Mentiras Verdaderas.

Capítulo Diez.

 

Capítulo X

 

 

 

 Ahí se encontraba ese niño. En esa pequeña incubadora como él. Alex no era de agradarle los niños, pero ese bebé era diferente, era su sobrino.

– Llevas horas observando a ese niño-comenta Carl sentado reposando su cabeza en la cabecera de la silla-dijiste que verlo es igual que ver a Dante ¿Por qué lo miras tanto?

– No lo sé.

 

Horas antes…

 

– Señor, el niño se encuentra en la incubadora, pero su madre…perdió mucha sangre por la bala y no logró…sobrevivir.

Esa noticia provocó un desbalance en las piernas de Alex, pero Carl logro sostenerlo. La doctora no dijo más nada y solo se alejó.

– Espere, ¿Puedo verla?-asiente algo triste y su compañero no lo detiene, sino que lo acompaña. Al entrar, su vista se enfoca en un cuerpo frío, azul y completamente tenso. Nunca pensó en verla así, en ese estado.

Muerta.

Quería comenzar de nuevo con ella, cuando volviera de Londres, pero el futuro no lo quiso así. Pudo sentir un nudo realmente enorme en su garganta sin poder sacarlo de ahí. Tenía la necesidad de golpear algo y llorar, pero nunca lo haría frente a las personas, aunque sin darse lágrimas se derraman rápidamente de sus ojos y Carl lo nota saliendo de la habitación cerrando la puerta detrás de él, dejándolo solo.

  – Sam-sin poder evitarlo ni ocultarlo más, las lágrimas salen sin control alguno y sollozos salen de sus cuerdas vocales-debí decirte antes, debí advertirte-se acerca más tomando su mano muy fría y arrodillando a su lado. Era demasiado doloroso para ocultar sus sentimientos. Pensó que iba a estar a su lado el resto de su vida, no como amantes, sino como hermanos-Lo siento, enserio lo lamento tanto-coloca la mano de Sam en su frente sudada calmando su tristeza con su tacto-Cuidaré de ese bebé, lo haré y prometo darle una vida de la que vas a estar orgullosa, lo prometo-seca sus lágrimas y se pone de pie-Se llamará Wally ¿Qué opinas?-esperando una respuesta las lágrimas amenazan con salir de nuevo al saber que no escuchará de nuevo su voz-lamento que hayas sufrido tanto Sam, quisiera remediarlo, pero no puedo-cierra sus ojos en un intento de que sus lágrimas no salgas, pero era en vano.

Nunca antes se había sentido tan vacío y tan triste. Sin duda era alguien muy especial para él.

– Alex, la Doctora necesita hablar contigo-Carl solo informa y sale sin molestar.

Alex conoció a Carl el mismo día que conoció a Dante. Alan necesitaba que alguien ayude a su hijo a cumplir con sus trabajos sucios, hasta que llegó Dante. Molesto, cerrado, frío, amargado, perfecto para el trabajo, sin sentimientos.

Al conocerlo Alan enseguida lo contrató luego de haberle hecho varia pruebas de confianza, pero cuando su compañero se enteró no pensó necesitar ayuda de alguien que ni siquiera conocía, pero Alan insistía.

 

 

“Ese día, de lo molesto que estaba por haberle contratado un compañero sin su consentimiento, se escapó en busca de un buen café refrescante para activar su cuerpo y mente. Al momento que llegó a la cafetería localizó a un chico que creyó confundirlo con Dante. Eran muy similares, en solo los ojos y el cabello. No le dio importancia yéndose de ahí con su café en la mano. Cruzando la enorme puerta de cristal oye un pequeño disparo. Gira sobre sus pies encontrándose con un tipo raro con una capucha roja, un arma en su mano junto con un silenciador apuntando hacia la mujer cerca de la caja registradora.

– ¡Dame todo lo que tengas!-ordena casi a gritos con un tono desesperado.

– Baja las manos. Policía-El chico que había visto anteriormente estaba con un arma apuntando de lejos. El ladrón bajó su arma y el policía imitó su acción.

Justo cuando iba a colocarle las esposas, sale corriendo en dirección a la puerta, en donde se encontraba Alex. Sin importarle mucho deja su café sobre una mesa y golpea al ladrón en su rostro dejándolo inconsciente.

– Gracias-con un tono de sorpresa lo levanta y lo lleva a su auto esposándolo antes de entrar-Pensé que ibas a dejarlo ir-ya lejos de su auto comienza a charlar.

– Iba a hacerlo. Hasta pensé en abrirle la puerta-el policía ríe ante su broma pero se desvaneces al ver que no fue una broma ni sarcasmo-Como sea-a punto de irse, girando sobre sus pies choca contra Dante con una sonrisa completamente victoriosa.

– Oh, el juguete viejo, viendo al nuevo-la burla solo provoca que Alex cierre sus puños para querer golpearlo.

– Dijiste que vendrías antes. Llegas tarde y yo ya me voy-suelta el policía detrás de Alex, cruzado de brazos.

– Lo siento hermanito por haberte hecho esperar-se burla-me da igual. Comenzaré a trabajar mañana-al decir esas palabras mira fijo a su nuevo compañero esperando una reacción loca de su parte pero nada-No me molestes, Carl, tú tampoco Alex-sin más desaparece.

– Veo que conoces a mi hermano mayor-agrega.

– Así que es tu hermano-se ríe-debes ser un demente igual que él, Carl.

– Soy policía, él es un ladrón. Creo que el único demente aquí es él y nunca nos llevamos bien-camina hacia la puerta del conductor para subir-gracias por la ayuda, Alex-con una sonrisa sincera y muy bonita se despidió.

Luego de unos meses Carl y Alex comenzaron a ser muy buenos amigos junto con Eric. Pero a Dante no le agradaba mucho la idea “.

 

 

Seca sus lágrimas y sale buscando a la Doctora.

– Señor Rey. Su amigo está bien, logramos sacar la bala a tiempo, solo perdió un poco de sangre y podemos asegurar que la bala no provocó ningún daño cerebral o algo relacionado-un suspiro de alivio es expulsado del cuerpo de Alex-ya el otro muchacho rellenó las planillas. Solo…-él podía notar como le costaba decir lo que tenía que decir-El bebé, está en una sala dentro de una incubadora ¿Desea verlo?




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