Mentiras peligrosas

Tecnicismos legales

Odessa:

Había terminado de filmar la película que parecía un documental acerca del aborto, había servido como una catarsis para mí, sin duda había ayudado mucho y esperaba que ayudará a todas aquellas mujeres que pasaban por algo así en silencio.

No había dejado de lado el entrenamiento para la otra película, estaba avanzando lento y no por mí, dos de los escritores habían renunciado y eso había retrasado todo ya que uno de los antiguos no permitió el uso de su obra, así que tuvieron que reescribirla casi en su totalidad, lo que había retrasado un poco el inicio, aunque me ayudó para concentrarme durante cuatro meses en la película, entrenar y pasar tiempo con mi hijo.

- Hasta luego ‒me despido de todos, esta vez no me quedaría ya que quería volver a casa.

- Señorita Odessa, ¿me concede un minuto? ‒me giro al oír que me llaman, enseguida reconozco al hombre, era James Henderson, era un conocido periodista amarillista, jamás había hablado con él por lo mismo.

- Señor Henderson, tengo un poco de prisa, pero dígame que necesita ‒pongo mi mejor sonrisa.

- Señorita Odessa, escuche un rumor interesante que la involucra con el empresario Miller y su esposa ‒ladeo la cabeza, ¿cómo se había enterado de eso? Mantengo mi expresión neutra.

- Bueno, usted lo dijo, es sólo un rumor, no tengo la suerte de conocer a la señora Miller, si eso es todo, me voy ‒le sonrío con falsedad, me alejo sin esperar a que diga algo más.

Edith:

No podía sacar de mi mente aquel incidente, por eso le había notificado a Rose para que estuviera atenta.

Tendría dos semanas libres antes de mi siguiente trabajo, lo que era perfecto para pasar con mis hijos.

Había llegado bastante temprano, Bras estaba en la escuela y Luc había ido a la guardería, gracias al cielo su peso ya era el ideal, su lenguaje se había empatado con su edad y había decidido que tendría un tutor tres veces a la semana e iría a la guardería para socializar con otros niños dos veces a la semana, así sería hasta que pudiera entrar en la primaria.

Estaba preparando la comida cuando Ancel me llamó, no me había cobrado la deuda ya que tuve mucho trabajo.

- Hola Ancel, ¿qué tal? ‒intento sonar casual, era evidente que ponía muy nerviosa cada que me llamaba en la espera de que me cobrara.

- Muy bien, aburrido en el trabajo, ¿y tú?, ¿cómo están los niños? ‒sonaba tan tranquilo, y eso sólo hacía que su corazón latiera más rápido.

- Bien, acabo de terminar de grabar anoche y tengo dos semanas de descanso hasta el siguiente trabajo ‒revuelvo un poco lo que estoy friendo.

- Así que eres una maniática del trabajo, ¿eh? ‒comienzo a reír sin dejar de cortar y menear.

- En realidad, de la Duquesa firme tres temporadas, se renueva en automático si se continúa la serie, así que ‒me encojo de hombros‒, y los otros dos proyectos los firme antes de que Luc apareciera en mi vida, así que tengo que terminar con eso, por suerte con James pude filmar todas mis escenas de una y tener el resto libre para concentrarme en el segundo proyecto y supongo que tuve suerte de que se retrasara la tercera película ‒me sentía cómoda contándole todo esto.

- Ya veo, supongo que te acostumbraste a ese ritmo de trabajo ‒suelta una carcajada, no puedo evitar reír.

- Sí, pero ahora debo reducirlo porque tengo dos hijos a los que cuidar ‒me encojo de hombros.

- Edith ‒trago saliva por su tono‒, creo que es tiempo de cobrarte ‒siento que se me seca la boca‒, no soy un monstruo, así que agéndame los últimos tres días de estas dos semanas, no me gustaría privarte de tus hijos antes de tiempo ‒muerdo mi labio, parpadeo al darme cuenta de algo.

- ¿Días? Querrás decir noches, son tres noches ‒escucho que ríe de manera sínica, achico los ojos en sospecha.

- Las noches tienen sus días, ¿no? ‒me quedo en silencio procesando aquello, ¿me habían estafado?

- No quedamos en eso ‒no es que estuviera molesta, pero si pensar en pasar tres noches con él era mucho para mi corazón, días y noches era mucho.

- Tecnicismos legales mi estimada Edith ‒suspiro, esperaba que todo saliera bien, por mi propia paz mental y sobre todo, mi corazón.




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