Mentirosa

Capítulo 17

Mi piel está caliente, estoy segura que mis mejillas están ruborizadas y mi corazón palpita con rapidez cada vez que mi mano o brazo rozan a Sen.

Siento que lo hace a propósito, lo cual sería un poco perverso ya que ahora mismo estamos dándole un baño a Lia. Él insistió en ayudarme, Joshua —quien era quien me ayudaría esta vez—, nos dejó solos sin protestar y se metió al cuarto de Nessa donde seguro están holgazaneando.

—¡Baahhhh! —  Lia se rio a carcajadas cuando una burbuja de jabón exploto en su nariz.

Sonríe ligeramente y heche agua sobre su cabeza mientras ella flota con ayuda de las manos de Sen. Cuando el agua enjuago su cabello lleno de shampoo, movió sus bracitos y piernitas, totalmente emocionada.

Al principio detestaba cuando le dábamos su baño, ahora es su parte favorita de la semana. Siempre que ve que saco su toallita con capucha de pollito, se mueve emocionada y cuando toco el agua tibia, ríe y se retuerce. Algunas veces es un poco difícil ya que no se está del todo quieta, pero sorprendentemente con Sen lo está. Tal vez sea porque los chicos no la sostienen con fuerza suficiente o es que se siente cómoda con Sen, lo cual tendría sentido ya que estoy hablando de su padre.

Suspire.

—¿Qué sucede? — miré al pelinegro y negué suevamente.

—Nada. — frunció el ceño por unos segundos, pero regreso su atención a Lia.

—¿Puedo limpiar su cuerpo? — lo mire con una expresión en blanco, pero mi cabeza asintió antes de que las palabras salieran.

Levanto a Lia y ahora fui yo quien la sostuvo, frota la esponja con jabón y la paso con mucho cuidado sobre el cuerpecito de Lia. Ella se reía y retorcía, lo cual lo hizo un poco difícil, pero cuando termino y su cuerpo volvió a sumergirse sobre el agua, las risas llenaron el estrecho cuarto de baño.

—En verdad le encanta. — Sen no dejaba de verla sin una sonrisa, siempre le está sonriendo.

Una sonrisa dulce y suave. Él en verdad ama a Lia.

Le gusta cuidarla, abrazarla cuando llora, le da su biberón, la arrulla para que duerma, juega con ella y ahora le está dando un baño. Todo lo que un padre que ama a su hija haría.

Y Lia…

El remordimiento perforo mi pecho, sentía que se volvía difícil respirar y un sudor frio me recorrido la espina dorsal.

Terminamos y cubrí a Lia en su toallita, colocando sobre su cabeza la capucha de pollito, salimos del baño después de tirar el agua de la bañera plegable y entramos a mi habitación.

—Bien Lia. — la deje sobre la cama y pase la toalla por todo su cuerpo para secarla, ella seguía diviértanse con todo esto.

Sen se acercó con el pañal —oh sí, creo que se me olvido mencionar que también le cambia el pañal— y me hice a un lado para que pudiera colocárselo. Mientras lo hacía, me acerque a mi armario para sacar su ropita lo cual es un simple pelele color rosa y unos calcetines blancos. Hoy no saldremos, así que estará cómoda todo el día.

Me giré al escuchar risas y sonreí cuando encontré a Sen soplando sobre su estómago, Lia se retuerce y ríe. Mire por unos segundos ya que mi conciencia se puso pesada y sentí como si me quemara el estómago.

Con cuidado le colocamos crema y por último su ropita. Tome el pequeño cepillo y la coloque en mi regazo para darle un par de pasadas en el cabello.

—Lista. — le sonreí ampliamente. —Lia ya está limpia y huele rico. — ella movió sus piecitos, feliz.

Acerque mi rostro al de ella y frote la punta de nuestras narices, ella levanto sus manitas y las coloco sobre mis mejillas, sus deditos me trasmitieron una sensación cálida, y supe de inmediato que si llego a perderla sería el fin para mí.

En un segundo cerro sus ojitos y su boca se abrió, estornudo y con una sonrisa rasque su naricita.

El sonido de un click, me recordó que no estamos solas. Giré mi cabeza y encontré a Sen con su celular apuntando hacia nosotras, una sonrisa se expandió en sus labios al ver la imagen en la pantalla de su celular.

—Son tan hermosas.

De nuevo gire la cabeza, mi cara se calentó de inmediato y pase saliva nerviosa. Sude frio cuando sus pasos acercándose llegaron a mi oído, pero un grito nos paralizo a ambos.

Nos miramos.

—¿Nessa?

Sen se giró y con paso rápido se dirigió a la puerta, lo seguí.

Cuando salimos al pasillo, nos encontramos con el perfil de dos personas que conocemos muy bien frente a la puerta de Nessa y entendimos de inmediato por qué su grito.

—¡SORPRESA! — gritaron ambos.

—¿Qué…? — Nessa se quedó con la boca abierta un par de segundos, antes de que su expresión se distorsionara en la de un niño que fue descubierto por sus padres y espera su castigo. —¡¿Qué mier…?!

—¡Sin groserías! — la interrumpió de inmediato su madre antes de que terminara la frase.

—¿Por qué no me llamaron para ir por ustedes? — pregunto Sen.

Los señores Edision giraron la cabeza hacia él, ambos ampliaron su sonrisa y mire el perfil de Sen quien también tiene una ligera sonrisa en los labios.




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