Mentiras peligrosas

El sueño de una adolescente

Edith:

Volver a casa había sido lo mejor de mi semana, había hecho pijamada con mi hijo, lo había recogido de la escuela y tras revisar algunos correos de trabajo, había desechado muchos porque no concordaban con mi visión de trabajo, incluso aunque el pago fuera muy bueno.

Miro con sorpresa como Rose había entrado a mi casa casi corriendo, estaba roja.

- Edith, Edith, Dios santo, te vas a morir ‒chillaba emocionada, no entendía que pasaba.

- ¿Rose? ‒me daba un poco de risa su actitud.

- Mira esto ‒chilla pasándome su teléfono, frunzo el ceño mientras lo tomo, comienzo a leer y conforme avanzo entiendo porque esta tan feliz, comienzo a gritar y chillar mientras salto.

- ¡Me debes estar jodiendo! ‒comienzo a reír antes de abrazar a Rose, ambas saltamos gritando de la emoción.

- Por Dios santo criatura, ¿qué es ese escándalo? ‒pregunta mi abuela tras entrar al despacho.

- Abuela ‒me acerco para abrazarla mientras alargo la a‒, abuela, abuela ‒me balanceo con ella en un abrazo.

- Edith, basta criatura ‒ríe pero logra zafarse de mi abrazo.

- No puedo creer que mi banda favorita me invitó a protagonizar uno de sus videos, ¿sabes lo que es eso para mí? ‒vuelvo a chillar dando saltitos, este era el sueño de mi vida, desde que era adolescente los amo y ahora, el sueño de esa joven a la que jamás se le permitió ir a eventos como esos, se estaba cumpliendo‒. ¿Les dijiste que sí Rose?, dime que sí ‒ella me sonríe asintiendo de manera frenética, la abrazo de vuelta y la giro alzándola.

- Claro que lo hice, esto será fantástico ‒chilla riendo, asiento, no podía esperar a conocerlos.

La cita con la producción era en dos días, podía decir con certeza que nunca el tiempo se me había hecho eterno, así que en la noche había dormido poco pero no importaba, estaba llena de energía y motivada, me había bañado rápido y había tardado en decidir que ponerme, sé que quizás allá me darían otro vestuario pero quería verme bien.

Cuando me he decidido ya casi era hora de que Rose pasara conmigo junto al señor Adam, ese hombre sabía que usaba peluca y lentes de contacto, pero era discreto, por eso siempre recurría a él para moverme a todos lados.

- Me voy precioso mío, te portas bien en la escuela ‒beso su cara repetidas veces.

- Mi hermano irá hoy por mí y me llevará a comer, recuérdalo mami ‒asiento, vuelvo a besarlo y él ríe removiéndose.

- Nos vemos en la noche mi niño ‒le doy un largo beso en su frente‒, nos vemos abuela, señora Lulu ‒las abrazo a ambas, estaba tan emocionada.

- Anda criatura, ve ‒mi abuela me insta sonriendo mientras niega divertida. Les lanzo un beso antes de salir, Rose me saluda desde adentro y corro, abro la puerta y de no ser porque había elegido un vestido, me habría dejado caer dentro, ya sé, parecía una niña pequeña pero es que no era cualquier cosa, era mi banda favorita, por fin podría conocer a Måneskin, nunca pude ir de adolescente y se habían tomado un tiempo fuera de los escenarios así que no podía asistir a ningún concierto, por lo que este era mi momento, y lo disfrutaría mucho.

- Listo señoritas, me llaman cuando terminen ‒dice el señor Adam antes de que nos bajemos.

- Claro que sí, gracias ‒le sonrío, arreglo la peluca antes de salir. Miro el edificio y no puedo evitar que una tonta sonrisa se forme en mi cara, Rose entrelaza nuestras manos mientras caminamos al interior, lo primero que veo es una recepción y una mujer muy guapa.

- Buen día señorita Odessa, señorita Rose, soy Elena y el señor Wilson la está esperando, sígame ‒asiento, la seguimos cuando sale detrás del escritorio, nos acercamos al ascensor y lo llama, miro a Rose quien también sonríe‒. Cuando llegue arriba, mi compañera Ana la estará esperando, es el último piso ‒asiento en respuesta.

- Gracias Elena ‒le sonrío sincera, cuando el ascensor se abre siento que las mariposas en mi estómago aumentan. La mujer sonríe y Rose y yo entramos, ella presiona el último piso y mientras las puertas se cierran vemos a Elena volver a su puesto.

- Siento que la gravedad no me sostiene Edith, de verdad que no ‒asiento mordiendo mi labio evitando gritar como fangirl, eso daría una mala impresión.

- Rose, esto es trabajo ‒la corrijo suave, no es que alguien vaya a escucharnos pero servía de recordatorio.

- Sí, lo siento ‒ríe bajito, niego, tomo una respiración cuando el ascensor llega, las puertas se abren e intento poner mi sonrisa más profesional.

- Señorita Odessa ‒veo a la mujer pegar un brinco de su asiento y caminar hacia nosotras, salimos del ascensor y caminamos hacia ella‒, señorita Rose, sean bienvenidas, por favor, síganme ‒ambas asentimos y caminamos detrás de ella.

Nos detenemos frente a una puerta de cristal, veo a un hombre hacer un ademán con la mano para que entremos, la chica asiente y abre la puerta.

- Señorita Abney, pasé por favor ‒el hombre, que asumo es el señor Wilson; se acerca y estrecha nuestras manos‒, señorita Atwater, siéntense por favor, ahora queremos ver algunos detalles y ponernos de acuerdo con las grabaciones, pero bueno, seguro usted sabe de esto más que yo ‒se encoge de hombros bromista, rio bajo y asiento‒, sólo debemos esperar a los chicos de la banda y al que será su coprotagonista en este video ‒asiento, nos invita a sentarnos y le pide a Ana que traiga café y agua.




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