Mentirosa

Capítulo 22

Es cálido y cómodo.

Son muy pocas las veces en las que me siento en una nube sin ningún temor de que desaparezca y me deje caer al vacío.

Abrí mis ojos lentamente, estuve algunos segundos parpadeando hasta que mi vista se acostumbró a la iluminación que le proveen los rayos solares a la habitación.

La cama y la almohada son muy cómodos, como lo esperaba de un hotel costoso. Lia sigue durmiendo a mi lado y en su otro costado esta Sen, dormido y con una mano sobre la cálida barriguita de mi bebe.

Los ultimo recuerdos llegaron a mi mente, tendría una charla con Sen, las mentirías se acabarían. Cuando salí del cuarto de baño, Lia estaba a punto de quedarse dormida, Sen le dio un beso en las mejillas y entro al cuarto de baño.

Mientras lo esperaba, recostada a un lado de Lia, me quede dormida en algún momento.

Suspire y me incorpore para estiras mis brazos mientras un gran bostezo sale de mi boca.  Me incline y bese la punta de la nariz de mi pequeña y con cuidado salí de la cama para ir al baño.

Antes de entrar al cuarto de baño, logre ver por el reloj que están por ser las 10 de la mañana. Ya es muy tarde, pero los tres estamos agotados, así que por hoy no me preocupare.

Moje mi cara, me cepille los dientes y cepille mi cabello antes de salir.

—Pensé que habías huido. — salte cuando la voz masculina y somnolienta de Sen, me pillo por sorpresa.

—Lia no estaría a tu lado si fuera así.

La miro y sus ojos se volvieron dulces, se inclino para besarle el rostro y salió de la cama, estirando sus brazos y moviendo de un lado a otro su torso.

—Estábamos agotados. Vuelve a la cama.

Mi pulso esta enloquecido, debería de decirle la verdad de una vez por todas, pero aun me siento con sueño, así que volví a entrar a la cama y dormimos un par de horas más.

Hasta que Lia despertó y mientras Sen entro al baño, le di pecho.

—¿Salir? — pregunte con una ceja arqueada mientras estiraba las piernitas de Lia, jugando con ella.

—Si, nosotros tres.

Se perfectamente que quiere crear un buen ambiente para tener la charla que atrasamos. Me pareció una gran oportunidad, así que acepte.

Cambie a Lia y también nosotros nos cambiamos a una ropa decente, salimos del hotel y subimos al auto de Sen. Lia todo el camino reía ante las caras y sonidos que hacía, no podía parar, su risa en como una droga para mí, así que seguí haciéndola reír incluso después de introducirnos en las calles de Paris.

—¡Abbaaaa! — Lia movió sus piecitos y bracitos cuando miro a un enorme conejo —botarga—, me acerque olvidando a Sen y la persona dentro de la botarga, agito su mano a mi pequeña. —¡Waaaa!

Me reí ante su emoción.

—Una foto, por favor. — dijo Sen detrás de mí.

El conejo lo entendió, levanto el pulgar y me puse a un lado. Mire a la cámara del celular con una gran sonrisa, le agradecí al conejo y regrese con Sen.

—Podrías enviármela por favor. — me sonrió.

—Claro.

Miro a Lia.

—¿Quieres cargarla?

—¿Puedo?  Ayer no dejabas que nadie se le acercara. — me avergoncé.

—Si, eso… — suspire.

—Bien, tomare la oferta. — me la quito de las manos.

Lia sonrió y tomo su rostro con sus manitas, le dio un cabezazo en la nariz, algo ligero, pero Sen se sorprendió y se hecho a reír.

—Es su forma de decir, te quiero… supongo.

—Muy bien.

Él le dio un ligero golpecito en la nariz, Lia hecho la cabecita hacia atrás y se rio.

—También te quiero, Lia.

Mordí mi labio y sonreí.

Seguimos caminando sin ningún rumbo. Ya que es fin de semana, hay varias cosas pasando en las calles. Un payaso nos obsequió un globo y Sen compro diademas con oreja de conejo para los tres.

También nos compro postres, entramos a tres jugueterías donde le compro a Lia algunos peluches que ella señalaba e incluso le compro ropita. No podía protestar, ambos estaban en su mundo y me divertía verlos en silencio.

Estamos a finales de octubre, y la temperatura bajo un poco cuando la noche oscureció el cielo. Sen siguió consintiendo a Lia, quien ríe en sus brazos cada vez que él molesta su mejilla con la punta de su nariz.

Incluso le pidió a una mujer que nos tomara una foto, así que ahora existe una fotografía de nosotros tres. Dos jóvenes padres con su pequeña.

Entramos a un restaurante familiar, las mujeres observaban a Sen y a Lia con una gran dulzura, y como siempre no se dieron cuenta de que voy detrás de ellos. Me senté frente a Sen, quien tiene a Lia en sus brazos y debido a toda la diversión que tuvo, esta cabeceando por el cansancio.

Hoy no tomo una siesta, así que debe de estar agotada.

Antes de que se durmiera, pedimos comida y para ella una papilla. Cuando la termino, no tardo menos de 5 minutos en quedarse dormida. Pensé que me la regresaría, pero él la acomodo en sus brazos y le dio ligeras palmadas en la espalda. Al terminar nuestra cena y subir a su auto, la dejo con cuidado en mis brazos, ella no se despertó.




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