Mentirosa

Capítulo 27 – Extra 1

Es un buen día para salir en familia, y mientras veía a mis dos amores divertiste desde el banco donde estoy sentada, no encontraba las palabras para expresar lo que siento ahora mismo.

Hemos venido a un parque para un picnic, Lia, mi hermosa princesa se ríe mientras está sentada en un columpio especial para bebes y su padre le empuja suavemente para que se balance.

Sen regreso ayer de un viaje, en dos días vuelve a salir y siempre que está con nosotros, aprovecha todo el tiempo posible tanto para estar con nosotras al igual que con su hermana y amigos.

—¿Te diviertes, mi amor? — Lia chillo en respuesta, risa tras risa saliendo de sus pequeños labios.

Respire profundo, sintiendo mi pecho hundirse. ¿Cómo no amar con locura a este hombre? La forma en que ama y protege a su hija, y la manera en que me ama y me hace saber todas las noches que estamos juntos y le pertenezco… dios, soy tan afortunada de haberlo encontrado.

No puedo siquiera imaginar lo que hubiera ocurrido si hubiera seguidos mis sentimientos cuando conocí a Nessa. En ese momento ya me encontraba deprimida y no tenía interés en tratar con alguien, solo fui amable sin imaginar que la insistencia de esa niña enérgica le daría un giro completamente a mi vida.

Y ahora, frente a mi tengo a las dos personas que son mi razón de vivir. Por quienes me esfuerzo en la universidad y por quienes estoy dispuesta a hacer cualquier cosa con tal de protegerlos.

Seguí mirándolos a ambos, Sen me hacía señas para acercarme, pero con una sonrisa negaba. Desde que Lia comenzó a caminar correctamente, tengo que estar detrás de ella por si llega a resbalar o perder el equilibrio. Ella adora ejercitarse, así que estoy como loca detrás de ella hasta que se cansa.

—Quel père adorable.

Sonreí, orgullosa ante las palabras de la pareja que paso detrás de mí. Seguí observándolos, Lia parece aun tener mucha energía y Sen esta igual. De tal palo tan astilla. Literalmente, Lia es un mini clon femenino de Sen. Su boca, las cejas, su sonrisa, e incluso su cabello cambio al mismo tono negro. Lo único que mi hija heredo de mí, fueron sus ojos grises.

Baje mi cabeza a mis manos, mi celular vibra avisando sobre una llamada de Joshua. Él se ha graduado y ahora está en Nueva York, trabajando como el adulto responsable que ahora es. Fue dolorosa la despedida, pero Joshua ya había terminado su ciclo en Paris y por sus palabras, nos dijo que extrañaba su ciudad donde tenia contemplado desde un principio ejercer. Así que, con una sonrisa y deseándole mucha suerte, nos despedimos hace 5 meses en un aeropuerto.

Al principio nos llamaba todos los días, pero a partir de unas semanas solo lo hace cuando le da el tiempo. Está involucrado en tres proyectos que le chupan el tiempo. Admito que algunas veces me da un ataque de risa al imaginar a Joshua vistiendo todos los días formal y ser super serio, cuando yo lo conocí siendo un vago que solo le importaba la mayor parte del tiempo divertirse.

Mi niño ha crecido.

Solo fueron menos de cinco minutos de conversación, está en su hora de comida y aun le faltaba llamar a Nessa y demás amigos mientras come. Con una gran sonrisa, colgué la llamada y mi vocecita favorita me llamo en un grito.

—¡Mamaaaaa!

Lia viene corriendo hacía mí mientras Sen camina detrás de ella sin quitarle la mirada. Me coloqué sobre una rodilla y abrí los brazos, ella chillo cuando se acerco más y una vez la tuve en mis brazas, me puse de pie cargándola y besando sus mejillas.

—¿Te diviertes mi amor? — chillo entre risas.

Mire a Sen, él se acerco a ambas y nos abrazó. Amaba esta sensación de calidez, este sentimiento de estar llena y en paz. Cerré mis ojos y sonreí al sentir sus labios sobre mi frente, para después inhalar profundo ante sus dedos paseándose por mi cabello.

—¡COLATE! — exclamo nuestra pequeña. —¡Colate mami! — me reí.

—No suena mal, yo también quiero colate. — mire a Sen, negando con una sonrisa.

—Bien, vamos por colate.

Sen tomo a Lia, quien abrazo su cuello y recostó su cabeza completamente cómoda en los brazos de su padre. Sonreí mientras Sen entrelaza nuestros dedos y caminamos hacia la heladería de siempre, aquella en la que hace casi dos años Sen llego con Nessa y tuvo su primera interacción con su hija al caer ante sus ojitos.

Es nuestro lugar favorito y siempre que salimos, tenemos que pasar si o si por un helado. Además, nos volvimos muy buenos amigos de los dueños y es divertido ya que Sen aprendió un poco de francés por ellos.

—Bonjour! — nos saludaron con una enorme sonrisa al vernos.

Sen charlo con ellos un rato mientras que Lia y yo disfrutábamos de nuestros helados. Me gusta mucho escuchar el acento francés de Sen, así que fingía tener toda la atención en mi hija cuando en realidad es un 50/50.

Debo de confesar que cuando me dijo una oración perfectamente, me excite por la forma en que su tono cambio a uno ronco, un tono que se parece un poco al que usa para decirme barbaridades en la cama, mientras tenemos intimidad.

—¡Mamá! — Lia se quejó, me he quedado embobada así que me apresure en volver a acercarle la cuchara con el helado de chocolate.




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