Mentiras Peligrosas

#62 Un, dos, tres por todos mis amigos y yo

La casa de Gipsy disfrutaba de más lujos que la nuestra, a fin de cuenta era la heredera de la familia Raja. Tal vez no la favorita, pero claramente la mantenían consentida, su casa era enorme, era de dos plantas, contaba con tres dormitorios, dos baños completos, piso de madera, una cocina moderna, un comedor, dos salas de estar y una oficina de trabajo. Comenzaba a entender porque los padres de Gipsy nunca apoyaron que alguien como Ben no estuviera con ella por las apariencias.

Nos habíamos instalado en su sala del piso superior, habíamos movido todos los muebles para hacer espacio para una enorme pizarra de corcho. En ella habíamos colocado copias de documentos, fotografías, periódicos que estuvieran relacionados al caso.

Tenía la mirada perdida en el pizarrón, con la mente en blanco. Gipsy e Isabelle se debatían entre cuales de los casos eran más probables a estar relacionados a nuestro caso. En ese momento yo no podía sacarme un pensamiento de la cabeza. Le había mentido a Daniela, le había dicho una vil mentira y ella me había creído. Esperaba que toda esta situación terminara pronto, sería lo mejor, pero la verdad es que ninguno de nosotros era un detective, éramos unos adultos jóvenes tratando de descifrar un misterio.

—Esto es lo que sabemos. —Señaló la zona de la pizarra en la que se encontraban fotos de algunas de las chicas desaparecidas. —Sabemos con seguridad que Rachel Yu fue una de las chicas desaparecidas. —Pasó a señalar una foto aún más familiar. Aquella de una chica con una peluca pelirroja. —Madison Cooper. Desapareció a la mitad del semestre, al principio se pensó que la chica había sucumbido ante el cáncer, no obstante, sus padres la reportaron a la policía como desaparecida, hace apenas unas semanas. —Pasó a señalar una cara distinta, aun familiar. —Estas chicas no sufrieron el mismo destino. Ambas fueron abandonadas en o cerca de lugares públicos. —Stephany Butler y Theresa Collins. —Volteó a verme con un poco de pena. —Sabemos por Ray que al menos una de ellas tiene fue mordida.

 —No veo como esos detalles pueden ser relevantes. Deberíamos centrarnos en aquellas que sabemos que han desaparecido. —Inquirió Gipsy.

Nadie más lo había notado, porque nadie puede ver las cosas con tanto detalle como yo.  Había visto el material de exposición por el tiempo suficiente como para notar una mancha peculiar en una de las fotografías. —Si lo tiene. —Me acerqué a la pizarra y tomé la foto de Theresa Collins. Aquella que había sido ligeramente censurada por los noticieros. —Aquí. —Coloqué mi dedo señalando una ligera mancha oscura en la foto. —Les pase la foto y ambas se quedaron viendo.

—Parece una mancha de tinta. —Dijo Gipsy.

—No lo es. —Aquella era la voz de nuestro especialista. Logan. Le habíamos llamado luego de nuestra sesión en el restaurante, dijo que se pasaría después que saliera del trabajo. Se puso de pie acercándose a Isa para que le diera la foto. —Se trata de un hematoma. He visto ese patrón en varios casos de estudio. Estaba atada o encadenada. —Eso movía las posiciones de chicas. Se volvió la mirada al mapa. No habíamos delimitado un origen, nadie conocía donde se encontraba el lugar misterioso, sabíamos que tenía que estar bajo suelo.

 

—¿Cómo obtuvieron estas posiciones? —Echó un vistazo a la habitación. —Tener esta documentación es ilegal, ¿lo saben?

—Conocemos el riesgo. —Comentó Gipsy. —La pregunta correcta sería, ¿estás dispuesto a correrlo? No tardaste en tirar a Ben a los leones.

—La evidencia apuntaba a eso, Gipsy. Nadie puede negarlo.

—¿Qué es lo que cambió?

—La evidencia. —Se acercó a su mochila, la abrió para sacar una fotografía, era otra chica, mismo patrón. —Aun no llega a las noticias, y si les soy sincero, no tengo idea de si llegará. La encontramos hoy cerca de Grave Street —Señaló un punto en el mapa. No daba una idea de en qué sentido podríamos limitar el circulo de búsqueda. —Soy tan experto como ustedes en esto, sin un cuerpo con el que trabajar no tenemos nada. No soy un detective, me encantaría serlo, este problema ya ha llegado lo suficientemente lejos.

Isabelle que había permanecido callada desde hace rato, se acercó al mapa, lo despegó del tablero y con un color de marcador distinto comenzó a tachar lugares. —Recuerdo varias noticias que estaban cerca de estos lugares.  

 

Comenzó señalando aquellas que estaban más cerca de aquellas en color rojo. —Rachel Baum. —Hacia una pausa cada que señalaba. —Jessica Parker. Olive. Marian. Sheila. Terry Goodwin.

Noté que se había olvidado de una. Aquella que se encontraba cerca de la zona residencial, al sur de la universidad. —¿Quién es ella?

Isabelle revisó sus notas, pero no lograba encontrar el nombre. Gipsy me vio y sin decir nada volteó a ver a Logan con una mirada de pena. Este con una mirada melancólica respondió. —Marisol Esparza. —Guardó la fotografía en la mochila. En su teléfono anotó aquellos nombres que no se encontraban en el mapa. —Veré que encuentro en la oficina. —Se colgó la mochila en la espalda y se encaminó a la puerta. Desde la entrada mencionó en voz alta. —Y no se roben más documentos. Que esto no es un juego.

A veces olvidaba que no éramos los únicos que habían perdido a alguien por esta tragedia. Logan siempre se mostraba firme, ante todo, con su actitud de lelo y macho. Aquella era la vez que más debilidad había mostrado. Su cara lograba decir más que cualquier palabra. Cerró la puerta al salir. Casi seguido se escuchó como encendía su auto para retirarse.



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En el texto hay: vampiros, horror

Editado: 30.11.2023

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