Mentirosa

Lia y Tommy (Capítulo 3)

Inhalé profundamente el delicioso aroma de los granos de café y sin despegar los ojos de la pantalla de mi celular, le di una mordida a mi croissant. Los tres puntos continuaron apareciendo encima del chat y cuando desaparecieron, aprete los dientes.

—Me gustaría ver la cara de Lia cuando se entere que has contratado a su hermano menor como tu espía. — alce los ojos hacia la persona sentada al otro lado de la mesa. —¿Crees que se enoje? Yo apuesto a que sí.

—Cállate Zack. — una sonora carcajada salió de su boca, irritándome y haciendo que unas cuantas cabezas curiosas se giraron a mirarlo.

—Oh, vamos. Incluso tú sabes que lo que estás haciendo es moralmente cuestionable. — chasqué la lengua ante su comentario que no pude discutir, y como triunfo alzo su taza de chocolate y se la llevo a los labios.

Él tiene razón y me jode dársela, pero no hay forma de que pueda mantenerme calmado cuando un chico está con Lia y para el colmo ¡en su casa y solos!

—Cálmate, Thom. — se burló Zack ante mis ojos que se niegan a despegar la vista de la pantalla de mi celular, esperando ansiosamente a que Reese me actualice sobre lo que está sucediendo en su casa.

Maldije mentalmente de todas las formas posibles a nuestra maestra de historia, la cual es el único docente que hace por su cuenta los equipos de trabajo en lugar de dejar a sus alumnos elegir.

¡Jedase señora Dern!

Esta por agotarse mi paciencia y antes de pedirle la cuenta a la camarera para correr hacia la casa de Lia, la pantalla se ilumino avisándome de nuevos mensajes. Opte por hacerme el sordo ante la risa de Zack cuando tome como un rayo el celular y lo acerque a mi rostro.

Reese: Papá y mamá han vuelto del supermercado

Reese: Cuando papá pregunto por Lia y le dije que está en su habitación con un chico haciendo un trabajo, ha subido corriendo las escaleras

Reese: Los ha enviado a la sala

Reese: Lia está roja como un tomate jajaja

Reese: Papá se ha quedado en la sala con ellos y mamá ha comenzado a preparar la cena

Reese: Cambio y fuera

Sentí como los músculos de mi cuerpo se relajaban y el alivio inundo mi pecho. Nunca antes había agradecido profundamente que el señor Edision estuviera en su casa y no viajando por los cielos. No hay peligro si él los está vigilando y no lo digo porque no confié en mi mini espía, pero con el señor Edision mi mente puede estar en paz.

—¿Buenas noticias?

—El padre de Lia está en casa.

—Oh. — se río sin vergüenza. —Entonces, ¿ya dejaras el celular y me pondrás atención? — blanquee los ojos. —Nos vemos muy poco y cuando lo hacemos me ignoras por completo, me ofendes.

—Aja.

Thomas: Bien echo, mi mini espía.

Envié el mensaje y de inmediato recibir respuesta.

Reese: Sabes, hay un juego que quiero.

Mantuve mi sonrisa mientras escribía mi respuesta.

Thomas: ¿Quieres el juego o una tarjeta?

Reese: ¡Juego!

Thomas: Te lo mereces mi mini espía, envíame la información y yo me hago cargo.

Bloque la pantalla y deje el móvil sobre la mesa. Le di un sorbo a mi café y otro mordisco a mi croissant antes de mirar a Zack.

—Soy todo tuyo. — él blanqueo los ojos y después de bufar recargo su barbilla sobre el dorso de su mano.

—Sabes, eres un aburrido Thom. — arque una ceja, poco interesado en lo que él piensa de mí. —Si sigues con esa actitud, Lia se cansará muy rápido. Digo. Si es que logras que se fije en ti.

—Soy aburrido porque estoy contigo. Con Lia es otro cuento. — se río.

—Dios, te detesto.

—Es mutuo.

No lo decimos enserio. Zack es buen amigo mío y de Lia, a pesar de que de niños teníamos bastantes enfrentamientos porque al igual que yo le gustaba Lia, pero lo suyo fue más un capricho que desapareció con el paso del tiempo. Lo cual agradezco o de verdad me provocaría dolores de cabeza constantes.

—¿Eres virgen? — dibuje una mueca de asco ante su pregunta.

—¿Qué te pasa?

—De la nada me vino la pregunta a la cabeza. — una esquina de sus labios se alzó en una media sonrisa divertida. —Toda la vida te ha gustado Lia, y literalmente has ahuyentado a todo chico que quieren acercarse a ella, y nunca te he visto hablar con una chica al menos de que sea algo relacionado con la escuela. — sus ojos se desviaron a una esquina y cuando miré a la misma dirección, me encontré con mesa que es ocupada por dos chicas guapísimas que nos miran con interés que no se molestan en ocultar. —Y ni siquiera te has dado cuenta de que esas dos preciosas chicas nos han estado mirando desde que entramos a la cafetería.

Una de ellas me miró fijamente y me sonrío, pero al instante gire mi cabeza y me relaje en mi asiento, negando. En cambio, Zack, con una sonrisa coqueta le guiño el ojo a la chica que lo miraba fijamente y sin tener un poco de interés a como reacciono ella, me bebi lo que quedaba de mi café y termine mi croissant.




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