Mentiras y Traición

Capítulo 35

Capítulo 35
 
La discusión con Priscob
 
El mundo bajo tierra era pacífico,  lleno de hermosos árboles y flores. Se veían colores en las hierbas que no se encontraban en la superficie. Los costados eran rocosos y por las piedras caía un agua que daba una sensación de frescura.
Priscob llevó a Sirsha y a Declan a su morada para charlar.
Priscob: (a Sirsha con el ceño fruncido) ¡Explícame de dónde conoces a Aodhan y de qué reino me hablas!
Sirsha: Aodhan fue el mago del reino de mi padre Gael y mi madre Noreen.
El gnomo se quedó callado.
Sirsha: Cronan, mi tío,  usurpó mi trono y debo recuperarlo.
Priscob: ¿Y por qué debería ayudarte?
Sirsha: Porque la gente arriba muere de hambre y sus tierras son usurpadas. Hay injusticia por donde uno se voltee.
Priscob: Todo muy bello lo que dices, pero reconoce que lo haces para vengar la muerte de tus padres y la injusticia cometida por tu tío.
Sirsha: Sabes bastante por vivir aquí.
Priscob: ¡¿Qué quieres decir?!
Sirsha: Hablas con mucha seguridad para no saber supuestamente del tema.
Priscob: Eres muy observadora e inteligente. Pero reconoce que te impulsa la venganza.
Sirsha: Sí. Quiero vengarme.
El gnomo sonrió.
Sirsha: Pero también impartir justicia. Nunca estuve de acuerdo con el reinado de mi tío y siempre luché con el pueblo a mi lado.
Priscob: ¿Y por qué debo ayudarte? Los humanos no hicieron nada cuando mi esposa murió y yo fui desterrado aquí.
Sirsha: ¿Y tú que hiciste para terminar desterrado y que tu esposa no recibiera ayuda?
Priscob: (furioso) ¡No te atrevas a hablarme así!
Sirsha: Nuestro presente es el resultado de nuestros actos pasados.
Priscob: (determinante) No les haré la espada. Me importa un bledo si se acaba el mundo. Aquí estamos bien.
Declan comenzó a alterarse. Tomó a Sirsha del brazo para que se callara. Estaba tan fuera de sí por la acumulación de sentimientos que no podía mantener una conversación inteligente.
Sirsha: (a Declan por lo bajo) Sé lo que hago. Confía en mí una vez en la vida.
Declan: (por lo bajo también) ¿Cómo deseas que confíe en ti si desde que llegamos estás peleando con este ser que nos tiene en sus manos?
Sirsha: (a Priscob) Está bien. No nos hagas la espada. Que Jarlath, el mago de Cronan, tome el reino junto con los Soldados de la perdición. Pero si pasa eso no tardará en llegar la destrucción aquí abajo.
Priscob palideció. Los gnomos les temían a muerte a esos tipos de demonios.
Priscob: ¿Qué quieres decir?
Sirsha: La maldad trae destrucción a todo lo que toca. Si toman el reino, tomarán luego el mundo. Sabes cómo son los demonios. Nada sobrevive a su paso. Podredumbre, miseria...
El agua que llega a tu mundo llegará podrida si arriba se malogra. Las hierbas que dan origen a las que están aquí abajo se pudrirán y no tendrán qué comer. Todo está relacionado con todo. Sólo hace falta que algo comience para que siga el resto. Ya fuiste desterrado una vez. Aquí morirán con el tiempo como animales.
El gnomo quedó estupefacto con la explicación y Declan se quedó observando a la princesa con orgullo. Cuando razonaba podía callar a cualquier boca que quisiera taparla. Priscob se quedó pensando.
Sirsha: ¿Harás la espada o no?
Priscob: Perdí a mi esposa. No tengo más nada que perder.
Sirsha: ¿Y tu pueblo que te siguió hasta aquí? Te debes a ellos.
Priscob: (llamando) ¡Gnomos! ¡Lleven a estos dos a las jaulas y que no salgan hasta que les ordene!
Sirsha y Declan fueron encerrados, ya que,  no tenían con qué defenderse.
Declan: (enojado) ¿Esta es tu idea de diplomacia? Terminamos encerrados. Dime...
¿Cómo vamos a salir de aquí ahora? El enano no nos quiere hacer la espada y desperdiciaste la única oportunidad de razonar con él.
Sirsha: (sentada pensando) Se puso así cuando dije que se debía a su pueblo. Había dolor en su mirada.
Declan: ¿Y ahora que vamos a hacer?
Sirsha: Tratar de salir de la jaula.
Declan: (irónico) ¿Y cómo lo haremos señorita inteligente?
Sirsha: (sacando de una bolsita que tenía escondida entre las ropas de su pecho) Aodhan me dijo que era probable que Priscob no nos quisiera hacer la espada y me dio este pequeño trozo de metal para tratar de abrir las rejas. Sabía que nos iba a encerrar porque me pidió que lo enojara para que lo hiciera. Lo enfurecí a propósito.
Declan: (agarrándose la cabeza) Ahora sí me estoy volviendo loco.
Sirsha: (Sonriendo) Se invirtió la suerte. Ahora, eres tú el que recibe la información a medias.
Declan: (acercándose a la princesa) ¿Te estás vengando?
Sirsha: (dándole a Declan el trozo de metal) Revancha diría yo. ¿Has visto que feo es que manipulen la información y seas el que no sabe qué hacer?
Declan: (molesto) Yo debo saber qué hacer porque eres mi responsabilidad. No puedo cuidarte si tengo las manos atadas y no sé cómo reaccionar. Explícame ya lo que sabes.
Sirsha: Esperemos a que los gnomos que están cerca vigilando se duerman y bajen la guardia. Abre la puerta y en el camino te contaré todo.
Declan guardó el metal entre sus ropas y aguardó a que todo se calmara a los
alrededores. Una vez fuera de la jaula,  debían apresurarse porque tenían el tiempo contado.
Declan no conocía qué era lo que sabía Sirsha y qué debía hacer. Eso lo confundió, pero si era verdad que la princesa tenía en claro su tarea y lo tranquila que estaba, estaba realizando bien su actuación.



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En el texto hay: acción escape amor, traicion, intriga

Editado: 16.09.2020

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