Edith:
Había vuelto tras terminar de filmar y caído muerta en la cama, por suerte lo último que haría sería la promoción de la película Firewall: operación eclipse.
Cuando me desperté me encontré con mi madre en la cocina, estaba preparando algo delicioso, algo que hacía cuando era niña. No todo había sido malo, tenía algunos buenos recuerdos de niña, la cosa fue cuando fui adolescente.
La terapia había ayudado mucho, descubrimos en que punto todo se fue al carajo, el momento en que mi padre se llenó de ambición y mi madre cayó en las redes de la religión, pude entender un poco pero eso no quería decir que los justificara por haberme hecho sentir que sólo era un medio para un fin. Ellos estaban muy arrepentidos, habíamos ido lento hasta tener una relación decente, sin embargo, con mis hijos había sido diferente, ellos lo habían aceptado más fácil y querían mucho a sus abuelos, sobre todo Luc estaba feliz de que su familia fuese más grande y tuviera más abuelos, supongo que por ese lado había cedido para tener una mejor relación.
Al final tuve que decirles sobre mi trabajo ya que reconocieron a Luc de las noticias, se habían sorprendido pero no habían dicho nada, al inicio no hablábamos mucho de eso y estaba bien.
- Dios, tengo tanta hambre, huele tan bien ma ‒la relación con mis padres había mejorado mucho, sentía que habíamos conectado como cuando era niña, sin duda pude sanar muchas heridas.
- Hice tu favorito, sabía que tras el trabajo estarías cansada ‒debía admitir que se sentía bien tenerlos en mi vida, ser mimada y querida por mis padres.
- Espero también haya para nosotros ‒me giro y veo a mi padre dejar en el suelo a Luc, se quita el gorro y el cubrebocas, había tenido que salir así por protección.
- ¿Qué es abela? ‒Luc se había acercado corriendo a ella.
- ¿Me ayudas con la tarea abuelo? ‒Bras tiraba de la manga de mi papá.
- Claro que sí hijo, sólo deja saludo a tu mami ‒él asiente y camina hacia el estudio, él se acerca y me da un abrazo‒. ¿No estás muy cansada? Come y vuelve a dormir, tu mamá y yo nos ocupamos de los niños ‒cierro los ojos aspirando su colonia, era como cuando niña.
- Estoy bien pa, siempre quiero volver para pasar tiempo con mis hijos, los extraño tanto ‒él asiente y no discute.
- Mamá, mamá, ¿qué se siente ser una espía? Yo quiero ser uno de grande ‒rio ante la pregunta de Bras.
- Yo seré el malo ‒todos reímos ante las palabras de Luc.
- Ustedes pueden ser lo que quieran mis pequeños, mami siempre los va a apoyar ‒me pongo de rodillas y abro mis brazos para un gran abrazo, corren y es por estos momentos que agradezco tanto estar viva.
Con ayuda de mis pequeños pusimos la mesa, estábamos por comer cuando la puerta sono, así que me apresuré a abrir.
- Hola Noud, pasa ‒le sonrío, él asiente y hace como pido. Caminamos al comedor, mi abuela estaba en un retiro de su iglesia y volvería mañana.
- Buenas tardes a todos ‒mis hijos se levantan y abrazan a Noud.
- Buenas tardes hijo ‒dice mi madre antes de ponerse de pie para tomar otro plato.
- Buenas tardes muchacho, ¿nos acompañas a comer? ‒él asiente y toma asiento, mi madre coloca el plato frente a él.
- Muchas gracias, vine a ver a mis hermanos antes irme, tengo algunos asuntos que atender en casa, estaré fuera por un mes ‒asiento con comprensión.
- Mami, ¿algún día podremos ir? ‒Bras me mira emocionado, Luc se removía asintiendo.
- Claro, pero cuando Noud esté tranquilo, no podemos ir e interrumpir su trabajo ‒ambos asienten felices.
Comemos en calma, charlábamos de manera animada y fue en este momento que me di cuenta que a veces merece la pena salvar los lazos familiares.
Tras terminar de comer mi madre y yo lavamos los platos, mientras que mi padre y Noud ayudaban a los niños con la tarea y jugaban con ellos.
- Ese muchacho es muy agradable y educado, ¿no has pensado en rehacer tu vida querida? No quiero imponer nada, pero me gustaría que tuvieras un compañero de vida ‒su tono era suave, sabía que era sólo una sugerencia.
- No lo veo de esa manera ma, es un gran amigo y ya ‒ella asiente‒, no creo que sea un buen momento para una pareja ma, es complicado ‒sonrío de lado.
- Sólo digo que un día ellos van a crecer y sería bueno que tuvieras a alguien ‒suspiro, durante más de seis años no había pensado en eso, pero me había encontrado fantaseando con la idea y no por lo que me decían, si no por la presencia de Ancel, quería culpar a mis estúpidas hormonas de todo, pero sabía que las cosas físicas nunca habían sido lo mío, sobre todo pensando en cómo fue mi encuentro con Lars, y si bien no conocía a Ancel de nada la primera vez, tenía un propósito claro, era una transacción y hasta ahí, pero mi cuerpo era traicionero y en cuanto lo tuvo en frente no pude evitar recordar aquella noche, había disfrutado tanto y para alguien que no había conocido el placer durante su matrimonio, había sido una experiencia embriagadora, no que con Lars no hubiese disfrutado, claro que lo hice, fue gracias a él que descubrí el placer, pero él había sido más suave, gentil y delicado, así que mi percepción del sexo se transformó a eso, y cuando pase la noche con Ancel, descubrí un nuevo nivel y muy en el fondo sabía que jamás volvería a sentirme así.