Capítulo 40

Capítulo 40
 

Faelen
 

Faelen fue por siglos tierra desconocida. Tierra de nadie para los humanos. Región de leyenda, ya que, nadie realmente podía contar el haber visto un hada.
Los tres héroes cabalgaron toda la noche por senderos oscuros.
Aodhan permanecía concentrado en observar las señales que le daba la naturaleza. Estaba en trance y sólo les había indicado a sus acompañantes que lo siguieran
sin hacer preguntas.

Sirsha: (a Declan por los cánticos de Aodhan) ¿Qué hace Aodhan?
Declan: Está recitando una oración secreta para contactar a las hadas.
Sirsha: ¿Quién fue Eleonor?
Declan: (callando a su interlocutora) Cállate. Si siente que pronunciaste su nombre se enfadará.
Sirsha: No nos oye. Dímelo por favor. ¿Fue su esposa?
Declan sonrió:
- ¿Crees que cada historia que nos rodea se trata de amor?
Sirsha: Hasta ahora no ha sido de otra cosa lo que he oído.
Declan: No. Aodhan es mago blanco. Los magos blancos hacen votos de soledad para ejercer la magia. Eleonor era su hermana.
Sirsha: ¿Y qué le sucedió?
Declan: Aodhan era un mago muy honesto y poderoso. Tanto que en el pueblo decían que el mismo Rowan lo bendecía con su poder. Todo lo que tocaba Aodhan con su magia lo curaba. Pero a grandes poderes, grandes enemigos. Jarlath la
mandó a matar. Aodhan no pudo preverlo. Estaba tan concentrado en salvar el reino de tu padre que no pudo vaticinar que estaban aniquilando a su hermana. Cuando lo presintió cabalgó toda la noche para  buscarla y la encontró
muerta colgada de un árbol.
Sirsha: ¡Qué terrible!
Declan: El momento en el que se fue, fue cuando tomaron el reino y acorralaron a tus padres.
Aodhan no puede perdonarse la muerte de su hermana y la de tus padres.
Sirsha sintió un escalofrío en el corazón. ¿Podría acaso ella pelear contra tanto mal? ¿Qué la hacía poderosa o diferente para luchar contra tanta maldad?
Luego de horas y horas de cabalgata, llegaron a las inmediaciones de una montaña.
El mago les pidió que bajaran de los caballos.
Aodhan: Hemos llegado.
Sirsha: ¿A Faelen?
Aodhan: (suspirando hondo con una sensación de ansiedad) Sí.
Sirsha: No parece la tierra de las hadas. Más bien una región montañosa en medio de la nada.
Aodhan: Espera.
Aodhan comenzó a entrar en trance y decir una oración incomprensible para los dos jóvenes.
Aodhan: “Ar nur elil movintus quantum perfectum por no vis hadaisires nur vencerum maleficus. Limb OOnagh preshixus mr sur Sirsha recubem du Gael”.