Mentiras Verdaderas.

Capítulo Trece.

 

Capítulo XIII

 

Ordenando sus cosas luego de haberse pegado una ducha, su corazón se aceleraba demasiado al recordar una y otra vez las escenas del hospital.

Pero ya iba a superarlo o eso esperaba.

Mientras cubría sus puños lastimados con una venda blanca, Eric golpea la puerta de su habitación permitiéndole el paso. Carl y Eric estaban muy preocupados por él. Nunca lo habían visto tan cortante con ellos, más de lo normal.

– ¿Qué ocurre? ¿Wally despertó?-Eric niega con su cabeza viendo sus manos lastimadas.

– Carl lo está cuidando, no despertó aún-cierra la puerta a sus espaldas y camina hacia un pequeño rincón donde se encontraba una silla-¿Estás bien? Quiero decir, sé que todo esto ha sido duro y con Carl queremos ayudarte de alguna forma…

– No lo hagan-suelta molesto haciendo presión en la venda abriendo sus heridas de nuevo-estoy mejor solo-se coloca la camisa, ya que se curó su costado lastimado, y camina hacia la puerta tirando de esta-puedes irte.

– No voy a insistir, tú sabes como soy yo-ahora ambos estaban teniendo una competencia de miradas completamente asesinas que a Alex le ardían por completo sus ojos-seré directo contigo. Has asesinado a muchas personas y nunca te has puesto así. Olvida esos sentimientos si no quieres volverte débil y perder tu lugar-levanta una ceja esperando a que responda pero antes de que lo haga, se marchó.

Alex cerró tranquilamente la puerta, se colocó su chaqueta. Observó unos minutos el techo para luego salir de la habitación en busca de Wally con la mirada. Caminó hacia él tomándolo entre sus brazos logrando que se despertara. Le sonrío abrazándolo callando de a poco su llanto.

– ¿Crees que tenga hambre?-preguntó sin tener la mínima idea de cómo cuidar a un bebé recién nacido. Eric levanta sus hombros sin quitar la mirada de su teléfono, mientras que Carl fue a pasos ligueros hacia la cocina.

– He cuidado a mi prima cuando nació-comentó desde la otra habitación-aunque aquí no hay absolutamente nada para él-toma su chaqueta abriendo la puerta principal-iré a la tienda a unos minutos de aquí. Traeré lo que necesita hasta que podamos volver de nuevo-sin más sale dejando un silencio incómodo en las tres personas que se encontraban ahí.

– ¿No vas a moverte?-interroga medio molesto pateando su pierna cruzada.

– No-vuelve a contestar sin mirarlo. Con la poca paciencia que le quedaba a Alex, dejó lentamente a Wally en el sofá que dormía anteriormente para abalanzarse encima de Eric para golpearlo. Pero él como ya se lo esperaba logró bloquear alguno de sus golpes-¿Ahora vas a prestarme atención? ¿Necesitas ayuda después de todo?-deteniendo sus puño s a escasos centímetros de su rostro, lo observa fijamente.

– Nunca dije que no necesitaba ayuda, dije que no lo hagan tú y Carl-Eric frunce el ceño ante su repentina confesión de que necesitaba ayuda pero nunca supo cómo pedirla.

– Te ayudaremos te guste o no, ahora quítate de encima de mí-ordena casi a gritos arrojándolo al suelo.

Luego de hacer las paces arreglando sus problemas, sin darse cuenta se quedan dormidos en el sofá entrando a un profundo sueño que no notaron que Carl había vuelvo.

– Ninguno de los dos sirve como padre-se queja Carl tomando a Wally para darle su biberón que había preparado minutos antes con leche completamente concentrada.  

Ambos abren sus ojos al instante asustados ante la repentina llegada del chico. Observan a su alrededor viendo todo lo que su amigo compró.

– ¿Cómo trajiste todo esto…solo?-su vista no se despegaba de todas las cosas. Leche para el bebé, pañales, algunos juguetes y muchas cosas que eran para Wally.

– No lo hice, me ayudaron. Ah y por cierto, usé tu tarjeta-le giña un ojo alejándose a corridas junto con el bebé.

Luego de que Alex y Eric hayan jugado con los juguetes de Wally por unas horas, decidieron comer algo, ordenando comida. Los tres se sentían como adolescentes de la universidad que se mudaron juntos. Aunque cuando más lo pensaban, más se daban cuenta de que nunca estuvieron tan juntos los tres.

Siempre estaba con Eric, por las carreras y de vez en cuando se encontraba con Carl por las escenas del crimen o por negocios en su casa. Pero nunca se reunieron los tres.

– Oye Alex-suelta Carl terminando de masticar su comida-¿Qué harás con Alan? Me refiero a que lo asesinaste y no creo que los que limpiaron la escena se queden callados.

– Volveremos a mi casa-soltó como si nada provocando que Eric se ahogue con su bebida-El doctor me dijo que Wally puede volar luego de los siete días de nacido, así que nos iremos la semana entrante. Ahí le diremos todo a Mía, las empresas quedaran a su nombre y explicaré la repentina desaparición de Alan-siempre fue una persona decidida, pero sus amigos lo notaron mucho más tomando esa decisión.

– ¿Estás seguro?

– ¿Por qué no lo estaría? Tú me dijiste que dejara estos sentimientos de lado para no volverme débil y perder mi lugar. Solo me mantengo en mi puesto.

– No creo que Eric se haya referido a que seas mucho más frío y dejar de sentir por lo que pasó-habla Carl elevando sus hombros sin saber qué más decir-entiendo que quieras volver, pero tenemos que encontrar el cuerpo de Sam y saber quién envió a Isabel.

– No hay mucho que investigar. Se llevaron su cuerpo, no sabemos nada sobre ellos, la única opción que teníamos lo asesiné en la carretera. Y sabemos que Isabel es hija de Eduar Great, cualquier idiota sabría que quiso vengar la muerte de su padre-dejó su comida sobre la mesa y se encaminó hacia su cuarto.

Sin detenerlo, ni evitar que se vaya de la sala, dejan que desaparezca. Ninguno de los sabía qué decir en ese momento. Podían notar que su amigo estaba pasando por un momento malo, desgarrador, pero ocultaba su dolor ahogándose en sus penas para dejarlo pasar como si de un mal día se tratase.




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