Mentirosa

Capítulo 11

Un escalofrió me puso los pelos de punta y deje de respirar por unos segundos. Sen está a mi lado, durmiendo y yo estoy en sus brazos.

¿Cuándo paso? ¿Dónde estoy?

Lo último que recuerdo es que le di de cenar a Lia y la deje en su cuna dormida. Después los recuerdos de un llanto, voces, vomito y el sabor de la pizza, tienen mi cabeza hecha un desastre.

Con mucho cuidado logre salir de los brazos de Sen, en verdad que tiene el sueño pesado. Y es la segunda vez que eso me ha salvado de enfrentarlo. La cabeza aun me duele un poco, pero al menos todo el agotamiento y dolor de cuerpo, se han ido. Me siento perfecta, y todo indica que es gracias a Sen Edision.

Estoy en deuda con él.

Me levante de la cama y mire la hora en el reloj digital que hay cerca sobre un mueble, pasan de las 11 de la mañana. Mire a la cama donde sigue durmiendo, seguro se quedó gran parte de la noche cuidándome para estar tan agotado y no quiero molestarlo más, al menos por el día de hoy.

Me acerqué al tocador y en un cajón encontré una pluma y una libreta. Cuando termine, mis ojos captaron el perfume que le regale y para mi sorpresa el nivel del líquido no ha pajado mucho desde la última vez que lo vi.

¿Por qué lo traes contigo sino lo usas?

A mi cabeza vino el peculiar olor de un aromo agrádale, acerque el perfume y lo olfatee. De inmediato me di cuenta que es el mismo olor y confundida lo deje de nuevo en su lugar y camine hacia la cama. Supongo que eso del perfume, será un misterio que nunca lograre resolver.

Deje la hoja sobre el mueble de un lado, el mensaje es simple y claro:

 

Estoy en deuda contigo.

No quiero seguir molestándote y quiero ir con Lia.

Gracias por todo y perdona por irme así.

Olivia.

 

Lo seguí mirando unos segundos más, y entonces salí haciendo el menor ruido posible. Camine por los pasillos del hotel hasta que llegue al ascensor. Sin duda es un hotel muy caro, pero ahora que Sen gana bien, no debe de ser un problema para él.

Además, si puede darse el lujo ¡que lo aproveche!

Subí a un taxi y agradecí siempre poner un par de billetes en los bolsillos de mis pantalones. Eso me ha salvado un sinfín de veces. Al llegar a la residencia, pagué y de inmediato me dirigí a la oficina de Alicia.

—Lia es muy linda, la muy linda Lia es la bebe más linda, Lia, Lia… — Alicia está cantando una canción, mientras arrulla a Lia quien no deja de llorar.

—Ya estoy aquí. — suspiro al verme y me acerque de inmediato. —Mi linda Lia, mamá ya está aquí. — la dejo en mis brazos y al verme su llanto se calmó un poco, pero ahora levanto sus brazos a mi pecho.

—Tiene hambre. — mire a Alicia, mientras arrullo a Lia. —Intente darle formula, pero la rechazo.

—Oh mi hermosa princesa. — bese la punta de su nariz. —Ahora mismo vamos a darte de comer.

—Ve. — asentí y subí con rapidez las escaleras.

El llanto paro cuando la boca de Lia se ocupó de mi pezón, suspire y me relaje sentada en mi cama y con la espalda recargada en la pared. Mire el celular cerca de la almohada y estire mi mano para tomarlo.

Apenas desbloque la pantalla, 50 llamadas perdida de Nessa y más de 180 mensajes, me hicieron saber antes que su boca, que tal vez la noche de antro y sexo salvaje, no fue tan bien.

Y justo cuando termine de leer los 180 mensajes que solo eran mi nombre y amenazas de lo que me pasaría por no contestar, la puerta de mi habitación se abrió y entro Nessa totalmente desaliñada y con el rostro pálido.

—¿Qué sucede?

—¡¿Por qué no contestas?! — mire hacia abajo y ella siguió la mirada.

—Ahora mismo estoy leyendo tus mensajes, pero dime, ¿Qué sucede? — suspiro y hecho la cabeza hacia atrás. —¿Fue mal la caza? — negó. —¿Entonces?

—Hum, es algo extraño. — ladee la cabeza y ella con dos pasos torpes, se sentó al borde de la cama. —Me divertí y me enrollé con unos cuantos chicos mientras bailaba.

—Bien. — arque una ceja cuando se detuvo y se quedó pensativa.

—Mierda, tengo miedo. — tapo su rostro.

—Al grano Nessa, me estoy preocupando. — inhalo y exhalo un par de veces, hasta que pudo controlar sus nervios.

—Tuve sexo y fue excelente. — arrugue mi entrecejo, completamente confundida.

—Eso era lo que querías, ¿no? — asintió. —¿Cuál es el problema? — se puso de pie.

—El problema es que fue jodidamente bueno, el mejor sexo de mi vida.

No dije nada por uno segundos, solo miré como ella se daba leves golpes en la frente contra mi pared.

—Esto no debe de ser amor, por una noche de sexo es imposible saber que hay amor. Es ridículo, pero mierda, encajamos perfecto y fue muy tierno…. ¡porque fuiste tierno! — murmuraba tan rápido que me fue imposible seguirle el ritmo.




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