Mentiras y Traición

Capítulo 22

Capítulo 22

 La historia
 
Donovan: Su abuelo Labhras, rey de Riordan, tuvo dos hijos: Cronan y Gael.
Cronan era el mayor y heredero al trono, pero Labhras estaba muy preocupado por cómo se conducía su hijo. Le interesaban las artes oscuras, las mujeres, los vicios. De carácter débil, pero con el poder que le daba la posición con la que había nacido.
En cambio, Gael era distinto. Fuerte, inteligente, meticuloso y con un corazón lleno de bondad. La disciplina era su religión, ya que, decía que Rowan, nuestro dios, recompensaba a los que pensaban en él y ayudaban a los demás. Era muy amado en el pueblo por su humanidad.
Esto hizo que Cronan lo fuera odiando cada vez más. Las peleas entre hermanos comenzaron a hacerse más frecuentes. Primero de palabras y luego físicas. Gael no podía soportar que su padre se estuviera enfermando por el comportamiento de su hermano que para colmo de males había conocido a un mago que le decía cada cosa que debía hacer.
 
Sirsha: Jarlath, ¿verdad?
 
Donovan: Sí. Para ese entonces Jarlath era un mago joven, pero tenía tanta ambición que sus dotes se incrementaban a pasos agigantados. En el pueblo comentaban que siempre le pidió las cosas al mismísimo demonio para obtener favores.
Necesitaba poder y nada mejor que parasitarse de un joven que prometía ser rey. Aodhan era el mago de la corte. Con su abuelo, Gael y él, el reino marchaba en paz. Los gobiernos vecinos estaban de acuerdo con los pactos hechos y el respeto mutuo, pero Jarlath envenenaba cada vez más la mente de su tío Cronan.
Como su abuelo ya no podía soportar más la situación dividió el reino en dos. La parte más rica y próspera se la dio a su padre y la tierra infértil y decadente a Cronan. Cronan no se ofendió y partió enseguida. Sorprendió a todos que no hiciera nada al respecto.
 
Sirsha: ¿Sorprendió?
 
Donovan: Sí. Yo era el capitán de la guardia de su abuelo.
 
Sirsha: (mirándolo con sorpresa) ¿En serio?
 
Donovan: Sí su majestad.
 
Sirsha: (no pudiendo soportar más la intriga) ¿Y mi madre?
 
Donovan: Es una historia muy hermosa. Su padre no deseaba una esposa que lo amara sólo por tradición o convenios entre reinos. Le pidió a Aodhan que le hiciese un amuleto mágico para hacerle saber si la mujer que tenía enfrente lo quería de verdad y Aodhan hizo el amuleto de Aengus.
 
Sirsha: ¿El amuleto de Aengus?
 
Donovan: Correcto. Era un amuleto especial. Si las personas que estaban delante se amaban realmente se tornaba de color rojo. Pero si no, se ponía negro. Muchas princesas intentaron engañar a su padre, pero todas fracasaban. Él estaba perdiendo las esperanzas y su abuelo pensó que nunca conocería lo que era tener descendencia hasta que apareció su madre.
 
Sirsha: (con tristeza) ¿Cómo era ella?
 
Donovan: Era hermosa. Y un magnifico ser humano. Todos los que la veían se enamoraban. Pero no era una princesa. ¡Oh, no! Era una de las súbditas del reino. El trabajo de su madre consistía en preparar estéticamente a las princesas antes de las presentaciones reales. Una sirvienta y dama de compañía. En cada rechazo de su padre, aumentaba el amor de su madre que también estaba enamorada de él. En cada incompatibilidad ambos se ponían a charlar sobre el amor y la vida y allí su padre descubrió que tenía a la mujer que lo hacía feliz delante de las narices. Hasta que un día le pidió que le permitiera colocarle frente a su corazón el amuleto que se tornó de un rojo intenso al instante.
 
Las lágrimas de Sirsha corrían de la emoción por la bella historia.
 
Sirsha: ¿Y Cronan? Se fue sin reclamar nada. ¿Qué sucedió?
 
Donovan: (con rencor en su mirada) Cronan asistió a la boda de su padre sin ser invitado con la apariencia de querer restablecer la paz entre hermanos. Y a pesar del repudio del pueblo, su padre lo recibió con esperanzas de las promesas de cambio. Al ver a su madre quedó prendado de su belleza. Nunca sabré si por deseo o por venganza. Cronan, al tiempo se casó con una princesa de uno de los países vecinos por acuerdos políticos y tuvo una hija. Pero la maldad de su tío no tenía límites. La reina no pudo soportar tanto maltrato y negligencia de su esposo, tanto desamor y se quitó la vida.
 
Sirsha: Entonces la suicida fue mi tía.
 
Donovan: Exacto.
 
Sirsha: (tratando de atar cabos) ¿Y Mebh? Acabas de decir que tuvieron una hija. Fueron dos.
 
Donovan permaneció callado.
 
Sirsha: ¿Quién es Mebh Donovan?
 
Donovan: Mebh es su hermana majestad.
 
Sirsha: (levantándose bruscamente de donde estaba sentada) ¡¿Cómo has dicho?!
 
Donovan: (levantándose) En realidad no era el momento de que lo supiera.
 
Sirsha: (estallando) ¡Estoy harta de que la información sea manejada!  ¡Debemos ir a buscarla! La abandoné en la boca del lobo.
 
Donovan: (tomándola de la mano) No diga eso majestad. Usted tiene una tarea que cumplir. Todo el mundo depende de ello. De lo contrario, ni Mebh ni usted estarán a salvo de Jarlath si abre la puerta de los infiernos y toma el reino.
 
Sirsha: Mebh lo sabía. Por eso intentó suicidarse y me llamó “hermana”. Yo quise traerla.
 
Donovan: Hágase fuerte y trate de reflexionar. Si Mebh sigue viva la mantendrán así para atraerla a usted. Saben que cuando se entere que es su hermana volverá por ella. Necesitan algo para negociar. Por ahora está bien y de seguro esperando que usted vuelva.
 
Sirsha: (sintiéndose traicionada) Declan lo supo siempre. Maldito sea.
 
Donovan: Sí, pero tenía el mandato de callar. La fuerza y la sabiduría están de su lado. Úselos. Declan sólo sigue órdenes.
 
Sirsha: ¿De Aodhan?
 
Donovan: No. La persona que le dio las órdenes se presentará cuando sea el momento. Y no se enoje con él. Desde que perdió a sus padres estuvo a mi cargo y viene de un gran sufrimiento.
 
Sirsha: ¿Y por qué Cronan tomó a Mebh como a su hija y a mí como su sobrina? ¿Qué pasó con el pueblo que no salió a las armas? Yo soy mayor que Mebh. ¿Mebh fue el fruto de la violación de Cronan hacia mi madre?
 
Donovan: Fue un ataque sorpresivo. Soldados de la Perdición volando por el cielo que se había oscurecido. Jarlath hizo un pacto con el mismo demonio de tomar el reino a cambio de la vuelta final del mal. No tuvimos tiempo de nada. (Escondiendo algo que prefería guardarse para sí) A Mebh la tomo como a lo que era, su hija. A usted como sobrina porque no soportaba que su rostro reflejara la cara de su hermano. Y con respecto al pueblo. Muchos murieron.
Mujeres perdiendo a sus prometidos y maridos. No querían perder a sus hijos y familiares y todos callaron estos años por miedo. Los soldados de Cronan se encargaron de poner ojos y oídos en el pueblo para matar a los que quisieran revivir la verdad. A los que quisieran causar una revuelta. Por ello, me refugié aquí con mi esposa. Preferí darme por muerto hasta que llegara el momento.
 
Sirsha: Hay muchos cabos sueltos por el momento, pero los ataré con las personas con las que tengo dudas. Vamos. Hay mucho que hacer.
 
Donovan: ¿Se hará cargo de su pasado?
 
Sirsha: (respirando hondo) Por supuesto. Es hora de que Jarlath y Cronan paguen por lo que hicieron con mis padres. Y quiero a mi hermana conmigo.



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En el texto hay: acción escape amor, traicion, intriga

Editado: 16.09.2020

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