Mentirosa

Capítulo 15

Logramos nuestro objetivo, me divertí como nunca. Lo sé porque no recuerdo ni la mitad de lo que sucedió y por ende tampoco sé cómo termine de nuevo despertando en los brazos de Sen.

Es sorprendente que no se despierte a pesar de lo torpe que estoy siendo para salir de la cama. No hay de otra, estoy tan avergonzada, y no necesito recordar nada para saber que hice una gran tontería. No podré verlo a la cara.

Esta vez no me detendré para dejarle una nota, cuando este en la residencia le mandare un mensaje y después de hacer mis maletas, me esconderé en una cueva hasta que Nessa me diga que ha regresado al trabajo o hasta que terminen las vacaciones.

Gruñí y masaje mi cien cuando por fin logré mi objetivo y me puse de pie para buscar mis tacones. Tengo una horrible resaca, los chicos deben de estar igual o peor que yo. El punto es que hoy estaremos hechos una mierda y lo único que puede hacerme sentir mejor, es escuchar la hermosa risa de mi princesa.

Encontré mis tacones cerca de la puerta, los tomé y seguí caminando de puntillas hasta que abrí la puerta.

—Olivia…

Me paralice cuando escuche la voz de Sen, al mirar sobre mi hombre lo vi rascándose la cabeza e incorporándose. Mi cuerpo reacciono y salí corriendo, el problema es que por los nervios no cerré la puerta de manera suave, ¡tuve que dar un portazo que todo el hotel escucho!

Corrí sin detenerme y por suerte logré entrar al elevador antes de que se cerrara. Lo último que logre ver fue a Sen salir de su habitación mientras se abotonaba la camisa con prisa.

—Hum, Bonjour. — salude a la pareja que está detrás de mí y ellos solo asintieron con una leve sonrisa.

Me coloque los tacones y cuando se abrieron las puertas, camine con prisa y una vez cruce las puertas volví a correr como si un jabalí me persiguiera. Corrí en la orilla de la acera para parar un taxi, ni siquiera me importaba saber que no siento la liga en mi muslo izquierdo donde tenía unos billetes para regresar a la residencia.

Sabía que Joshua y Nessa me dejarían, por lo que tendría que arreglármelas para regresar a la residencia.

Un taxi se acercaba y levante la mano, sacudiéndola con desesperación. Ni siquiera me atreví a mirar atrás, solo quiero salir de aquí. Así que no podre explicar el gran alivio que sentí cuando el taxi bajo la velocidad y se acercó a la acera, pero de la misma manera, no podría explicar el terror que sentí cuando unos brazos rodearon mi abdomen y mi espalda toco su pecho acelerado.

—Creo que me estoy adaptando a tus escapes. — mi bello se erizo cuando susurro en mi oreja. —No me obligues a comprar unas esposas para la próxima.

—¿La próxima? — alejo su rostro y vi como el taxi que me ayudaría escapar, acelero y paso frente a mí. —¡No! — intenté zafarme y sacudí mis pies en el aire cuando me levanto un poco para regresar al hotel. —Esto es privación de la libertad. — me queje mientras intentaba apartar sus brazos, pero nada sirve.

—Me orillaste a hacerlo.

—No, mentira. — sacudí mis piernas de nuevo, entramos al hotel y me sentí avergonzada cuando todo mundo nos miró. Dejé de luchar y cubrí mi rostro con mis manos. —Es tan vergonzoso. — se rio.

—Es divertido.

Incluso las personas que esperaban el elevador, no subieron y me dejaron sola con este secuestrador.

—Déjame, ya no puedo escapar.

—Estoy cómodo así. — mis pies tocaron el suelo, pero no aparto sus brazos de mi cuerpo, así que lo tengo detrás mío, lo cual me pone extremadamente nerviosa.

—Sen tengo que irme, necesito ir con Lia. — su agarre se suavizo. —Te recuerdo que soy madre.

—Lo sé, solo toma un baño, almorcemos y te llevo a la residencia.

Suspire.

—Bien.

Al entrar a su habitación, me dio una toalla y entre al cuarto de baño. No me tomo mucho tiempo y cuando termine, el toco a la puerta. Me había comprado ropa, y solo abrí un poco para tomar la bolsa.

Es de una de las marcas más caras de Paris, no me moleste en rechazarlo porque sabía que al final terminaría poniéndomelo de todos modos y solo quería llegar a la residencia y tener a Lia en mis brazos.

¡Como la extraño!

Me mire en el espejo mientras cepillo mi cabello, es un hermoso vestido rosa de manga corta y la falda me llegas hasta debajo de los muslos. El escote es un corte corazón y me gusta cómo se pega a mis caderas.

Sali del cuarto, Sen esta entretenido en su celular y cuando me miro, deje de respirar unos segundos. Camine hacia él y le agradecí por el vestido, pero me pidió que me sentara y él se levantó para ir a una esquina donde esta otra bolsa.

—También he comprado unas zapatillas.

—No era…

—Quería hacerlo. — me miró fijamente mientras se hincaba poniéndose de rodillas. —Quiero darte mucho más.

Mi cuerpo templo y mi boca se entreabrió dejando salir lentamente el aire que retenía. Sen abrió la caja y saco de ella unas hermosas zapatillas de color rosa, un poco más pálidas que el color del vestido, pero en verdad que son hermosas.




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