Mentiras Peligrosas

#63 La cuartada perfecta

La mejor forma de esconder algo tan grande tendría que ser poniendo algo mucho más grande que ello arriba de él. Había ido a dar una caminata por el nuevo centro de la ciudad. De acuerdo con la investigación que habíamos realizado. La entrada tendría que estar en algún lugar cerca de aquí. Isabelle me acompañó.

He de decir que no habíamos hablado mucho desde el restaurante. A veces la atrapaba viéndome a la distancia, cuando le devolvía la mirada esta pasaba su atención a otra cosa. No lograba distinguir si se trataba de una mirada de miedo y preocupación, o una de curiosidad. No sería la primera vez que las personas comenzaban a verme diferente. Aunque normalmente les tocaba ver la peor de mis caras.

Logan había recabado información de la localización histórica de varios lugares en los que podría haber estado la estación, o al menos una de sus salidas. Los cuales no habían ayudado a despejar el área.

Todos sino es que la mayoría de los edificios del centro pertenecían al gobierno. Todos ellos tenían sus horas de atención de nueve a cinco de la tarde. Si alguien corriera gritando entre estas calles sería muy poco probable que la escucharan.

La plaza central constaba de un enorme jardín con caminos de tierra que circundaban un monumento. Una enorme estatua de Francis de Vega de color cobrizo se erguía al pie de un memorial de las batallas civiles de la ciudad. Al este de la estatua se encontraba la biblioteca central de Glassdrop, un edificio construido a principios de siglo. Al norte del monumento, cruzando la acera se encontraba la plaza de gobernatura y el museo histórico de la ciudad. Al oeste se encontraba la oficina de correos. Tan antigua como las demás construcciones del área.

Se planeó a inicios del siglo crear un nuevo centro de la ciudad que se encontrara lo más cerca de la máxima casa de estudios de Glassdrop. Es por eso por lo que, con el paso de los años, la nueva zona comercial, las zonas residenciales y los vecindarios de alta clase se movieron a la zona oeste de la ciudad. Dejando el lado este como la parte semi rural de Glassdrop. Donde a la fecha existían grandes familias como los Callaghan-Norris, Brooks-Valdez y Young-Hill, que se dedicaban a la agricultura y producción de ganado. Si alguna vez disfrutaste de un filete en algún establecimiento de Texas Born Free Smokehouse probablemente provenga de alguna de estas familias.

No me malentiendan. La mayoría de estos nombres abandonaron la ciudad en busca de la gran manzana hace años, dejando atrás sus propiedades millonarias, y una característica fuente de ingresos en el estado. En el caso de los Hill, ellos fueron los pioneros en la incursión del fracking, el cual había tenido su auge hace un par de años y ahora se encontraban con una enorme deuda. Es por eso por lo que se unieron a la familia Young, quienes son los descendientes directos de los propietarios de la fábrica de vidrio.

Todas estas familias a las que llamaba los vaqueros de Cadillac tenían exhibiciones en el museo. Aprovechamos que los jueves la entrada era gratuita, lo cual nos permitió entrar a dar un vistazo. Incluso logramos escurrirnos tras las exhibiciones, pero el lugar está limpio, la bodega era solo eso, una bodega con pinturas al óleo antiguas, una que otra escultura, pero ninguna escalera que llevara a los subniveles.

Nuestra siguiente parada fue la estación de correos. Esta vez yo estaría de vigilante en lo que Isabelle husmeaba en busca de algo. Debo decir que se tomaban muy a la ligera la seguridad en estos edificios.

Me encontraba subiendo las escaleras, apoyado en la baranda que conducía hacia las oficinas administrativas y los subniveles donde estaban las organizadoras de cartas y paquetes. Estaba esperando la llamada de Logan, la estuve esperando desde temprano y este aún no se reportaba. Por lo que cuando sonó el teléfono mi instinto me dijo que contestara llamando a su nombre.

—Logan, ¿Qué tienes para mí?

—¿Logan? —La persona detrás del teléfono se rio. —¿Así es como saludas a tu novia?

Carajo, traté de tapar la bocina del teléfono lo más que pude, no quería que escucharan ruidos sobre mi posición. —Dani. No esperaba tu llamada. Normalmente nos hablamos por eso de las cinco.

—Por eso. —Diablos, había olvidado el hecho de que se supone que debería estar en Trinity, la hora era diferente. —Oh cielos, disculpa, aún tengo el horario de Glassdrop en mi teléfono. Estoy un poco ocupado en este momento.

—Ya veo. Parece que estabas hablando con tu nuevo noviecillo.

—No es eso. Quedó de hacerme una transferencia, ya sabes, de la última vez que le presté dinero.

—Hmm. —Mantuvo silencio. —No te preocupes, Bee.

—¿Bee?

—¿No te gusta?

—No pensé que fuéramos del tipo de parejas que se ponen apodos. —Quedé atónito al ver que un grupo de guardias de seguridad ingresaban al subnivel donde había ido a husmear Isabelle. Corrí hacia la puerta apenas entraron los guardias. Con la voz agitada dije. —Dee. Realmente no es un buen momento, te quiero, bye. —Colgué la llamada antes de que pudiera responderme.

Rápidamente marqué el teléfono de Isa, pero esta no contestaba. Entreabrí la puerta y eché un vistazo. No había nadie cerca. El bullicio de las máquinas trabajando a toda marcha era ensordecedor.



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En el texto hay: vampiros, horror

Editado: 30.11.2023

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