Tener un nombre no tan común o mejor dicho no tan usado en tu ciudad, no ayuda mucho cuando no tienes similitud con el significado de éste.
Lo que había escuchado de mi madre en cuanto a la historia griega, Atenea era una mujer sabia, valiente, inteligente y sobre todo hermosa. Digamos que yo no hacía mucho honor a mi nombre. Pero esta bien, en cierta parte no necesito conquistar al mundo, tal vez sí a un simple chico, pero ¿quién dijo que necesito uno?.
Como todo ser humano normal, tengo mis defectos y no es que sea la más defectuosa... o tal vez sí, pero la ley de validación aprueba en particular un defecto por una buena causa.
Mentir.
El defecto más común en todo el mundo, todos mienten, tú lo haces, los que viven en tu casa lo hacen y especialmente yo lo hago y no trato de justificarme o decir que sea bueno. Pero todo se descontrola cuando lo único que puedo hacer para agradarle a las personas es mentir. Con el pasar del tiempo para lidiar con el cargo de conciencia las he llamado pequeñas mentiras piadosas.
Lo sé, la honestidad es un valor que todos deberíamos tener pero ese termino no existiria si nadie mintiera.
Debería parar y dejar de ser tan falsa.
Todas y cada de una de mis mayores mentiras estan escritas en cartas, explicando detenidamente todo. Escribirlas es la manera de poder llevarlas, al escribirlas siento como si no fueran mías, como si esa que miente siempre se queda en cada letra repintada.
Algún día tendría que cambiar, tal vez al entrar a la universidad... al casarme... o quién sabe... tal vez mi último año de preparatoria.