Mentiras Peligrosas

#48 Entre pascales y slugs

Según las instrucciones de Ben, este me iba a recoger por el acceso de emergencias del cine, apenas pude ver que Daniela se retiró, comencé a tomar una ruta alterna. Aquella figura que había desaparecido hace un rato ahora se encontraba siguiéndome a la distancia, probablemente pensó que no lo notaria, pero mi instinto me pedía a gritos que corriera.

Era en estos momentos que desearía que hubiese más personas en el centro comercial, los pasillos estaban vacíos, no había forma de ocultarse a simple vista.

Miré hacia el frente, ya no faltaba mucho para llegar hacia el cine. Apresure el paso casi echándome a correr, sentía que el extraño aun iba tras de mí. Volteé hacia atrás, él estaba ahí avanzando a gran velocidad, navegando entre los pasillos del centro comercial. Entonces pude verlo, aquella hoja reluciente que se escapaba de su manga, con un color plateado reflejaba los rayos del sol que entraban a través de los ventanales del lugar. Sentí escalofríos de solo pensar en tener una navaja clavada en el pecho.

Por estas viendo hacia atrás terminé por chocar con alguien, ambos caímos al suelo escuché como algo se quebraba en mi bolsillo, pero no le di mucha importancia, traté de levantarme, no obstante, la persona que había derribado me había sujetado de la muñeca.

—Diablos Ray, fíjate por donde vas. —Era Ben, le había tirado las gafas cuando lo choque, este tenía los ojos entrecerrados. —Ayúdame a encontrar las gafas. —Volví al suelo y busqué con rapidez, no quería que aquella figura nos alcanzara.

—Rápido, que alguien me está siguiendo a mí. —Ben sintió la verdadera presión, arrastro sus manos en los alrededores hasta que dio con las gafas, una vez se las puso, inspeccionó en todas direcciones, pero este no se veía alarmado, más bien confundido.

—¿Quién te estaba siguiendo? —Preguntó confundido.

Miré alrededor, por ninguna parte se encontraba aquella figura encapuchada, acaso era otra de mis alucinaciones. Realmente estaba perdiendo la cabeza. Ben se puso de pie y me jaló de la ropa para que lo siguiera, nos colamos a través de una de las puertas del cine, la cual emitió un pitido, era de aquellas que solo deben usarse para evacuaciones. A Ben no le importó, y a mí no me pudo molestar en lo absoluto. No hubo represalias, no hubo guardias persiguiéndonos.

Corrimos hacia el auto de Ben, cuando Ben estuvo a punto de llegar trato de deslizarse por el cofre como en las películas, demasiada fricción, se detuvo a la mitad del cofre y terminó en el suelo. Se puso de pie fingiendo que nada de eso había sucedido. Abrió las puertas del auto con el control remoto, abordamos el auto, este rápidamente puso en marcha el motor y se dirigió a la salida del estacionamiento, tuvimos que esperar en la fila, esperando que la pluma de los boletos se levantara.

—Y bien, ¿Cómo sabes que te están siguiendo? —Pregunté. Ben tenía la mirada fija en el retrovisor, ni siquiera se molestó en responder a mi pregunta. seguí su mirada, a través del retrovisor pude notar como un auto café había encendido su motor, carecía de matrícula. Estaba demasiado lejos como para que pudiera ver al conductor. Esperó pacientemente a que otros dos autos se pusieran en la fila para finalmente dejar su posición, utilizando la conocida táctica de dejar dos autos de distancia.

—¿Intentaste llamar a la policía? —Supuse que la respuesta sería que sí, Ben podría tomar muchos riesgos, pero este es el tipo de cosas por las que uno llama a los de azul.

Volteo a verme como si hubiese dicho que dos más dos es cuatro. Presionó el botón de llamada en el volante, se inició una llamada directa hacia la estación de policía. “Su teléfono se encuentra fuera del área de servicio” se escuchó a través de los parlantes del automóvil. Eso era extraño, pensé que podría tratarse de una falla en su teléfono, saqué el mío e intente llamar al novecientos once.

—Tienen alguna especie de jammer, una enorme jaula de Faraday, están bloqueando las frecuencias telefónicas, incluso algunas de radio. Cuando fue nuestro turno de salir del estacionamiento, Ben pisó a fondo el acelerador derrapando el auto para salir a máxima velocidad hacia la avenida que iba hacia el centro.

—¿Cuál es el plan? —Tuve que preguntar. La tensión nos estaba cocinando.

—Tenemos que perderle, sacar el auto a un área donde lo podamos revisar, buscar por algún rastreador y volver a casa, realmente necesito dormir. —No me había molestado en preguntarle cómo estaba. Debajo de sus lentes se habían ennegrecido sus ojeras, su cabello castaño claro estaba desalineado, tenía marcadas las gafas en su cabello y el arco de la nariz.

—¿Estas bien? —Me preocupaba por su estado de salud, parecía que no había dormido en horas. —¿A caso pudiste dormir ayer?

Se talló los ojos levantándose las gafas, soltando el volante por unos segundos. —Me siguieron hasta la casa de Ali, no pude detenerme a verle, he estado conduciendo toda la noche, hubo momentos en los que les perdí, que pude comer algo, comprar gas, pero de alguna u otra forma me volvían a encontrar. —Me miró con una mueca que supuse era una sonrisa. —Gracias por venir, no sabía que más hacer.

Ben se concentró en perder al auto café que no estaba siguiendo, utilizamos rutas alternas, inclusive Ben violó una que otra regla de tránsito, el desconocido seguía tras nosotros, cada vez más atrás. —Nunca lo perderemos a esta velocidad. —Los límites de la ciudad no eran lo suficientemente altos como para que lográramos marcar la distancia. —Tienes que salir a la carretera, mostrarle lo que este caballo puede hacer, tomar el primer retorno e ir a algún lugar en el que podamos revisar el auto, ¿conoces algún túnel o lugar en el que podamos ocultarnos?



#101 en Paranormal
#333 en Thriller

En el texto hay: vampiros, horror

Editado: 30.11.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.