Capítulo 39

 
Capítulo 39
 
Sobre las orillas
 
Cuando Llegaron a la superficie, Sirsha y Declan se quedaron callados un largo rato. Declan porque no esperó en realidad encontrarse con Cian y Sirsha porque no se imaginaba la historia que la esperó debajo de la superficie.
Sentada en la orilla, no hacia otra cosa que mirar hacia el lago.
Sirsha: (Observando el agua) Quedó atrapado y se va a dejar morir. ¿Cuánta gente más voy a encontrar que no haya sufrido por mi familia?
Declan: Has dicho mal. No fue tu familia la que causó todo esto. Fueron dos simples hombres.
Sirsha: Tanto Aoife como yo,  no conocimos a nuestros verdaderos padres.
Declan: No te dejes llevar por la lástima. Ahora más que nunca debes de pensar correctamente. No olvides que tu prima se asoció con Jarlath y planeó tu muerte para apoderarse del reino.
Sirsha: No lo olvido. (Mirando a Declan) ¿Te imaginas lo que debe de haber sufrido Cian al ver que la mujer que amaba era desposada a la fuerza y que su hijo no crecería a su lado?
Declan: (firme) Cada uno debe hacerse cargo de su propio destino. Ya sabes que hay algo superior a nosotros. Además Cian no podía contra el poder de Cronan y la magia de Jarlath.
Sirsha: Debe ser terrible que te separen de la mujer que amas y saber que tal vez jamás podrás tenerla entre tus brazos. (Con curiosidad) ¿Te has enamorado alguna vez Declan?
Declan: (levantándose del suelo y dándole la espalda) ¿Cómo me preguntas eso?
Sirsha: Sólo pregunto. ¿Es un pecado acaso preguntar?
Declan: No tengo por qué responderte. ¿Acaso te has enamorado tú?
La princesa se lo quedó mirando. Ambos se dirigieron la vista durante un largo
rato. ¿Valía la pena acaso hablar de ciertas cosas?
Aodhan interrumpió sus cavilaciones:
Aodhan: Rápido. Quedan sólo tres días para la Luna Nueva y no tenemos tiempo ni de respirar.
Tendremos que viajar toda la noche si queremos llegar a Faelen. Es momento de prepararse para el comienzo del tramo final.
Declan y Sirsha montaron los caballos y se quedaron mirando un pequeño momento antes de comenzar la marcha. Sirsha tenía los ojos húmedos y Declan el pecho hinchado por un secreto que lo carcomía por dentro.