Mentiras, una y más mentiras....

Pequeña...

A decir verdad, nuestra historia es demasiado cliché amor, bueno eso es lo que siempre ha dicho tu madre. – lo dijo mientras volteaba a darle una cálida mirada a mi madre, se le podía notar el amor entre los dos.

Todo comenzó cuando yo era un joven demasiado atormentado como para si quiera ponerse a pensar en las consecuencias de mis actos. Aunque no me culpes, toda mi vida he estado en la mafia yo era el próximo líder y bueno básicamente no tenía el amor de una madre. Por lo menos no tan cerca como lo hubiera querido en ese tiempo.

Ya no le des largas a la niña querido. – esta vez interrumpió mi madre. -En resumidas cuentas, tu padre era un mujeriego, sexista y boxeador. Ah también un borracho.

Me dejas mal enfrente de nuestra hija querida. – la regaño mi padre, pero lo único que logro en mi madre fue que le sacara la lengua, parecían dos niños pequeños.

Oh querido, eso ya lo haces solito. – le dedico una pequeña sonrisa.

Bueno volviendo a lo principal, todo se resume en que, por problemas más grandes, me termine volviendo jefe de todos los asuntos de tu abuelo y bueno, era mejor que yo lo tomara para evitar riesgos innecesarios. – menciono mientras asentía con la cabeza mi madre, dándole la razón. - Y bueno no tarde mucho en pedirle matrimonio a tu madre que me acepto con todo lo que conllevaba estar conmigo, un tiempo después llegaste tú y nos iluminaste la vida, mientras ibas creciendo te parecías bastante a tu madre y yo no podía estar más que contento por eso. – se le veía feliz al recordar eso. - Lastimosamente nuestra felicidad se vio interrumpida por culpa de un imbécil con aires de grandeza.

Vi cómo se ponía tenso al mencionar eso y casi muero de ternura viendo como mi madre logro relajarlo con unas simples palabras que intercambiaron entre ellos.

Aunque logramos despistarlo por un tiempo, aun no logramos descubrir quién fue el imbécil que provocó todo esto.

Lo importante es que por fin pudimos acercarnos a ti querida. – menciono mientras me regalaba una hermosa sonrisa y ponía una mano en el hombro de mi padre.

Después de eso lo único que quería, era saber quién demonios estaba detrás de lo que les sucedió a mis padres, quien jodidos era el causante de que yo tuviera que crecer lejos de mis padres.

Lo único que me encontraba bueno en toda esta situación es que al fin tenia algunas respuestas, tal vez no las suficientes como para descubrir todo, pero al menos era un paso más cerca de la verdad. Así que con ese pensamiento en mente y con unas ganas enormes, me acerque a esos dos señores que me dieron la vida y trataron de protegerme; y sin pensarlo mucho los abrace, lo cual los tomo por sorpresa, pero que no duro mucho ya que me devolvieron el abrazo enseguida.

Y bueno esa fue la pequeña platica que tuve con mis padres biológicos, antes de que llegara Harry a mencionar muy casual que nos iban a atacar en cualquier momento.

Y ese momento sí que fue pronto, aunque los chicos ya estaban preparados, junto con mis padres. Eso fue un poco raro y es que no esperaba a ver a el padre que me engendro junto con el que me crio, con pistolas, dando órdenes a diestra y siniestra, junto al hombre que creo “amar”-aun dudo de lo que realmente siento por él-. Aunque no debería de estar pensando en eso en la situación en la cual nos encontramos.

Justo en ese momento recibí una llamada de un número desconocido.

- Hola hermosa.

- ¿Quién eres? – dije mientras me encerraba en el estudio.

- El hombre de tu vida claro está.

- Déjate de juegos, ¿Quién eres y que quieres? – estaba poniéndome nerviosa.

- Igual de encantadora pequeña Sarah, obviamente te quiero a ti. Aunque por ahora me confirmo con escuchar tu hermosa voz.

- Nunca me tendrás. – mencione rápidamente.

- Por qué piensas eso, querida. Si ya te tuve una vez, que no pueda tenerte de nuevo. Claro está que sin el estúpido italiano de por medio esta vez.

- No me separaras de Alessandro.

- Oh querida, recuérdalo eres mía. – después de escuchar eso, me entro un miedo horrible. – y voy a matar a ese imbécil.

Con eso ultimo colgó. De un momento a otro empecé a escuchar los disparos, se sentía que venían de todas partes. Lo cual me preocupo ya que no sabía en dónde demonios se habían metido todos, así que decidí buscarlos, aun así, sentía y escuchaba los disparos cada vez más. Pero eso no duro mucho ya que inmediatamente empezaron a disparar gente de nuestro lado, yo trataba de que ninguna bala me diese y al mismo tiempo llegar al lado de Alessandro el cual aún no lograba localizar del todo.

No sabía quién estaba disparando, o quién demonios descubrió en donde vive Alessandro, me estaba poniendo nerviosa, la estúpida llamada causo que entrara en una pequeña crisis y no encontraba a Alessandro, quería asegurarme de que estuviera bien.

- Alessandro. – grite desesperada.

- Sarah, ve a ponerte a salvo. – escuche como grito.

- Demonios, dime en donde estas. – volví a gritar.




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