Mentiras y Traición

Capítulo 7

Capítulo 7

 El comienzo de la verdad
 
El día transcurrió más lento que de costumbre para Declan y Sirsha. A él, por los nervios de tener que llevarse a la princesa por la fuerza sin darle explicaciones y a ella por haber decidido escaparse sin poder ver el momento para que obscureciera.
Cerca de la medianoche, a Sirsha le asaltó la duda de por qué Declan la solicitó en las caballerizas. Si la estaba vigilando por órdenes de su tío, no tenía sentido citarla y... ¿para qué?
Decidió acercarse, tal vez, porque pensaba en el fondo que Declan no podía ser como ella suponía. Tal vez, tenía esperanzas de que él  fuera distinto a todos los lacayos de su tío. Sus actitudes mostraban una cosa y sus ojos otra. Pero en el camino al lugar de la cita, vio rastros de sangre que se dirigían al cuarto trasero de los establos.
A pesar de su estupor, su corazón le dijo que siguiera esas huellas.
Fue terrible la sorpresa y el escalofrío que sintió al ver a su prima Mebh tirada en el suelo. Al lado de ésta un cuchillo dejaba evidencia de que se había cortado las venas. Sirsha corrió desesperada a auxiliar a su prima al mismo tiempo que llegaba Declan que había sentido ruidos extraños.
 
Sirsha: (tomando a Mebh entre sus brazos). Por Rowan, Mebh... ¿Qué has hecho?
 
Declan corrió hacia  ambas  y observó las heridas de Mebh
 
Mebh: ( con los ojos llenos de lágrimas). Perdón. Perdón hermana…
 
Sirsha: (confundida) No soy Aoife. Soy Sirsha
 
Mebh. ¿Por qué hiciste esto?
 
Declan: (tenso) Tiene heridas profundas.
 
Sirsha: (mirando en un ruego a Declan) Pidamos ayuda. Aún debe haber tiempo de salvarla.
 
Declan: (levantándose para ir a buscar unos lienzos) No es conveniente que busquemos ayuda ahora. (Haciendo un torniquete en  las heridas de Mebh) Voy a hacerle presión para disminuir el sangrado.
 
Sirsha: Estuviste en muchas guerras y sé que salvaste muchos hombres. ¡Sálvala por favor!
 
Declan: (apresurado por las circunstancias) Voy a buscar con qué coserla. Tú busca telas y agua para limpiarle las heridas sin alejarte de aquí. No quiero que nadie nos vea u oiga.
 
Sirsha: (mientras aseaba las heridas de su prima) ¿Mebh? No te duermas. ¿Por qué hiciste esto?
 
Mebh sólo se apoyó en su regazo. Si bien siempre había sido una persona triste, Sirsha no se imaginaba que llegase a esto.
Declan llegó con los aditamentos para tratar de salvarla y le ordenó a Sirsha que le colocara a Mebh en la boca un trozo de madera para evitar que grite de dolor.
Ante la solicitud nuevamente de buscar ayuda, Declan le dijo mientras estaba concentrado en su tarea:
 
-No vayas. Estás en peligro, Sirsha, y tengo que sacarte de aquí ahora. Jarlath y Aoife planean matarte. Si no te saco de aquí esta misma noche, para mañana a esta hora estarás muerta.
Sirsha no podía creer lo que escuchaba. Pensó que Declan se había vuelto loco. Pero en ese instante Mebh la miró a los ojos confirmándole lo que Declan le decía. Siempre se habían comprendido con la mirada.
Era la primera vez que nuestra heroína no supo que decir y se limitó a escuchar.
 Declan: (terminando de salvar a Mebh) En unos instantes te pido que comiences a caminar hacia la parte norte del castillo. Ya me aseguré que no hubiese guardias allí. A media legua están esperando nuestros caballos. Es necesario que nos apresuremos para tener un día de ventaja. Cuando se enteren de que huimos nos mandarán a buscar.
 
Sirsha: (impresionada) Te ordeno que me digas qué está ocurriendo...
 
Declan se incorporó y la tomó por los hombros:
 
-Sé que no comprendes nada, pero no es el momento. Cuando lo sea,  lo sabrás. Es necesario que por esta vez confíes en mí.
 
Sirsha: (preocupada) ¿Y Mebh?
 
Declan: No te preocupes por ella. La encontrarán y se recuperará.
 
Sirsha: (imponiéndose) ¡Si la dejamos aquí volverá a hacer lo mismo que hizo hoy!
 
Declan: (frío) Si la llevamos herida y débil como está puede morir en el camino y si nos retrasa te puedo asegurar que no tendrás la oportunidad de salvarla ni a ella ni a nadie en este mundo.
 
¡Era tan confuso lo que Declan decía! ¿Qué era lo que sabía? No podía dejar a Mebh así. Si algo grave pasaba, su prima también corría peligro. Fue entonces cuando Mebh con pocas fuerzas habló.
 
Mebh: Sirsha, Declan tiene razón. Estás en peligro aquí. Tienes que confiar en él e irte. Yo estaré bien. ¡Por favor, vete!
 
Sirsha: (con lágrimas en los ojos) Mebh... ¿Qué pasa? ¿Qué es lo que sabes?
 
Mebh: No puedo decírtelo, pero en parte,  me alegra que esté pasando esto. Debes irte ya.
 
Sirsha: ¡No puedo dejarte!
 
Mebh: Te prometo que estaré bien hasta que vuelvas. Confío en ti. Vete.
 
Dicho esto, Mebh se desvaneció.
Declan tomó a Sirsha del brazo y salieron sigilosamente hacia el lado norte del castillo. Corrieron la media legua y montaron los caballos.
Cabalgaron toda la noche y parte de la madrugada. Mientras, Sirsha se preguntaba una y otra vez el por qué Declan le habló de salvar a la Tierra y Mebh le dijo que confiara en él.



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En el texto hay: acción escape amor, traicion, intriga

Editado: 16.09.2020

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