Merea

La Casa De La Abuela

16 de noviembre de 1912  San Marcos


Khavred

"No te acerques al Tarhtel", "El faro siempre tiene que estar encendido", "Jamás dejes que se apague", "No pongas un pie en el agua después de que el sol se oculte" - eran las frases que mi abuela decía cada vez que la visitaba en aquella casa amarilla de cerca blanca y pastizal seco- "pues en las aguas del Atlántico habitan seres de apariencia tan horrorosa que los monstruos del averno les huyen, se dice que ningún marinero o pirata ha vuelto de esas aguas, entrar en ellas es firmar tu sentencia de muerte pequeño Khav"

Me siento en la vieja silla del pórtico, recordando esos versos tan característicos de ella. Por años sus aterradoras leyendas eran lo único que me mantenían alejado de mi obsesión por el mar, jamás he sido un joven aventurero, trató de quedarme siempre donde sé que estoy a salvo;pero había algo acerca de esa selva húmeda que tanto me atraía, deseaba sumergirme en sus aguas y conocer todos sus detalles.

Mi cabeza se va al pequeño niño de 10 años que se atrevió a tomar el viejo barco del abuelo "la barka" , recuerdo que lo saque del muelle, el cielo era azul y el viento bailaba en mi nuca parecía el día perfecto para navegar, pase el Tarhtel e inmediatamente el agua comenzó a subir por mis pies inundando el barco, la presión del agua rompió la cubierta, dejando entre ver maderos, en cuestión de segundos el barco se lleno de agua, no tuve tiempo de hacer nada, alcanze a saltar antes de que los hilos del océano me abrazaran junto al barco, mientras veía hundirse el tesoro más querido de mi abuelo escuche los gritos desde la playa allí vi a mi abuela con genuina preocupación y se me humedecieron los ojos, lamentandome por mi sueño imposible alimentando a esas aguas que 20 años atrás se habían llevado a mi abuelo.

El ladrido del labrador me saca de mi trance, siento la cara humedecida y es entonces que me doy cuenta que he estado llorando, aun cuando en el funeral no he podido.

—También la extrañas capitán — le habló al compañero de cuatro patas — Apuesto que te rascaba las orejas mejor que yo ¿eh? — el perro solo mira al jardín —Vamos a casa amigo. 

Cierro la casa y en compañía del labrador me dirijo al pueblo.

Paso mi tarde escogiendo redes y una nueva caña de pescar, me detengo de vez en cuando para dar las gracias a los que me dan el pésame y para saludar a otros pescadores, después de terminar mis diligencias compro pan de manzana, un ramo de flores y emprendo el camino a casa esperando que la recepción haya acabado ya que siento que no puedo escuchar mas condolencias de nadie hoy, llego y afortunadamente solo me encuentro a mi madre, esta haciendo la cena, me ofrezco a ayudarla pero niega con la mano.

—Así que al final si trajiste ese animal—dice mi madre desde la cocina.

—Antes de irme te dije que iría por él —le respondo —Y no es un animal, para la abuela era familia

—Khav comprende que no tenemos como mantener a ese perro

—Capitán no necesita mucho madre, solo compañía, el también está sufriendo

—Es un perro, no comprende bien lo que pasa Khavred, ellos no sienten el duelo como nosotros —responde con lijero fastidio —Si quieres conservarlo adelante, pero debes de hablarlo con tu padre

—Lo haré—respondo tratando de no cansarla.

—De acuerdo— contesta ella concentrándose en la comida que está en el fogón.

La detallo y noto sus ojos hinchados, el vestido arrugado y lágrimas secas al rededor de sus mejillas . Se me hace un nudo en la garganta, mamá siempre cuida su apariencia para que mi hermanita, papá o yo no notemos cuando está cansada o enojada. Todas las mamás parecen hechas de acero jamás las ves decaidas o sin fuerza, mirándola ahora veo lo fuerte que es para no derrumbarse, tratando de mantener una actitud serena incluso ahora cuando la muerte de su mama la debe tener fracturada en el interior.

Se me contrae el pecho por esos pensamientos y sin pensarlo la abrazo, dejando así que repose su cabeza en mi hombro mientras siento sus lágrimas caer. En ese momento me doy cuenta de lo mucho que yo necesitaba este abrazo , cierro mis ojos permitiendo a mi mente que me bombardee con recuerdos en esa vieja casa amarilla y sin quererlo vuelvo años atrás a ese día.

Perdoname abuela, no quería hundir el barco, te juro que fue un accidente, el agua solo comenzó a subir, no pude hacer nada lo siento mucho— digo mientras los sollozos se apoderan de mi voz  —Yo jamas lo habría arriesgado si hubiera sabido que esto iba a pasar. 

—Cariño— dice mientras me acaricia la mejilla —El barco no es lo que me preocupaba, solo eran viejos maderos,tenía miedo de no volverte a ver, perder a mi querido khav como perdí a Alfred —suspira fuertemente mientras sus ojos me miran con determinación —Siempre sigue tus sueños khav, no dejes que nadie te detenga, pero no los pongas por encima de tu bienestar, soñar es bueno mientras tengas tus pies en la tierra. Prometelo. 

—Lo prometo abuela. 

Mi mente me permite regresar al presente, y noto que mamá ya no tiembla, esta calmandose mientras seguimos abrazados

—Ahora está con el abuelo— le digo mientras comienza a secarse mi garganta —Estaremos bien mamá. 

Capitán le lame la pierna y ella le acaricia la cabeza, sin decir una palabra me mira a los ojos asintiendo, mientras me da un último abrazo para después seguir haciendo la cena.

Dejo al perro en mi habitación y tomo las cosas que he comprado y lo que había preparado antes de salir.

Salgo de la casa y me dirijo al lugar donde reposa la mujer que me dio tanta alegría de pequeño. Las lápidas y el silencio me reciben alentandome a apresurar el paso, llegó a la cripta con la inscripción tan conocida:

1839/1912
Wildra Bark 
"Los misterios que me deparan en esta nueva aventura solo serán conocidos por aquellos que compartan mi fortuna" 



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En el texto hay: fantasia, sirenas, magia

Editado: 23.09.2021

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