Mentirosa

Capítulo 23

—¿De verdad no estás ni un poco molesto? — pregunte después de darle unos minutos de intimidad a ambos. —Te oculté la existencia de tu hija e incluso después de que me lo preguntaste directamente, lo negué y todo este tiempo seguí mintiendo.

Sen suspiro ligeramente, y yo continue.

—Sinceramente estaba preparada para recibir tu odio. — mordí mi labio inferior. —Lo que te hice no tiene perdón, Sen. — inhale profundamente, intentando que el dolor en mi pecho desapareciera. —No te culpo si me odias.

—No te odio, Olivia. — me interrumpió de inmediato. —Estoy molesto, muy molesto, pero no te odio.

Su tono es suave, tal vez porque no quiere asustar a Lia quien lo mira mientras juega con sus piecitos y él palmea levemente su barriguita.

—Entonces, ¿Por qué…?

—No tengo la respuesta. — me interrumpió. —Solo se que no quiero perder ni un solo segundo más. — me miro fijamente, sus ojos azules me hipnotizaron y por un segundo me llevaron a un mundo donde solo existimos ambos. —Ya perdimos muchos años por nuestra testarudes, ahora que tenemos una hija, no tiene caso seguir desperdiciando tiempo en un asunto del cual terminare perdonante en algún momento.

—Sen…

—Estaremos juntos a partir de ahora. — levanto una de sus manos hacia mi dirección. —Los tres.

Lo mire, mi garganta pica al igual que mis ojos. En verdad no me lo merezco, no merezco ni un poco este trato. Le mentí, le oculté a su hija, le negué la oportunidad de estar en todo el proceso. Le arrebate tantos momentos con Lia.

Las lágrimas resbalaron empapando mi rostro, reprimí los sollozos que querían salir de mi garganta y en su lugar respiré hondo, calmando todas las emociones que quieren explotar.

—Una vez que tome tu mano, ¿Qué me esperara? — una sonrisa traviesa se dibujó en sus labios.

—Lo veras con el tiempo. — me reí. —¿Confías en mí?

—Lo hago.

—¿Me amas?

Mi sonrisa se amplio y mis ojos se achinaron.

—Te amo. — contesté al mismo tiempo que extendí mi mano y la coloqué sobre la de él.  

De inmediato entrelazo nuestros dedos y con una inclinación, se llevó el dorso a sus labios. Un beso tierno que calentó ese lugar.

—¡Abaaaa!

Bajamos la mirada a Lia, quien sonrió al ver que le ponemos atención. Nos reímos de nuestra pequeña princesa y cuando Sen froto la punta de sus narices, sus hermosas carcajadas llenaron la espaciosa habitación.

—Dios, cuanto amo tu risa mi amor. — Sen beso sus mejillas y mas risas salieron de la pequeña boca de Lia. —Estaré contigo, siempre tendrás a papá de ahora en adelante.

Ambos nos recostamos, teniendo a Lia en medio. Sen contino jugando con ella y en algún momento me quede profundamente dormida, al despertar ninguno estaba a mi lado, pero cuando Sen salió del baño con Lia en brazos, una sonrisa se dibujó en mis labios.

—Ya tienes tu pañal limpio mi amor. — la beso en la mejilla. —Ahora durmamos otro rato que aún es muy… — detuvo sus palabras al verme y esbozo una sonrisa. —Mira quien se levantó, princesa.

Lia giro su cabecita curiosa y cuando me vio, sus ojitos entrecerrados se abrieron y la sonrisa más hermosa se dibujó en sus labios.

—¡Baaa! —  exclamo, al mismo tiempo que estiraba una de sus manitas a mi dirección.

Sen se sentó justo a mi lado, me la entrego y en el momento en que la tuve en mis brazos, junté nuestras frentes. Lia estiro sus manos, tomando mis mejillas y se rio cuando frote nuestras narices.

—Hola mi amor, mamá está despierta.

—¡Abu!

—También te amo, Lia.

Estuve besando su rostro un par de segundos y cuando levanté la cabeza, no supe como reaccionar ante las lágrimas de Sen.

—¿Qué pasa? ¿Por qué lloras? — arrastre mi trasero hasta estar más cerca de él.

—No es nada. — dijo, mientras se limpiaba las lagrimas con sus dedos. —Solo que saber que a partir de ahora al despertar vere está escena… — sonrió. —Se que suena ridículo, pero lo deseaba Olivia. — las lágrimas seguían cayendo, no importaba cuanto pasara sus dedos sobre ellas. —Cuando te tome esa noche, no pensé que dolería tanto el no verte en mi cama al despertar, entonces intente ir por ti, pero fuiste tu quien me pidió que lo dejara. — apretó sus labios, y al volverlos a abrir, sus palabras fueron acompañados con un sollozo. —Me dolió tanto.

Mis ojos comenzaron a picar, pero me negué a llorar. Yo fui quien le causo tanto daño, así que no derramara ninguna sola lagrima porque soy la culpable de las suyas.

—Sen…

—Me rompiste el corazón. — mi pecho se contrajo y me quede callada. —Esa noche te entregue mi corazón y me hiciste sentir como si lo hubieras hecho bolita y arrojado a la basura. Yo estaba destrozado.  

—Lo siento… — aprete un poco a Lia, pero no suficiente para lastimarla. —Lo siento Sen, yo fui egoísta, perdóname…

—Fue difícil, pensé en dejar la propuesta de trabajo. Solo quería estar en mi cama, no me sentía con ánimos de nada. — sorbio por la nariz, con fuerza. —Pero entonces el perfume que me regalaste, se por Nessa lo mucho que te esforzaste para conseguirlo como regalo por haber aprobado para la escuela de aviación, y al recordar tu sonrisa deseándome suerte y asegurando que seria un gran piloto… — se rio. —¿Lo vez, Olivia?




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