Mentiras y Traición

Capítulo 32

Capítulo 32
 

Hacia Priscob
 
El quinto día de la cuenta regresiva corría. Esta vez la cabalgata fue  larga. Anduvieron y anduvieron hasta llegar a un enorme lago.
El corazón de Sirsha se aceleró. Si hubiesen tenido que atravesarlo habrían perdido horas de lo ancho que era. Pero la idea no era ni cruzarlo ni bordearlo.
Sirsha: (agitada) ¿Qué hacemos aquí?
Aodhan: Deben encontrar a Priscob.
Declan: ¿El forjador de la espada de Cian?
Aodhan: Exacto.
Sirsha: (clamando atención)  ¿Alguno podría ponerme al corriente de quién es Priscob y para qué necesitamos una espada que lleva un nombre de hombre?
Aodhan: Priscob es un gnomo herrero. Sus espadas son mágicas y tienen la particularidad de ayudar al guerrero que la posea. Declan la necesita más que nunca. A esas espadas le dicen las “espadas de Cian”  porque la primera fue para ayudar a un guerrero legendario.
Sirsha: ¡Ah! Esto es fácil. Sólo debemos ubicarlo y pedirle que nos haga una.
Aodhan esbozó una sonrisa.
Sirsha: ¿Por qué te ríes? ¿No es empresa fácil verdad?
Aodhan: No.
Sirsha: De acuerdo, debemos encontrar a un gnomo que hace espadas mágicas y llevan el nombre de un guerrero. ¿Y dónde crees que podemos encontrarlo?
Aodhan: (señalando el lago) Allí.
Sirsha: ¿En el lago?
Aodhan: En lo que hay en el lago.
Dicho esto les mostró un legendario mapa que debían seguir bajo las aguas para encontrar al gnomo.
 Éste indicaba que bajo el agua a medio kilómetro se formaba un vacío que daba a una ciudad subterránea, hábitat de estos seres maravillosos.
Sirsha: ¿Quieres decir que nos vamos a meter nadando hasta quién sabe dónde para...?
A la princesa comenzó a faltarle el aire.
Sirsha: (bajando del caballo y caminando para el lado contrario al lago) No. No voy a meterme ahí. Es una locura.
Aodhan: (Alzando la voz) ¡Sirsha! ¡Si Declan no consigue esa espada ambos morirán cuando se enfrenten a Jarlath y a los Soldados de la perdición.
Pero Sirsha no lo escuchaba. Le faltaba cada vez más el aire. El mago se acercó:
Aodhan: ¿Qué te sucede?
Sirsha: (respirando con dificultad) Le tengo terror al agua. Con sólo verla me empieza a faltar el aire.
Aodhan: ¿Qué es lo que causa tu miedo?
Sirsha: No lo sé. Creo que es por la vez que Aoife, Mebh y yo fuimos de pequeñas al río a nadar y en el agua se me engancharon las ropas en una rama. Empecé a hundirme y tragué mucha agua. Aoife me miraba desde la orilla sin moverse. Si no fuera por Mebh...
Aodhan: (analizando la situación) Eso no puede ser. Tiene que haber otra razón. Lo del día que casi te ahogas es sólo la punta del problema, pero no es la causa original.
Declan: Memoriza por favor.
Sirsha: No recuerdo nada.
Aodhan: Entonces debo hacer que recuerdes. Quedan 4 días para la Luna Nueva. No podemos perder más tiempo.
Aodhan le indicó a Sirsha que se recostara en el pasto tranquila y que hiciese lo que él le fuera indicando.
Aodhan: (sentándose cerca de Sirsha y tomándola de la mano) Quiero que cierres los ojos y empieces a respirar hondo. Inhala siete veces y exhala siete también. Cuando estés relajada imagina que estás en medio del campo. Hay flores, hierba fresca...
Declan: Puedo ir yo solo. No podemos perder más tiempo.
Aodhan: Te sugiero que te calles. No puedes ir sin ella. Hay un camino pactado que deben hacer los dos. (Volviendo a la princesa) Sirsha... ¿Estás relajada?
Sirsha: (respirando tranquilamente en trance) Sí.
Aodhan: Bien. Estás en el medio del campo. Hay sol, sientes el aroma de las flores y la suavidad del pasto. De pronto empiezas a caminar. Caminas y caminas hacia delante. De pronto, comienzas a rodar. Ruedas y ruedas.
Sirsha comenzó a imaginar todo aquello y sintió que se alejaba de la realidad para entrar a otro mundo.
Aodhan: Ya no tienes 20 años. Tienes diez. ¿Recuerdas algo del agua?
Sirsha: No.
Aodhan: Está bien. Sigue rodando. Ahora tienes 9, 8, 7 años... ¿Recuerdas algo?
Sirsha: (hablando en presente) Estamos en la orilla de un lago cerca del castillo. Mebh, Aoife y yo nos escapamos a nadar. Queremos estar solas de todo. Aoife y Mebh se meten primero. Me dicen que entre al agua. Me pongo nerviosa y no comprendo por qué, pero me meto. Nado un tiempo, pero quiero salir. Mebh quedó en el agua y Aoife salió.  Mis ropas se atascan entre las plantas de los fondos. Me tiran para abajo. Grito. Aoife me oye, pero no se mueve. Me observa desde la orilla. Me mira fijo. Ya no puedo gritar. Estoy tragando agua.
Sirsha comenzó a ahogarse por el recuerdo aquel, ya que, su cuerpo lo vivía como real.
Aodhan: Quiero que dejes a la niña de 7 años. Ve más atrás. Dijiste que cuando estabas en la orilla del lago ya estabas nerviosa. La razón está más atrás. Ahora tienes 6, 5, 4 años. ¿Recuerdas algo?
Sirsha: No.
Aodhan: 3 años...
Sirsha: No.
Aodhan: ¿2 años tal vez?
Sirsha: No.
Aodhan: Sigue rodando. Ahora tienes un año. Pero no acabas aquí. Ahora tienes 11 meses, 10, 9, 8, ve bajando... ¿Dónde te encuentras ahora?
Sirsha: Estoy en el vientre de mi madre.
Sirsha... ¿Notas algo en el vientre de tu madre?
Sirsha: Me cuesta salir. Está todo tan oscuro. Me
siento aprisionada. (Tomándose el cuello) No puedo respirar.
Aodhan: ¿Qué pasa?
Sirsha: Algo sujeta  mi  cuello. No logro saber qué es. Veo luces.
Sirsha comenzó a ponerse colorada. Declan nervioso.
Declan: ¿Qué le pasa?
Aodhan: Se está ahogando con el cordón de vida.
Declan: Sálvala. Sácala del recuerdo.
Aodhan: Aún no. (A Sirsha) Continua.
Sirsha: No puedo respirar siento gritos alrededor. Tratan de salv...
La princesa se tomó el cuello con ambas manos. No podía respirar y se estaba poniendo azul.
Declan: (desesperado) ¡Sácala!
Aodhan: ¡No!
Declan: ¡Sácala por un maldito demonio!
El capitán empujó al mago y comenzó a darle respiración boca a boca. En los últimos momentos de ahogo pudo ver el rostro de su madre que la miraba orgullosa. Quiso ir hacia sus brazos, pero volvió bruscamente a la realidad por  Declan que la asistía.
Inhaló aire de golpe y su corazón volvió a latir con fuerza.
Sirsha: (golpeando a Declan bruscamente) ¿Por qué me salvaste? Estaba a punto de estar con mi madre; vi su rostro.
Sirsha comenzó a golpear a Declan. Éste,  en vez de apartarla trató de abrazarla y atraerla hacia sí.
Sirsha: (llorando desconsoladamente y abrazandolo) ¡Madre! Me la quitaste. Me la quitaste.
Declan: (cerrando los ojos y respirando hondo para contenerse) Lo lamento te estabas ahogando.
La princesa lloró desconsoladamente hasta que se calmó.
Aodhan: Si hubieras bajado solo, ella no hubiera descubierto su miedo y no podría haber seguido adelante. Si hubieras ido no la habrías salvado ahora.
Declan: (enojado apartando a Aodhan de Sirsha unos metros) ¡Podrías haberla salvado tú!
Aodhan: Yo la salvé cuando nació. Yo fui el que corté el cordón de vida que la unía a su madre y le cortaba la respiración. Pero la salvé una vez. No podía dos. Para eso estabas tú. Entiende que es hora que te des cuenta lo que te une a Sirsha.
Declan: No sé de qué hablas.
Aodhan: Lo sabes muy bien y no lo quieres ver porque piensas que no eres digno.
Declan: ¡No quiero oír más estupideces! ¡ Dedícate a tu magia y déjame en paz!
 
 

 



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En el texto hay: acción escape amor, traicion, intriga

Editado: 16.09.2020

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