Mentiras, una y más mentiras....

Nuevo plan..

SARAH

¿Eres tú quien me ha estado acosando? – le pregunte directamente.

No Sarah… yo…. – se le veía nervioso.

No me mientas Alexander. – mencione frustrada.

No…. Yo. – lo conocía, sabía que él estaba empezando a frustrarse.

Con un carajo Alexander, eres mi mejor amigo. – no podía entender todo lo que estaba pasando. - ¿Por qué me haces esto?

Porque no quiero ser más tu mejor amigo. – me miro directamente a los ojos, lastimosamente no logre sostenerle la mirada.

En... ¿Entonces? – no sabía cómo demonios reaccionar.

Te amo Sarah, eres mía desde el primer momento que te vi. – por mi nerviosismo, no logre ver el cómo Alexander volteaba a ver atrás de mí, en lugar de verme a mí. Mucho menos el notar como sus palabras no concordaban con sus acciones.

Qué demonios Alexander, yo estoy comprometida con Alessandro. ¡Voy a tener a nuestro hijo! – estalle, no lograba entender como podía estar diciendo tanta estupidez junta.

No, tu no me puedes hacer eso. Tú debes de estar conmigo.

Eras mi mejor amigo Alexander. – necesitaba comprender todo esto. – ¿Qué demonios paso?

No lo entenderías. – me dijo serio.

Justo en ese momento todo se volvió negro, pero aun sentía esa horrible sensación, como si estuviera siendo observada, como si me estuvieran observado, como si esperaran mi próximo movimiento.

Odiaba esa sensación, la odiaba pareciera que siempre ha estado conmigo. Estaba paralizada con ese pensamiento, era tan familiar la sensación las veces que me he sentido de esa forma. Cuando intenté moverme, sentí como era devorada por esa oscuridad.

Desperté agitada, sentí como mis mejillas estaban mojadas, la camisa de Alessandro se me pegaba al cuerpo, que estaba lleno de sudor. Demonios otra vez esa pesadilla, ya había pasado al menos una semana de lo ocurrido y esa odiosa pesadilla, se ha repetido constantemente. Aún estaba muy oscuro, sola en la habitación que me cedió Alessandro, después de despertar aquella tarde.

Me sentía enojada y frustrada porque Alessandro no me quería contar la verdad, o aun no según él, como odiaba el hecho de que me ocultaran las cosas. Después de descubrir que él no me iba a revelar nada, decidí que lo mejor era quedarme en otra habitación lejos de él, pero constantemente justo cuando despertaba después de aquella pesadilla, justo como ahora me sentía tan sola y buscaba constantemente el cariño de él.

Pero mi maldito orgullo no me dejaba buscarlo, siempre me arrepentía cuando estaba a punto de salir del cuarto, pero esta vez estaba tan cansada y los sentimientos me embriagaban de una forma no muy agradable, por lo que decidida y con mucha valentía me encamino en busca del cuarto que solía compartir con él.

No tarde mucho ya que este se encontraba a tan solo unas cuantas habitaciones lejos de la mía, llegue a la puerta y alce la mano para tocar, pero me entro un horrible miedo. Demonios que pasaba si él no me quería cerca, o que tal si lo molestaba con mi presencia, no había pensado en eso, solo fue un maldito impulso lo que me trajo hasta aquí.

Dispuesta a dar media vuelta, me encontré con Alessandro en el pasillo, venia aun con uno de sus trajes todo desordenado, se veía decaído, se le notaban ojeras, tenía barba de varios días, este no era el Alessandro del que yo me enamoré, este estaba triste y estaba desordenado.

En sus ojos podía ver esperanza, como si realmente le alegraba verme, aunque no lo podía culpar del todo, yo no había salido mucho de mi habitación en este tiempo. Ninguno de los dos decía nada, el lugar se estaba llenando de un silencio un poco incómodo, yo por mi parte no sabía que decir para quitar ese silencio, pero el parecía como si temiera decir algo, como esperando a que me escapara.

- ¿Apenas, vas a dormirte? - solté.

- Mmm, de echo solo vine a bañarme y por algo de ropa. Desde que te fuiste no he podido dormir en esta habitación, de hecho, no he podido dormir bien. – se le veía un poco avergonzado.

No le hice caso a mi estúpido orgullo y me acerqué para abrazarlo, me dolía verlo así, como un muerto en vida. Al parecer no se lo esperaba, ya que estaba sorprendido, no tardó mucho en devolverme el abrazo, solo que él me abrazaba muy fuerte, como temiendo que me escapara en cualquier momento.

- Ven, vamos a dormir. – tome su mano. - ¿Si?

- ¿En nuestra habitación? ¿Los dos? – se le veía feliz.

- Si, los dos y en nuestra habitación. – le regale una pequeña sonrisa.

- ¿Estas completamente segura? No quiero presionarte a nada. Y… - estaba muy nervioso, en su cara se reflejaba su asombro.

- Estoy segura, ven. –agarre con más firmeza su mano y nos adentre al cuarto.

No fue necesario hablar, cuando ya estuvimos adentro del cuarto, empecé a quitarle su corbata, seguido de su saco. El empezó a quitarse su pantalón y su camisa, cuando solo estuvo en bóxer, lo adentre al baño.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.