Mentiras, una y más mentiras....

Algunas verdades...

Poco tiempo después de que le contara la verdad a Alexander, este se fue a buscar al doctor, como ha estado pasando últimamente uno de los doctores, me regaño por ser muy irresponsable con lo de mi memoria, después de sus regaños, le conté acerca de que ya estaba empezando a recordar, no todo pero que si algunas partes, al decirle lo último me dijo que es buen indicio, ya que es probable que logre recuperar mi memoria completamente, pero que no me hiciera tantas ilusiones, ya que solo era un pequeño porcentaje, pero no me importo mucho ya que, sabía que podía recordar esas partes en las cuales creía imposible recordar, saber qué fue lo que me paso realmente.

Alexander me llevo a mi casa en el carro de Amber, no hablamos mucho en camino a mi casa, me dejo justo enfrente de mi casa y no se fue hasta que me vio entrar, pero la casa está sola como lo ha estado desde que llegue aquí del hospital aquel día, cosa que se me hacía raro ya que los primeros días estaban ahí conmigo apoyándome con todo esto, pero veo que no le importo mucho a mi familia-cosa rara, ya que según mis recuerdos siempre nos hemos apoyado, tal vez sin tanto sentimiento de por medio, pero sabía que estaban ahí apoyándome-.

Mi mamá se la pasaba con sus amigas, ya sea de compras o fiestas de beneficencia, mi papá no lo había visto pero sabía que estaba en un viaje de negocios que según esto se había alargado un poco más, mi hermano trabajando y en su casa, con su familia, ninguno se dignaba a hablarme después de los primeros días, como si no existiera.

Me sentía como una especie de extraña en mi propia casa, no me sentía en mi hogar, como si estuviera fuera de lugar.

Como había estado haciendo el último tiempo, me encerraba en mi cuarto con mi computadora y un montón de comida chatarra, me la pasaba leyendo o viendo series, tareas, Amanda casi nunca me hablaba afuera de la prepa, ahora sé por qué o bueno tengo mis sospechas como dijo Amber. Con aiden hablábamos de vez en cuando, ya no era como al principio y ahora sabia porque, me sentía como si fuera un desecho como si haber despertado de mi accidente fue mi peor error. Y tenía ese pensamiento un poco recurrente.

Como tenía mucho tiempo libre, me la pasaba pensado de más, ahora con lo que me entere, sentía que caía en un pozo muy hondo en el cual no tendría salida, sentía como empezaba a tener indicios de depresión.

Y con eso en la mente me quede dormida, dándole muchas vueltas al asunto.

Me desperté con el sonido de mi celular, indicando que me acaba de llegar un mensaje, cheque de quien era, esperanzada de que fuera aiden, pero mi corazón se encogió aún más cuando me di cuenta de que no era un mensaje de él, sino que era de un número desconocido.

MENSAJES:

-Hola.

-Hola????

Después de eso no me contesto, más bien me llego una llamada del número desconocido, tenía tanta curiosidad por saber quién era así que conteste.

- ¿Quién eres??

- Soy Alexander, Sarah.

- Ah bueno…. espera como conseguiste mi numero?

- Digamos que tengo contactos. – no sé por qué, pero sabía que tenía una sonrisa justo después de decir eso.

- Está bien. – dije muy poco convencida. – y para que me llamabas?

- Pues quería saber cómo seguías.

- Después del regaño del doctor estoy bien, ya te dije que estaba acostumbrada a eso.

- Bueno, digamos que tu voz no dice lo mismo, ¿dime que pasa? – solté un suspiro y me cuestione si decirle la verdad o seguir ocultándolo, creo que si necesitaba a alguien o me volvería loca en esta casa.

- Alexander, la verdad es que no me siento muy bien que digamos.

- Fíjate en tu ventana.

Dude al principio, creyendo que era una broma, pero me fije en la ventana y efectivamente, Alexander Ross estaba enfrente de mi casa, apoyado en su hermosa motocicleta, con lo que alcance a ver una sonrisa en los labios.

- Bajo enseguida.

Con eso colgué el teléfono y me apresure a ponerme más decente, ya que debía de parecer como una loca, cuando estuve lista y con lo necesario, le deje una nota a mi madre, por si llegaba más tarde que ella, aunque no creía que la vería.

Para cuando ya estaba todo listo y estaba afuera de mi casa, vi como Alexander lucia peligroso, pero encantador con su ropa y su postura de chico malo, le dedique una sonrisa, aunque creo que fue más una mueca que nada, me acerque para saludarlo.

- Hola Alexander.

- Hola Sarah. – me inspecciono un poco con la mirada. – lista?

- Si, ¿a dónde iremos?

- Es una sorpresa. – me dedico una sonrisa.

- ¿No medirás? - le dije con una sonrisa y levantando mis cejas.

- No. – lo dijo muy divertido, que creo que me contagio un poco.

- Bueno, creo que no podre convencerte.

- No, no soy fácil de convencer. – se veía muy lindo cuando sonreía. – vamos súbete.

Me dijo señalando la moto, me puse nerviosa y creo que lo noto.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.