Mentiras, una y más mentiras....

Solo es el comienzo.

Solo escuchaba voces muy leves como unos murmullos y a veces muy lejanos, no les entendía nada, no sentía mucho mi cuerpo, como si estuviera todavía dormida, me sentía en una nube, cada vez que trataba de abrir los ojos me dolía tremendo la cabeza, en uno de mis intentos logre abrir los ojos pero tan rápido los abrí los cerré por culpa de una luz muy blanca, lo que causo que me empezara a doler un poco la cabeza, a mi siguiente intento lo hice más despacio para irme acostumbrando a esa luz cegadora, para ese momento no reconozco en donde me encuentro, todo es muy blanco y con un penetrante olor a medicinas, de rato me percaté de que estaba en un hospital, pero no recuerdo el por qué me encontraba en esa habitación tan blanca, esa interrogante me persiguió un buen rato hasta que decidida trato de voltear a ver la puerta a ver si me da una respuesta de mi interrogante, pero en lugar de que tuviera una respuesta fue otra pregunta ya que me había percatado de que traía puesto un maldito collarín y así fue como comencé mi lista de preguntas-nunca pensé que se volvería tan extensa-.

Después de un rato en lo que le daba vueltas a mis preguntas tratando de buscar en mi cabeza una respuesta lógica, pero lo único que lograba era hacerme más y más preguntas ya que también descubrí que tenía una pierna enyesada, raspones en los brazos y uno que otro moretón, tenía imágenes muy confusas pero las deje de lado ya que estas intensificaban el dolor de cabeza que ya tenía desde que me desperté, un rato después entro por la puerta un señor alto, canoso, algo ojeroso y se le notaban los años, con una bata blanca que supuse sería el doctor ya que no lo recordaba en absoluto.

En efecto era un doctor, eso lo descubrí después, para cuando termino de checar las maquinas que tenía alrededor, unas hojas e incluyéndome, sabe que cosas anoto en una carpeta, que traía consigo y me empieza a hacer una serie de preguntas que trato de contestar, pero al momento de emitir una palabra la garganta me duele como el infierno, al entender el medico que me duele la garganta me da un vaso con agua que no logre ver de dónde lo saco pero supuse que estaban ya en la habitación, al momento de que me lo da me tomo el agua como si no lo hubiera hecho por un largo tiempo. Para cuando acaba el interrogatorio le pregunto por qué estoy en el hospital, me llega a contar que fui atropellada saliendo de la universidad, lo que me dejo confundida ya que todavía me faltaban dos años para que yo saliera del instituto o eso es lo que me acuerdo, porque después de eso solo son imágenes muy confusas, al tener eso yo en mi cabeza le mostré su error al médico que al decir esto último me miro demasiado raro diría yo, se quedó pensando un rato después de eso y finalmente me dejo sola en ese cuarto blanco de nuevo.

A los diez minutos volvieron a abrir la puerta, yo pensaba que sería el medico de nuevo pero estaba en un error ya que era mi madre, llego preguntándome que si la podía reconocer y obviamente le dije que si la recordaba, ella estuvo conmigo todo el tiempo y me ayudaba cuando lo necesitaba, también le pregunte por mi padre y por mi hermano pero tan solo me evadió el tema lo cual me dejo muy intrigada y preocupada ya que siempre mi padre y mi hermano me cuidaban demasiado- a mi parecer eran muy sobreprotectores conmigo- sin embargo lo deje pasar diciéndome que a lo mejor mi papá estaría trabajando y mi hermano estaría con sus estudios o con sus amigos, pero para cuando se acabó el tiempo de visitas pensé que ella se iba a quedar a cuidarme-como solía hacerlo cuando enfermaba- pero tan solo me dijo que mañana iba a estar conmigo desde temprano, desilusionada por dentro tan solo le mostré una sonrisa que parecía más una mueca  y un asentimiento de cabeza, para cuando dejo la habitación me sentía sola, pero ya debía de estar acostumbrada, ya que siempre ha sido así-con sus excepciones, claro está-. Más tarde me llevaron de cenar, traté de comer todo, pero la verdad que esa comida no sabía para nada rica, era algo insípida y no tenia sazón. En lo que trataba de conciliar el sueño no dejaba de preocuparme de las imágenes confusas que tenía en mi cabeza, en algunas veía a mi madre y a mi hermano, pero no a mi padre, estuve un tiempo así hasta que caí rendida en los brazos de Morfeo….

Estaba muy oscuro en donde estaba, no escuchaba ni veía absolutamente nada, trataba de gritar con todas mis fuerzas, pero me era imposible, un tiempo después a lo lejos vi pequeñas luces que se acercaban bastante rápido hacia mí, traté de correr lejos de donde estaba, pero un terrible miedo no me dejaba moverme y después sentí como era impactada por esas luces….

Me desperté gritando y con un sentimiento de terror, lo supuse ya que entraron rápidamente dos enfermeras corriendo a mi habitación, cuando se aseguraron de que estaba bien y que nada más grite como loca por culpa de la maldita pesadilla me dejaron en paz, después de un rato logre quitarme ese sentimiento y pude conciliar el sueño de nuevo pero esta vez sin pesadillas escalofriantes.

Al día siguiente me desperté, por culpa de un enfermero que traía mi desayuno al cual le hice mala cara e hiso que el enfermero se riera por mi culpa, yo tan solo me volteé hacia otro lado ya que estaba demasiado apenada y por consecuencia seguramente estaba roja de mis mejillas.

  • Me parece que no te gusta mucho la comida del hospital, ¿verdad? –Menciono el enfermero.
  • La verdad es que no, extraño la comida de mi madre o bueno de mi nana. - Le dedique una sonrisa tímida.
  • No te preocupes, por lo que veo te van a dar de alta muy pronto. -Me dedico una sonrisa amigable, que por alguna razón me pareció muy conocida, mas sin embargo lo deje estar.




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