#22 El perfume

Glassdrop, 2014

Caminábamos sin rumbo por los pasillos del centro comercial, el atuendo extravagante de Isabelle daba mucho de qué hablar. Probablemente la gente pensaba que habíamos dormido juntos o algo así. Terminamos por entrar a una boutique, donde eligió unos jeans, unos calcetines, y una camiseta con corte de chica. La pequeña broma de la bañera me costó 124 dólares con 25 centavos. Lo cargué a la tarjeta, no planeaba gastar aquel fajo de billetes sospechoso que había encontrado, puede que no pudiese quedármelo.

—Nunca pensé que extrañaría la ropa interior. —Me examinó por un segundo. —¿Cómo puedes usar boxers? —Dicha pregunta atrajo la atención de la chica cerca de la registradora.

—Te lo diré en otro momento. Es hora de irnos.

Nos encontrábamos transitando por el área de comidas cuando logre divisar a un grupo de personas en peor estado que nosotros, apoyados sobre una mesa, viendo su comida con asco. Eran los demás chicos de la casa. Aún tenía dudas sobre mi paradero del día anterior, quería llegar al fondo de ello y eso sería una ardua tarea de investigación e interrogación de sujetos en estado de ebriedad. Volví la mirada a Isa. —¿Quieres ir con ellos o necesitas volver a tu casa? —Pregunté. No quería forzarla a seguirme a todos lados como un perro faldero. Sin embargo, ella dijo que no había problema, por lo que terminamos por acercarnos al grupo. Con el puro olfato era capaz de adivinar el nivel de alcohol que hubiese marcado la prueba del alcoholímetro. No me sentía orgulloso de mis amigos, pero sí de su tolerancia al alcohol. Tomé un par de sillas y las acerqué a la mesa, estas causaron un rechinido metálico que les molestó como no pueden imaginar. Se llevaron las manos a los oídos e hicieron muecas de dolor. —Parecemos el club del camino de la vergüenza. —Expuse.

Ben, quien no traía lentes, mantenía los ojos entreabiertos mientras miraba en nuestra dirección. —Isabelle se ve muy fresca.

—Tomé un baño de agua helada, Ray me llevo a comer y compre ropa que no tuviera vómito encima. —Esta miró a Millie. —Espero no te molesté, pero dejé secando mi ropa en tu baño. —Millie no estaba en este mundo, ella estaba en su propio infierno, probablemente donde tenía que escuchar todo el tiempo a Ben cantar como Katy Perry.

—¿Ordenaron algo de comer? —Todos esquivaron la pregunta, por lo que la responsabilidad cayó sobre Logan, quien era una de las personas que menos mal se veía, contrario a lo que su aroma nos quería expresar.

—Pedimos una parrillada de bistec, debería llegar en cual…—Mantuvo el aire dentro de sí mismo y continuó. —quier momento.

Había algo que había pasado por alto, comencé a contar cabezas y nos faltaba una persona. —¿Daniela murió? —No hubo respuesta verbal, todo mundo comenzó a señalar en una dirección, miré a todos lados, hasta que la vi cerca de la fuente de bebidas. Llevaba una pijama que combinaba, unos tenis conversen y una liga para amarrar su cabello en una cola de caballo. Lucía vulnerable. Quien diría que ella tuviera un lado débil. Siempre he pensado que ella está lista para todo lo que se le ponga en frente. Noté que llevaba varias bebidas así que me encaminé hacia ella para ayudarle. Se percató de mi existencia y me esbozó una ligera sonrisa. Ahora comenzaba a dudar si los alienígenas la habían remplazado con una Daniela falsa. —Parece que alguien se levantó con el pie correcto esta mañana. —No había olvidado los comentarios que me había hecho sobre Isabelle, así que me encontraba un poco a la defensiva, no obstante, me sorprendí con su respuesta.

—No fue mi mejor noche, estaba de malas y me desquité con todos. —¿A caso se está disculpando conmigo? Esto tengo que grabarlo, porque no me lo creo. —Realmente no pienso que seas alguien que se aproveche de las chicas, no debí haber dicho eso, quiero que me disculpes. —Puso en mis manos dos vasos llenos de agua, ella tomó el vaso faltante y una caja de plástico que tenía pastel. Pero no era cualquier pastel, era un pastel de la cafetería. —Aprecio mucho el detalle, ¿Cómo sabías que era mi favorito?

¿De qué estaba hablando? A caso le compré un pastel anoche. Porque no lo recuerdo. Será que lo compré cuando salí de la casa. —No hay de qué. —Di la respuesta menos incriminatoria posible. Caminamos de vuelta a la mesa donde ya había llegado el resto de la comida, y lentamente el grupo comenzaba a revivir.

Tomé asiento lo más cerca de Logan, le toqué el hombro y este se inclinó hacia mí para escuchar lo que le iba a preguntar. —¿Salimos de la casa anoche? —Terminó su bocado del taco, se limpió los restos de salsa y afirmó con la cabeza. —No recuerdo nada sobre anoche, ¿a qué hora nos fuimos?

—Eran casi las doce. —Me regaló una mirada pícara. —¿Realmente no recuerdas nada? —Negué con la cabeza y este se rio. —Íbamos a ir por algo de tomar, pero tu estabas insistiendo que tenías que ir por algo al a cafetería, si te soy sincero no sabía que estuviera abierto tan tarde. —Terminó su taco y comenzó a comer el segundo. —Quedamos de vernos en la gasolinera y tardaste como media hora en volver, me diste un puño de dólares y te fuiste por tu propio camino. —El miedo creció dentro de mí, acaso me había robado el dinero del a caja de la cafetería. Eso podría ser la única explicación, Brandon me iba a matar si se enteraba que tomé dinero de la caja. Probablemente en este momento este buscando al culpable y todos están sufriendo por mi culpa. —Volviste muy tarde, con los zapatos enlodados y una rebanada de pastel. De hecho, me preocupé por ti y salí a buscarte, pero luego de un rato de no encontrarte volví a la casa, y una cosa llevo al a otra. Realmente no recuerdo quien fue el que se montó un escándalo en la cocina sobre un jamón. —Ben quien estaba espiando nuestra conversación desde un costado alzó la mano y se señaló a sí mismo. Otro recuerdo comenzó a aclararse. Chef Benjamin. —Bueno, Ben, tienes que limpiar tu desastre, el jamón esta achicharrado y pegado al sartén y la cocina apesta a cebolla.