Mentirosa

Capítulo 31 – epílogo (parte 1)

Lo repito, la puntulidad y yo no somos buen equipo =)

Control - Zoe Wees <3

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Miraba la ventaba, desperté hace menos de 5 minutos y lo que más necesitaba era sentir los rayos del sol en mi rostro.

—Como duele. — suspire, acomodándome en la camilla en busca de comodidad.

Inspeccione la habitación vacía, todo deben de estar conociendo al nuevo integrante de la familia. Me conformo con saber que fui la primera en conocerlo y tenerlo en mis brazos.

Mi pequeño Reese.

Aun tengo el recuerdo vivo del llanto de Lia cuando nació, en ese momento estaban Nessa y Joshua conmigo, pero con Reese fue diferente, porque su padre estaba sosteniendo mi mano, dándome palabras de aliento hasta que el llanto de nuestro niño inundo el quirófano.

Sen sufrió y lloro conmigo, como si pudiera sentir el dolor que pensé me mataría. Nunca soltó mi mano, nunca dejo de hablarme para evitar que perdiera la consciencia. Incluso cuando el doctor dijo que el parto se estaba complicado y pensáramos en la opción de una cesaría, me apoyo con mi decisión de continuar pujando y tener a Reese con parto natural, a pesar de que se estaba muriendo del miedo porque algo nos pasara.

Cuando Reese salió de mí, cuando su llanto termino con todo, lloro y me agradeció por estar bien. Por seguir con él. Cuando la enfermera coloco a Reese sobre mi pecho desnudo, cuando lo sentí por primera vez, siguió llorando conmigo y le dimos hermosas palabras de bienvenida a nuestro segundo hijo.

—Amor. — levante la cabeza, la puerta fue abierta y Sen se apresuro en llegar a mí. —¿Cómo estás? ¿Te duele algo? — sonreí y estire mi cuello hacia adelante, él sonrió y beso mis labios.

—Estoy perfecta. — una mueca se dibujo en mis labios al moverme y sentir dolor en mi espalda baja. —Bueno, es un poco doloroso. — encogí los hombros. —Acabo de tener un bebe, nada fuera de lo común.

—Dios, amor. — sonrió, sentándose sobre la camilla. —Es tan pequeño y tan hermoso. Mi pequeño Reese. — estire mi mano, acaricie su mejilla y él se acurruco en ella.

—Por cierto. — mire hacia la puerta cerrada. —¿Dónde esta mi princesa?

—Nessa la está cuidando, pero en un rato le llamo para que la traigan.

Antes de perder la conciencia por el cansancio, le pedí a Sen ver a mi princesa cuando me despertara, él me prometió que cuando abriera los ojos la traería a mí. Necesito abrazarla, besarla y olerla. Mi hermosa niña, cuanto odio estar separada de ella, así como sé que será con mi pequeño.

Apenas estaba a la mitad de mi séptimo mes de embarazo cuando Reese decidió que era suficiente y lucho por salir. Estábamos muy asustados, yo, sobre todo. Aun me faltaban 2 meses más y temo que sus órganos no estén del todo desarrollados para que sobreviva o que naciera con alguna enfermedad, por llegar antes de tiempo.

Escuche al doctor decir que nació con un buen peso y que no había anomalías a simple vista, pero que le realizarían estudios. Mi pequeño será estudiado, muero con solo imaginarlo llorar al ser pinchado para obtener muestras de sangre o el siendo metido a una máquina que revisará su cuerpo internamente. Él solito allí dentro, estará muy asustado. Mi pequeño necesita a su madre.

—Olivia. — las lagrimas comenzaron a caer sin control, Sen me abrazo y llore en sus brazos. —Tranquila amor, todo estará bien. Nuestro hijo, estará bien.

—Mi bebe, mi niño… — negué. —¿Cómo está Sen? — le pedí me dijera lo que mentalmente me estaba preparando para escuchar desde que desperté. —Dime la verdad, por favor.

—Esta en una incubadora, cariño. La necesitara por al menos las próximas tres semanas.

—¡¿Tres semanas?! ¡Es mucho tiempo!

—Lo se amor, pero es por su bien. — me alejo un poco, para poder verme y tomarme del rostro. —Reese es un bebe fuerte, él lograra recuperarse por completo y cuando lo haga su familia lo llenara de mucho amor. — cerré mis ojos. —Necesita que sus padres sean fuertes, cariño. ¿puedes ser fuerte para él? — tarde en contestar a su pregunta, pero asentí. —Esa es mi esposa. — beso la punta de mi nariz y volvió a abrazarme.

—Nuestro bebe es fuerte… y superara esto… — pronuncie con la voz rota.

—Si.

—Es tan pequeño, ¿Por qué tiene que enfrentarse a esto? — llore.

—Él estará… bien… — el tono de Sen se volvió tembloroso, él también quiere llorar, está por romperse, pero está resistiendo por mí.

No dije nada más, Sen recibió mis lagrimas mientras él luchaba por retener las suyas. Cuando termine de llorar, él se recostó a mi lado y me quede dormida en sus brazos, podía sentir como acariciaba mi cabeza y besaba mi frente. Nunca deje de sentir su calor y cuando mis ojos volvieron a abrirse, además del color azul que tanto me gusta, un hermoso color gris me observaba con amor.

—Bonjour maman. — sonreí ampliamente, abrí mis brazos y mi hija no dudo en acercarse.

—Bonjour mon coeur.

Bueno, por la ventana puedo ver que el sol ya no está, pero eso no importa. Lo único en lo que tengo centrada mi atención, es en abrazar a mi princesa y llenarla de besos.




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