Mentirosa

Capítulo 6

Dos meses después

Estaba terminando una tarea cuando recibí una llamada de Nessa, así que, con ayuda de mi hombro, sostengo el celular que tengo pegado al oído y seguí teclado mientras mantenía una conversación con Nessa, que se queja de su tía quien la critico por el vestido tan corto que se puso para la cena de navidad.

—¡En verdad la odio!

—Aja…

—En lugar de estar muy atenta a mi ropa, debería de ponerle atención a mis primos. De haber sido así, se habrá dado cuenta cuando mi prima huyo de la cena y no ha aparecido.

—Hum…

—Después mi padre pensó que seria buena idea ver los videos que tiene guardados en su vitrina del despacho y durante dos horas estuvimos viendo videos niños de 5 años corriendo y comiéndose los mocos. Y estábamos tan apretados en el sofá que otra prima me estaba perforando la costilla con el codo.

—Aja…

—Y como cereza del pastel, el estúpido Sen. — deje de teclear y le puse atención por primera vez desde que acepte su llamada. —Se fue esta mañana y nos dijo que no le será posible venir a la cena para año nuevo. Mi madre esta deprimida y yo también lo estoy porque es la única persona con la que me siento cómoda y puedo soportar a esta familia perjuiciosa y metiche… ¡Ahg! ¡Quiero regresar a Paris!

—Calma, Nessa. — suspire. —No puedes irte. Tienes que pasar esas fiestas con tu familia.

—Prefiero estar contigo. — gruño y suspiro. —Están solitos, quiero estar con ustedes. — sonreí.

—No estamos solitos. — frote mi vientre abultado. —Alicia vive enfrente y algunas veces me invita a comer, además hay pocos compañeros en la residencia y son muy amables. Y también en nuestro piso hay un chico que no fue a casa y me invita seguido al cine. — reí. —Es muy agradable, y de hecho mañana iremos de nuevo.

—Hum, hablas de ¿Joshua?

—Si. — sonreí. —Es un chico muy lindo.

—Lástima que sea gay.

—No es gay. — reí al recordar como me conto la historia de su vida cuando le mencioné que no tenía problema con su orientación sexual al verlo besarse con un chico del primer piso. —Es bisexual.

—Oh, ¿de verdad?

—Si. El mismo me la ha dicho.

—Vaya. — pude imaginarme su sonrisa traviesa al escuchar su tono. —Ese chico en verdad que es lindo, tal vez me lo ligue.

—No lo hagas Nessa. — bufo. —El me dijo que las rubias no son sus preferidas.

—Entonces dejo que el tinte se me caiga y mi pelo negro regresara.

—No lo harás.

—Cierto, odio el color de mi pelo.

Volví a teclear, pero me detuve casi de inmediato y pregunté lo que me esta consumiendo la cabeza y no me dejara terminar esto a tiempo.

—Sen, ¿pregunto por mí?

—No. — conteste después de unos segundos. —Pero mis padres si lo hicieron, en la cena, mientras les contaba como me va con la facultad. — aclaro su garganta. —Así que termino por enterarse de como recibiste un reconocimiento por tus excelentes notas y que ganaste un concurso por la mejor recreación de un personaje de videojuegos.  

Sonreí al imaginarme el cómo se burlaría de mí y me llamaría quesito inteligente, para después comprarme una pizza de extra queso con la que terminaría olvidando todo.

—Ups…

—¿Qué? ¿Qué paso? — reí.

—Nada, solo una patadita.

—¡AHHH! ¡¿Por qué tuvo que comenzar a patear después de que subí al avión?

—Hum, tal vez porque comenzó a extrañar tu voz. — volví a reír. —Nunca dejas de hablarle, hablas más con mi barriga que conmigo.

—Y cuando vuelva no quitare mi mano de tu barriga.

Blanquee los ojos con una sonrisa.

—Oh mierda, mamá me esta llamando. — suspiro triste por tener que colgar. —Te llamo mañana.

—Okey. Bonne chance avec votre tante.

—J'espère qu'un chien la mordra. — colgó la llamada y yo me reí.

Él día de regreso de Nessa, Joshua me llevo en su auto a recogerla al aeropuerto. Estaba tan feliz de ver a mi amiga después de un mes y lo primero que hizo al verme, fue dejarme con los brazos abiertos y coloco su mano en mi vientre.

—¡Ahhh! ¡Pateo! ¡Olivia! ¡Pateo! — chillo, emocionada ganándose una mirada extraña de quienes pasaban cerca. —Yo también te extrañe, quesito.

Si, Nessa se refiere a mi bebe como quesito hasta que me decida por un nombre.

—¿Y mi abrazo? — me queje.

—Oh, cierto. — se acerco a mi vientre y susurro algo. —Te extrañe, Olivia.

—Aja.

—¡Olivia! ¡¿Porque no estas bien abrigada?!

—¿De que hablas? Tengo encima una chamarra que parece una colcha.

—Eso no es suficiente. — recostó su maleta en el suelo y saco de ella una manta gruesa. —Ven. — suspire y deje que me enrollara en ella.




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