Mentiras, una y más mentiras....

LA PRIMERA OBSESION.

No pudo soportar más, el enojo iba en aumento por cada cosa que decían aquellos dos y es que no podían ser más hipócritas; su propio padre, el sujeto que se supone fue su héroe en algún punto de su niñez, lo manipulo para hacer lo que él quería y el siendo un niño que quería el cariño de su padre, hacia lo que pedía.

Por su mente solo se repetían todos los momentos que paso a su lado, ahora entendía su actitud hacia él, esos comentarios, las actitudes con su madre y hermanos; eso solo provocaba aún más su enojo y es que no podía seguir escuchando todo lo que salía por su boca.

  • ¡Ya cállense maldita sea! - no aguanto más, el enojo se filtró por su voz. - cómo pueden estar hablando tan tranquilamente, después de soltar toda esa mierda?! Es que acaso no creen que nos merecemos una explicación de todo esto?!

  • ¡Ay no! él bebe Sebastián ya va a empezar a llorar. - hablo cínicamente Alessandro. - pobrecito, aun no comprende que aquí y allá fuera solo fue un maldito experimento. - hizo un pequeño puchero.

  • Tu mejor explícame por qué demonios ese sujeto te dice hijo. - necesitaba respuestas y las obtendría de alguna u otra manera.

  • Primero que nada, tu no me mandas a mí. - mantenía una sonrisa algo tensa. - y en segundo por qué demonios te tengo que explicar todo yo? ¿Por qué no se las pides a tu querido padre?

  • ¡Porque al parecer tu eres de los únicos que sabe qué demonios está pasando aquí! - se le veía exaltado a Sebastián. - además de que no se va por las ramas alargando toda esta maldita situación.

Solo a muy pocas personas les parecía demasiado divertido e incluso entretenido ver el cómo ese idiota no procesaba todo lo que estaba sucediendo, es que era demasiado obvio todo lo que estaba sucediendo en aquel momento, así que casi en un acuerdo casi silencioso la mayoría se puso de acuerdo para alargar esa situación solo un poco más; más sin embargo Sarah ya estaba harta de toda esa situación, en cada momento que pasaba su paciencia se estaba agotando poco a poco.

Le daba lastima ese pobre idiota que tanto daño le hizo, pero eso no le gustaba para nada solo el hecho de que ese sentimiento estuviera relacionado con él le provoco enojo, así que decidida se acercó lentamente hacia donde se encontraba aquel idiota, justo cuando ya lo tenía lo suficientemente cerca le propino un buen puñetazo, dicha acción provoco un silencio sepulcral en todo el lugar, más de uno se quedó sorprendido de lo que había pasado en no menos de un minuto.

  • ¡¿Qué demonios?! - pregunto confundido Sebastián mientras Sarah se alejaba de ahí y volvía a su lugar. - porque putas hiciste eso?!

  • Eres un completo idiota que me tiene aburrida. - respondió seca. - así que, ya cállate y aprende que aquí no vales nada.

  • ¡Eso no te da el derecho de pegarme, maldita sea! - se le veía enojado.

  • Desde que tú lo hiciste la primera vez conmigo, me da el derecho a mí también de hacer lo que se me da la gana contigo. - se podía percibir el enojo a través de sus palabras. - así que no te hagas un mártir y cállate de una maldita vez.

El ambiente se empezó a poner tenso después de eso, Asmodeo y Luke sabían que no podían hacer un comentario al alzar en ese momento, sabían de lo que ella era capaz de hacer, lo habían visto con sus propios ojos; así que simplemente se quedaron callados esperando su orden, la conocían lo suficientemente bien como para saber que daría una orden después de todo ese escándalo; más sin embargo no esperaban que de un momento a otro se pusiera a aplaudir ángel, se le veía realmente fascinado con toda esa situación, además de complacido por alguna extraña razón.

  • ¡Vaya! - su sonrisa no podía ser más grande. - al parecer al fin decides involucrarte en esto querida.

  • Y tú no deberías de estar hablando en este preciso momento. - le dio una mirada fría.

  • Al fin te salieron agallas hijita mía. - una sonrisa ladina se formó de inmediato.

Su madre también decidió hablar justo en esos momentos, mas no quería darle importancia, no ahora que podía conseguir la verdad acerca de todo, así que la mejor opción era ignorarla, al fin y al cabo, que solo ella quería o más bien necesitaba atención, más ella no se la daría. Se quedo callada por un momento midiendo sus posibilidades, analizando todo y llego a la conclusión de que esto estaba pasando demasiado lento, necesitaba respuestas rápidas; así que el nerviosismo que antes tenía fue desplazado y quedo la necesidad de hacerles callar, además de obtener las respuestas de inmediato; así que se decidió por la opción más fácil.

  • Marco. - hablo sin dejar de verlos.

  • ¿Qué necesitas pequeña? - marco se acercó rápidamente con una sonrisa.

  • Recuerdas lo primero que me enseñaste? - le dedico una sonrisa.

  • Claro que si pequeña. - se le veía curioso.

  • Necesito que lo pongamos en práctica en este momento. - su voz sonó demasiado tranquila para cómo se estaba sintiendo en aquellos momentos.

  • ¡Vaya! - se le veía asombrado. - no espere ver esto pequeña, estoy muy orgulloso por lo que quieren hacer. - su exageración hizo que a Sarah se le saliera una pequeña carcajada.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.