi culpa, sino a tu príncipe que ejerce más seguridad por ti—Añadió.
 


 

Decidí quedarme callada y puse  trabajar a mi mente, queriendo resumir mis tantas cuestiones en una sola. Pero entonces Karina tropezó con sus propios pies, provocando un gran estruendo en medio del silencio cuando cayó de rodillas.
 


 

—Ten más cuidado—Le pedí ayudando a que se levantará del suelo.
 


 

—Es que no se me dio la gana de tenerla, Jasmine—Me respondió sarcástica—.Fue sin querer...
 


 

—¡Hay alguien ahí!—Un criado venía doblando la esquina de pasillo, viniendo a ver que ningún ladrón se halla metido por el ruido ocasionado.
 


 

—¿Qué hacemos?—Pregunté nerviosa.
 


 

— Hay que meternos a una habitación—ideó Karina, pero yo negué rotundamente—.No queremos que nadie nos atrape haciendo esto ¿Verdad?
 


 

—Pero Ari...—Intenté detenerla mientras me jalaba dentro de una habitación, pero fue inútil con la fuerza que tenía.
 


 

Cuando estuvimos adentro, apoyamos nuestras espaldas en la puerta, Ari, su abreviación de Karina, estaba colando su oreja en esta para poder oír cuando el criado se fuera del pasillo.
 


 

—¿Ya podemos salir?—Le toque el hombro pero no lograba obtener su atención—.Responde, no queremos que la persona de esta habitación nos encuentre.
 


 

Llegué a estar paranoica, viendo a mi alrededor, deteniendo mis ojos en la figura humana que dormía en la cama.
 


 

—Espera, tal vez vuelva—Decía Karina, pero nuestra pequeña pelea de susurros estaban logrando despertar a la persona dormida.
 


 

—Vamonos—Le apure, sin quitar la vista de como una dama rubia se sentaba en la cama, somnolienta, frotándose los ojos para poder ver a las intrusas que habían entrando a su habitación.
 


 

O sea yo y mi amiga castaña que no se percataba de lo que ocurría. Habíamos entrado en la habitación de Lucía me di cuenta.
 


 

—¿Jasmine? ¿Eres tú?—Forzó sus ojos para poder reconocer quién estaba frente a su puerta.
 


 

No había vuelta atrás, ella ya se dio cuenta que era yo quien entró. Karina al escuchar la voz que no provenía de mi, también se dio la vuelta.
 


 

—Oigan ¿Qué hacen en mi cuarto?—Nos interrogó Lucía.
 


 

—Eh, nosotras...venimos a ver como duermes—Karina invento una excusa, pero era absurda.
 


 

—¿Así? Eso es raro, pero puedo entender que mi belleza puede ser plasmada.
 


 

No obstante Lucía le creyó lo que dijo. Ahora si pensaba que ella era un poco bastante ilusa para creer en mentiras así, pero tuve que seguir la corriente.
 


 

—Si, duermes hermoso, justo Karina quería hacerte un retrato ¿No es así?—Contribuyo con la poca habilidad que tenía para decir mentiras.
 


 

—Si—siguio Ari positiva—. Pero ahora nos vamos, ya tengo la imagen perfecta en mi mente de ti.
 


 

—Esperen—La voz de Lucía nos detuvo—.Si lo que dicen es verdad, quisiera ver el retrato que iban hacer la próxima semana.
 


 

Ari y yo nos miramos entre si, poniéndonos de una forma de acuerdo. No nos podíamos negar a la solicitud que nos pedía la rubia por más absurda que sea, en este momento tenía la libertad de delatar nuestras andadas en la noche. Aceptamos para no arriesgar nuestro plan.
 


 

—Como tú digas, pero ahora debemos ir a dormir—Se despidió Ari.
 


 

—Estaré emocionada para poder verlo—respondió dando pequeños aplausos—.Ahora si se pueden retirar, su visita fue agradable.
 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.