Mentiras Peligrosas

#55 Atrapado en el vacio

No quería causar ningún alboroto. No quería volver a sentirse tan mal como antes. Quería ser el chico que se portaba bien, que sacaba buenas notas, que no se metía en problemas. Lo intentó por un tiempo, todos pudieron darse cuenta de que trató.

Ray creía que si repetías las veces suficientes algo lograrías que se volviera real. Era una cuestión de fe. Cosa que Ray ya no tenía una pizca en sí.

Aquel jueves se levantó diferente. Se sentía como un extraño en su propio cuerpo. Abrió su cajón de camisetas y no se molestó en ver que es lo que había cogido. Repitió el mismo proceso para el resto de su ropa.

Al salir de la habitación Dani, ya le estaba esperando, habían quedado para ensayar un poco antes de que tuviera que irse a trabajar. No supo en qué momento dijo que si, solo supo que habían salido de la casa y ahora estaban corriendo hacia el centro comercial.

Su vista se perdía en el horizonte, trataba de distinguir las montañas a la distancia, a veces su visión no llegaba tan lejos. Cuando llegaban a correr a través de la arboleda, su mirada se iba al suelo, ahora se preguntaba qué tan desgastados estaban sus tenis, o los de Daniela. Le parecía curioso que no se hubieran detenido en todo este trayecto. Normalmente estaba agotado antes de llegar a la estación de auto servicio, sin embargo, esta vez fue diferente.

Daniela se detuvo cerca del lago, aquel que visitaron durante su primera semana en Glassdrop. El clima no era el apropiado para meterse a dar un baño en el agua verdosa. Por lo que solo se sentaron en la orilla de este. Dani se quitó los tenis y los puso a un lado. Recogió piedritas que había por los alrededores y esta arqueaba su brazo para lanzarlas. Él pudo observar cómo saltaban al impactar el agua. Pudo ver que lograba saltar varias veces, más de las que había visto antes.

Dani le entregó una piedra de buen tamaño y le dijo que la lanzara. El no lucho contra la idea, se puso de pie, se hizo un poco para atrás y lanzo con fuerza en dirección al lago. La piedra no logro saltar, se estrelló estrepitosamente contra el agua causando un alboroto en el proceso.

Ella le dio una de esas miradas que su madre le daba cuando lo veía decaído. El trato de poner su mejor sonrisa, y dijo “estoy bien”. Le sujetó la mano, eso lo tomó por sorpresa, él se inclinó hacia donde se encontraba sentada ella y se acercó a él para darle un beso. Ray se sentó a su lado y ahí permanecieron por varios minutos.

Al volver a la casa pudo ver a sus amigos, todos parecían ocupados en sus propias cosas, ninguno de ellos había tenido la gentileza de saludarles. Ambos fueron hacia el piso superior.

Se sentía sucio por lo que pensó que era buena idea tomar un baño. Fue a su habitación, tomó su uniforme, después se dirigió hacia el baño. Abrió la puerta sin darse cuenta de que Daniela ya se encontraba dentro, Ray no quiso molestarla en su intimidad, sin embargo, esta le dijo que no había problema, que si quería unírsele en la bañera.

Lo siguiente que sabe es que ahí estaba ambos, sumergidos en agua jabonosa. Su mirada esta fija en el grifo de la tina de baño, el cual gotea de una forma hipnótica. Dani se puso encima de él, tenía entrelazados los brazos alrededor de su cintura, por otro lado, ella le veía con curiosidad, jugaba con su cabello mojado, trataba de peinarlo en diferentes formas.

—¿Alguna vez has pensado en hacerte raparte los lados? —Preguntó Dani.

—Nunca he usado el cabello tan corto, tal vez podría utilizar algo más corto en los laterales y dejarme largo la parte superior. —Ray continuaba viendo el goteo del grifo.

—Ray. —Este volteó a ver a Dani, sus ojos marrones le recordaban aquel bosque al que habían ido, la madera vieja de los pinos, le recordaban el zumbido de las abejas, el sabor de un café con leche. Por un momento se le dibujo una sonrisa en la cara que no duro mucho. —¿Sabes que me preocupo por ti?, ¿verdad?

Este trató de acariciar su mejilla descendiendo lentamente hacia abajo, ella le detuvo justo antes de llegar a su cuello, tomó su mano la aparto de ella. Esta se dio la vuelta acostándose sobre el pecho de Ray. Comenzó a besarle el pecho, y fue descendiendo.

•••

Al terminar su larga sesión de baño caminó hacia la oficina. Ese día no hubo un “buenos días”, no hubo nada, la universidad lo contactó para que empacara las cosas de la oficina de Ben y las enviara a su familia, esa sería su última orden de trabajo.

Al terminar su turno salió directo a casa. Una vez en casa, ignoro a todos en la planta de abajo y fue directo a su cuarto. Cerró la puerta y le puso el pestillo. Se lanzó a la cama y se dispuso a cerrar los ojos.

No logro encontrar la diferencia entre dormir y cerrar los ojos. Su rutina se repitió de la misma forma que el día anterior.

Eligió su ropa sin darse cuenta, corrió innumerables kilómetros sin cansarse. Tomó un baño y fue a trabajar. Trabajo sin hacer nada más. Al volver a casa compartió un momento intimo con Daniela y se fue a dormir.

Ray se preguntaba muchas cosas, cuando caía la noche era atacado por sus propios pensamientos. No podía mantenerse la mirada fija, no podía sonreír. Era consciente de que actuaba como un idiota, pero eso no lo detuvo. Sabía que se comportaba como un loco, que estaba alejando a todos a su alrededor. ¿Eso valía la pena?, ¿A caso ese era el propósito?



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En el texto hay: vampiros, horror

Editado: 30.11.2023

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