Mentiras, una y más mentiras....

Decepciones.

Estaba en estado de shock, por la información que acababa de escuchar, no sabía qué hacer. No pude moverme rápido cuando escuché que se movían para donde estaba, así que mi padre me encontró en cuclillas, con los ojos llorosos.

- Sarah, hace cuanto estas ahí? – se le notaba nervioso.

- ¿Engañaste a mamá?

- Sarah, te juro que no es cierto.

- Ay por que le mientes a la pequeña huérfana que tienes dos familias. – menciono con desdén.

- Cállate Karina. – le grito.

- ¿Que? ¿Acaso no le has dicho también que ella es adoptada? – se le veía muy feliz.

- ¿Que? –estaba tan abrumada con tanta información. – eso es verdad? - lo veía fijamente.

- Sarah… yo… este… - empezó a murmurar.

Lo mire a los ojos y se notaba arrepentido, volteó a ver a Karina y lo confirme, era adoptada. Todo me abrumo de una manera horrible, demasiada información en tan poco tiempo. Tenía unas tremendas ganas de llorar, pero no lo haría ahí, no con ellos ahí mirándome. Así que me salí corriendo de la casa, no sabía a donde iba, solo que tenía que correr, alejarme de todos y de todo.

Después de un tiempo, no sabía en donde estaba, mi cabeza seguía echa un caos, me dolían los pies de tanto correr y caminar, y para acabarla de terminar empezó a llover hace rato. Lo único bueno de todo esto es que ya no se notan mis lágrimas. Seguí caminado por un rato más hasta que llegue a un parque, no me importo el hecho de que estaba toda empapada, ni que podía enfermarme, en mi cabeza solo se repetía lo ocurrido hace unas horas.

ALEXANDER.

No podía creer lo que estaba sucediendo en el club, tan solo los descuido un segundo y estos idiotas ya estaban metidos en problemas con otra banda y todo por culpa de una puta que no sabe cerrar bien sus piernas o mejor dicho su boca.

- Ya te dije que, si te vuelves a acercar a esa puta, yo mismo me encargo de enterrar tu polla en tu trasero, me entendiste. – le grite por tercera vez en tan poco tiempo.

El hermano tan solo asintió con la cabeza, ya que le acababa de dar un puñetazo en la mandíbula. Con eso concluido me fui a mi despacho para ver lo pendientes del club y los otros negocios, después de un rato entra Amber al despacho y eso me cabrea un poco, porque ella sabe que no me gusta que ande por estos lados.

- Alexander, tienes que ayudarme, por favor. – la vi realmente mal.

Al verla así, tan destruida, con los ojos rojos de tanto llorar y en ese instante necesito saber, quien demonios se atrevió a lastimar a mi sangre.

- ¿Quién te hiso esto?

Estaban mis nudillos blancos por la fuerza que ejercía sobre el escritorio.

- Es Sarah. – murmuro.

- ¿Qué pasa con Sarah? – me empecé a preocupar.

- No aparece Alexander, no sabemos en donde podría estar, me preocupa que le pudo haber pasado algo. – empezó a lagrimear.

- ¿Que? ¿Cómo que no la encuentran? ¿Desde cuándo? ¿A qué hora? – empecé a desesperarme.

- Esta tarde fui a buscarla, porque habíamos quedado para ir de compras, pero cuando llegué a su casa, sus padres estaban alterados por que se salió de casa, no dijo a donde iba, ni con quien iba o a qué hora regresaba. Y de eso hace horas Alexander, trate de llamarle varias veces, pero dejo el celular en su casa, fui a buscarla a varios lugares en lo que podría estar, pero nada.

Estaba devastada, lo sabía y como la jodida mierda que yo también estaba preocupado por lo que le podría pasar a Sarah.

- No te preocupes Amber, la encontrare. – le prometí.

No me dijo nada, pero supe que me creía. Tan rápido como me asegure de que ella estuviera a salvo, puse a los chicos a investigar en donde podría estar Sarah. Por mi parte me monte en mi Harley, a ver si me la encontraba en alguna parte de la ciudad. En ese momento me puse a pensar en ese verano en donde todo se complicó y todo por mi jodida culpa, pero aun así no dejaba de amarla ella era mía y estaba más que claro, pero no podía ponerla en peligro en ese momento y mucho menos en estos momentos, tenía que encontrarla, tenía que estar a salvo.

Ya había pasado otra jodida hora en la que no encontraba a Sarah y estaba empezando a ver rojo, por no encontrarla. Tratando de tranquilizarme me detengo en un parque algo viejo, mientras más me iba adentrando iba escuchando voces, pero no podía distinguirlas muy bien. Hasta que no estuve lo suficiente cerca me di cuenta de que era Sarah y estaba en problemas.

SARAH

No sé por qué, pero por alguna extraña razón se me hacía conocido este parque y esa era otra cosa para sumarle a mi cabeza echa un caos. Me senté en un banco cerca de los juegos, que por lo visto estaban un poco viejos, aun sentía ese sentimiento de que yo ya había estado aquí antes. Pero deje de lado ese pensamiento ya que escuche voces, trate de marcharme sin hacer ruido, pero al parecer la suerte no estaba de mi lado ya que se escuchó claramente como rompía una rama, en ese momento no me importo mucho si me escuchaban, solo me importo correr para que no me atraparan. lastimosamente se me doblo el tobillo y no me pude mover más debido al dolor, aquellos hombres me alcanzaron y pude verlos mejor.




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