Mentiras y Traición

Capítulo 24

Capítulo 24
 Eoghan y su presa
 
  Declan corrió hacia dónde se encontraba Donovan, pero éste le indicó que no se separara de Sirsha. Con el tiempo y la experiencia Donovan había aprendido a reconocer a su enemigo antes de que se presentara, pero era tarde. Eoghan había rastreado a Sirsha y tomándola por los hombros la elevó por los aires.
  Donovan se había desesperado, pero Declan apuntando con sus profundos ojos marrones acertó a los tendones del demonio antes de que tomara más vuelo.
  Los Soldados de la perdición tenían la característica de caer al vacío debido a la ubicación de los tendones en sus alas si eran heridos.
  La primera flecha siguió de largo, pero la segunda dio en el blanco. El dolor que sufrió la criatura hizo que sus garras se contrajeran y lastimaran a Sirsha sujetándola aún más y haciendo que la muchacha gimiera de dolor. Donovan le gritó a su sobrino para que se apresurase.
Declan: (volviendo a apuntar) ¡No se me escapará!
  La tercera flecha terminó dando en el segundo blanco e Eoghan soltó a Sirsha antes de empezar a caer en el vacío.
Donovan atajó la caída de Sirsha y Declan empezó a luchar con el demonio que pronto en tierra se defendió ferozmente. Se abalanzó sobre Declan, pero la  pelea no duró mucho porque la bestia estaba muy dolorida y Donovan una vez puesto a salvo a Sirsha, tomó al demonio del cuello y empezó a apretarlo hasta desmayarlo.
  Declan corrió a ver cómo estaba la chica y Aodhan llegó justo a tiempo para atar al intruso con unas cuerdas mágicas de hilos de oro impregnadas con agua consagrada.
  Al tomarla en sus brazos, Declan notó sangre en la espalda de Sirsha.  Las garras del demonio habían perforado su piel. Fue la primera vez que Declan se paralizó.
  Eoghan fue llevado a los establos y Sirsha a la habitación de Donovan y Ankara.
  Mientras tanto en el reino, Jarlath estaba cada vez más impaciente de las nulas noticias. No podía ver dónde estaban sus enemigos porque Aodhan había hecho un conjuro para ocultar su ubicación. El mago blanco era viejo, pero más sabio.
  El pueblo continuaba la rebelión y no todos los soldados estaban ya dispuestos a seguir sus órdenes.
  Aoife continuaba encerrada en sus aposentos porque el mago ya no confiaba ni en su sombra.
  Estaba nervioso y pensó en poner en marcha el despertar final de la esfera negra. Pero ésta no podría hacer el trabajo final de abrir el portal de
los infiernos sin la sangre de Sirsha. Tal vez fuera el momento de probar otras opciones,  pero aún no había  Luna Nueva.



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En el texto hay: acción escape amor, traicion, intriga

Editado: 16.09.2020

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