Mentiras, una y más mentiras....

Misterios...

No sé cuánto tiempo estuvimos abrazados, pero fue lo suficiente para que me recuperara del desastre que acababa de pasar, tampoco se cuando deje de llorar, tampoco sabía en qué momento deje de darle vueltas a todo lo que me estaba sucediendo, tan solo sabía que en sus brazos me sentía lo suficientemente segura como para que me quedara ahí con él, en mi mente solo recordaba lo que me había dicho Amber la otra vez en su casa, el cómo tenía razón de que siguiera sospechando, también el cómo los había descubierto en el pasado y me pareció absurdo, el como él idiota hiso lo mismo que la otra vez. Ahora entendía el por qué mi instinto me había dicho la otra vez que corriera lejos de él, el por qué no debía de perdonarlo, que estúpida fui. Pero eso no quitaba de mi cabeza la bendita pregunta del millón, porque lo hicieron, que era lo que me tenía que explicar aiden, estaba tan cansada.

Después de un rato, nos separamos, yo tan solo atine a mirar al piso, ya que sentía vergüenza por lo que paso, él creo que no estaba conforme con mi decisión de mirar al piso, ya que puso una de sus manos en mi barbilla y con cuidado hiso que lo mirara. Al verlo directamente a esos hermosos ojos azul tormenta que guardaban miles de secretos y promesas, no recordaba cuan intensos estos eran. Al escanearme completamente con sus ojos, por fin se relajó un poco, pero eso no hizo que me soltara.

- ¿Estás bien? – en sus ojos note una pequeña muestra de preocupación.

- Lo estaré, no te preocupes. – le dedique una sonrisa triste.

Me iba a decir otra cosa cuando de repente su celular sonó.

- ¿Que? – fue directo y frio.

No sé de qué se pudo tratar la llamada ya que lo dejo muy enojado, lo note ya que estaba como hace unos momentos con aiden, no me dijo nada tan solo se subió a su moto y espero a que yo lo siguiera, en el camino estuvo igual de callado, para cuando llegamos a mi casa, no se despidió, tan solo espero a que entrara y se marchó haciendo rugir su motocicleta. Todo eso me dejo bastante confundida, ya que cambio tan drásticamente de un momento a otro.

Al día siguiente para mi mala suerte tenía que ir a la universidad, la verdad ni quería ir, no con Amanda y aiden ahí, estaba tan triste por lo que había pasado, no había dormido mucho la noche anterior, debía de tener unas ojeras inmensas.

Llegue temprano para no verle la cara a nadie, ni siquiera sabía que clase me tocaba, tan solo llegue directo al salón que vagamente recordaba y me senté en el último asiento que estaba justo a un lado de la ventana. Estaba viendo por la ventana, con los audífonos puestos y la música a todo volumen que no me di cuenta de que alguien se había sentado al lado mío. No me entere hasta que esa persona me ponía un chocolate justo en mi cara, eso se me hizo bastante extraño, así que volteé a ver quién era el responsable de hacer eso, con eso me lleve una linda sorpresa.

Era Amber quien estaba dándome el chocolate, rápidamente me quité los audífonos y pausé la música.

- ¿Qué paso? – se le veía mejor desde la última vez que la vi.

- Solo estoy un poco distraída, no te preocupes. – dije tratando de que no se preocupara.

- ¿Segura?, porque tus ojeras me dicen lo contrario – dijo no muy convencida.

- Si tranquila. – trate de darle una pequeña sonrisa, que se convirtió en una pequeña mueca.

Al parecer no me creyó, pero lo dejo pasar. En eso llego el profesor y con eso el interrogatorio de Amber. Pasaron dos horas muy largas junto con Amber que no dejaba de voltear a verme cada vez que podía, como tratando de descubrir que era lo que me pasaba, pero fallando en el intento.

Por suerte no estábamos juntas en la siguiente clase ya que podría descansar de su mirada penetrante, la cual me recuerda mucho a Alex y por alguna extraña razón a otras personas. En las siguientes dos horas me la pase distraída, ya que me la pase pensando en la llamada que recibió Alex después de nuestra salida y en cómo se había comportado.

Saliendo del salón, no sabía hacia dónde dirigirme ya que no me quería topar con Amanda y mucho menos a aiden. Con eso en mente empecé a caminar, tratando de no toparme con ninguno de los susodichos, ya que aún no comprendía del todo lo que estaba pasando.

Estaba concentrada en mis pensamientos que no me fije que estaba un chico delante de mí que me bloqueo el paso, lo que provoco que me cayera al piso.

- Disculpa. – le dije mientras me trataba de pararme.

- No te preocupes, ¿estás bien? – dijo mientras me tendía una mano para poder pararme.

- Si, perdón otra vez. No me fije que estabas ahí. –me disculpe de nuevo, aun sin voltearlo a ver.

- No te preocupes enserio, por cierto, soy Luke.

En ese momento me digne a ver al supuesto Luke. Y mis ojos no creían lo que veían, había entrado como una especie de shock del cual salí rápidamente.

- Luke? - estaba sorprendida, después de tanto tiempo. Él estaba ahí.

- Sarah? - estaba igual de sorprendido que yo- o eso era lo que parecía-.

No pude responderle porque en ese momento, me llega una llamada de Sebastián, citándome en un parque. Se me hiso demasiado raro. Pero aun así él no tenía la culpa de por qué su hermano hiso lo que hiso. Así que le dije que si, además de que me dijera en cual parque y a qué hora. Para cuando termine de ponerme de acuerdo con Sebastián, busque a Luke con la mirada, mas no lo encontré. Eso me hiso sentir un poco triste, pero no tendría por qué ponerme así por culpa de alguien como él.




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