Mentiras peligrosas

Hijo de mi corazón

El domingo había dormido al medio día y después habíamos salido a comer fuera y mientras mi abuela iba a su reunión de juego, mi pequeño y yo nos habíamos quedado un rato en el parque.

Sin despegar la vista de mi pequeño hablo con Rose, estábamos cotilleando del día anterior, también de cuántas horas dedicaría al entrenamiento para la película de acción y también programar las sesiones para la otra película además del tiempo que tomaría filmar la segunda temporada, tendría que hablar con James por si algunas grabaciones se sobreponían, él era el más comprensivo y sin duda me dejaría faltar algunos días o incluso grabar algunas escenas mías y los días que no, las de otros.

- Cuando quieras te hago una cita con él, sé que esta soltero ‒suelto una carcajada, había estado coqueteando con Gustaf Karlsson, un guapísimo actor en su mayoría películas de terror y misterio, eran muy buenas. La escucho chillar emocionada y cuelgo tras eso.

- Mami, mami ‒me giro a la voz de mi pequeño, le sonrío con amor.

- ¿Qué pasa cielo? ‒limpio un poco de arena de su mejilla.

- ¿Puedo invitar a un amiguito a cenar? ‒lo miro con sorpresa, no había visto a nadie más.

- ¿A cuál hijo? No vi a nadie ‒me pongo de pie en alerta, sujeto su mano por precaución.

- Esta escondido porque tiene un poco de frío ‒tira de mi mano y camino junto a él, cuando llegó al tobogán puedo ver debajo un pequeño bulto blanco, me acerco más y me pongo de rodillas para estar a su altura.

- Hola pequeño, ¿cómo te llamas cariño? ‒digo suave, lo veo alzar su vista y unos preciosos y tristes ojos grises me miran con recelo, veo que esta sucio, ropa delgada y vieja, trago saliva.

- Lucas Wison ‒tenía dificultad para hablar, pero entendía que su apellido era Wilson.

- ¿Te puedo llamar Luc? ‒el pequeño asiente, me quito la chamarra‒, ¿tienes frío? Puedes usar mi chamarra ‒él asiente y sale, muerdo la parte interna de mi mejilla al ver su estado, estaba delgado y podía ver algunas heridas. Con suavidad lo cubro con mi chamarra.

- Gacias ‒acaricio su mejilla.

- ¿Verdad que puede venir a cenar mami? ‒mi pequeño me mira emocionado.

- ¿Y tus padres Luc? ‒le sonrío a mi hijo, él entiende que tengo que preguntar aquello.

- Casa migos oman duces que no pelo come ‒asiento con la mayor calma que puedo fingir.

- ¿Entonces mami? ‒asiento mientras les sonrío.

- Sí, vamos Luc, ¿quieres que te cargue? ‒el pequeño asiente, lo tomo con cuidado y noto que no pesa nada, siento mi corazón apretarse por el pesar.

Tomo la mano de mi hijo y camino a la casa, él abre la puerta una vez que llegamos, dejo a Luc en el suelo y con cuidado le quito la chamarra.

- ¿Cenaremos pizza? ‒mi hijo tira de mi manga, niego, debía ser algo saludable.

- No amor, haré algo saludable, seguro Luc lo agradece ‒le sonrío, él asiente en comprensión. Veo a Luc mirar a todos lados con asombro y curiosidad‒. Pequeño, ¿quieres tomar un baño? Tengo ropa de Bras que seguro te queda ‒había guardado la ropa que ya no le quedó para darla a la caridad, pero entre tantas cosas lo había olvidado.

- ¿Baño en patio? ‒frunzo el ceño consternada, intento calmar la ira en mí.

- No cielo, en una bañera con agua calentita y burbujas ‒parpadea sin comprender a lo que me refiero.

- Y te prestaré mis juguetes para el baño ‒le ofrece mi hijo emocionado.

- Bueno ‒lo alzo suave mientras mi hijo me sigue de cerca diciéndole que juguetes usa él, sonrío porque en su inocencia, no puede ver que Luc no tiene la misma vida.

En el baño dejo al pequeño en el suelo antes de abrir el agua en la bañera.

- Luc, ¿puedo tomarte unas fotos? ‒creo que sería bueno por si llegaba a meterme en problemas, después de todo había traído a un niño que estaba solo en el parque, era mejor prevenir que lamentar.

Él asiente, saco mi teléfono del bolsillo y le tomo dos fotos generales antes de retratar sus moretones y golpes.

Dejo el teléfono en la encimera, cierro la llave y salgo para ir por la ropa, no lo dejaría dentro de la tina, me daba miedo que algo le pasara.

Tomo rápido ropa que siento que le quedaría, era de cuando tenía como cuatro años. Me apresuro a volver y tras dejar la ropa en la encimera, comienzo a quitarle la ropa a Luc, sin duda se iría a la basura. Reviso el agua, tomo suave la mano de Luc y hago que la toque, él asiente cuando le pregunto si está bien, así que lo alzo y lo meto con cuidado, él se queda muy quieto mientras Brassen me pasa las burbujas y sus juguetes, coloco un poco mientras Luc mira todo curioso, mi hijo le explica para qué es cada uno y como debe jugar, Luc lo entiende rápido y lo veo disfrutar del agua, mi corazón se encoge de sólo pensar en todo lo que ha vivido siendo tan pequeño, me hacía pensar en mi bebé, en lo que habría dado porque naciera, de manera inconsciente llevo la mano a mi vientre.

- ¿Te duele algo mami? ‒miro a mi pequeño que parece preocupado.

- Nada cielo, sentí un piquetito pero ya pasó ‒acaricio su mejilla, se había mojado jugando con Luc‒. ¿Puedes vigilarlo un momento mientras voy por ropa para ti?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.