Meredith
No puedo con esto cuando salga de acá lo salvo, ahora debo preocuparme de Cara y Maria, el me extiende la mano y lo miro seria.
- Creí que sabia majestad ¿Usted lo sabe todo no? ¿Como no saber de su familia? Ah claro usted no puede usar sus poderes osea que es incompetente para su familia, no puede ayudarlos sin sus poderes, eso es.... Patético sinceramente, solo es alguien con sus poderes y esa coronita ridícula-dice
Al mirar la burla en sus ojos siento algo mojado en mis mejillas, cuando me doy cuenta que estoy llorando limpio las lagrimas para que el maquillaje no se dañe, en serio me duele no poder hacer nada estando encerrada pero pronto saldré y salvare a mi padre y a todos.
- Sorry si lastime sus sentimientos majestad-dice
Antes de contestarle el se.... Que diga Samuel llega de repente y le propina un golpe dejándolo en el piso, se arregla la chaqueta y mira con desdén a Mario quien sigue tirado en el piso, no desmayado solo mirando a Samuel con odio.
- No permitiré que ofendas a mi invitada de honor en mi propio casa, guardias sáquelo de aquí-dice Samuel con firmeza
Los guardias vienen y se llevan a Mario a no se donde, Samuel se da vuelta y con delicadeza quita las lágrimas que siguen cayendo sin tener ninguna intención de detenerse.
- Supongo que como ya no tienes que bailar con Mario, así que vamos a darte la corona y luego apagaremos las velas ¿Te gustaría?-dice sonriendo
- Si-digo con la voz rota
- Perfecto vamos-dice sonriendo
Las personas nos miran raro mientras murmuran, el me toma de la mano y me encamina a creo que su oficina mientras todos nos miran, subimos las escaleras y luego caminamos hasta la puerta de su oficina, el la abre y entramos.
En su escritorio se encontraba la corona de los brujos podía sentir como me jalaba a tomarla y a colocarla en mi cabeza, siento como tres guardias persiguen a Maria me había olvidado por completo de ellas, mientras que Cara esta sacando a mi tía de la cárcel.
Giro mi mano izquierda atrás de mi y los guardias caen inconscientes, Maria deja de correr para mirar a los guardias inconscientes los mira raro y luego se va de nuevo a la cárcel, ella quería perderos ya los desmaye así que no hace falta.
- ¿Donde esta?-dice Samuel
- Perdón ¿Que dijiste?-digo
- ¿Que donde esta el anillo que te obsequie?-dice
- Esta en mi habitación, Cara pensó que no combinaba con el vestido y lo dejo en la habitación-digo
- ¿Donde esta Cara?-dice serio
- No se ¿En la fiesta?-digo mintiendo claramente
- Estas mintiendo, cada vez que mientes frunces el ceño así que dime ¿Donde esta?-dice serio y firme
- No lo se-digo
- Bueno la iré a buscar y si la encuentro le ira mal y a ti también-dice
Me suelta de la mano y camina hasta la puerta pero lo detengo sosteniendo su muñeca, el se voltea y me mira serio, que dios y los brujos me perdonen, mi padre y mis hermanos y mi madre también, lo jalo y me pongo de puntitas quedando muy cerca de el, entonces lo beso el se sorprende mucho pero luego me corresponde y me toma de la cintura de forma posesiva.
Sus labios son muy suaves, que dios me perdone por esto, después de unos minutos nos separamos por falta de aire, el me sonríe en sus ojos puedo ver felicidad, pongo mis manos en sus mejillas y las acuno, lo miro a los ojos y no puedo evitar sonreír.
- Perdóname-digo
- ¿Por...-dice
No logra terminar porque pongo dos dedos en su frente, el cae desmayado al piso, yo corro hasta la corona y me la coloco, siento la sangre correr por mis venas, mi cabello volverse nuevamente blanco, la corona los sano, miro a Samuel inconsciente en el piso y no puedo hacerle esto, yo no permitiría que por mas malo que fuera muriera, el es humano moriría si incendiáramos la casa, lo tomo y lo cargo en mi hombro me acerco a la ventana y literal lo lanzo desde el segundo piso hasta el suelo donde un colchón lo esperaba.
Al mirar que cae bien, salgo de la oficina y me quito los tacones tomo mi vestido y me preparo para correr hasta el jardín, algunas sirvientas me miran raro pero caen desmayadas al momento en que paso, llego al jardín y Cara no ha llegado, no la puedo sentir.
Después de unos minutos ella sale con mi tía en el hombro y otras 4 personas, no se en que tiempo se cambio pero ahora lleva un pantalón azul roto, unos vans negros con blancos, un top negro y el cabello suelto.
- ¿Cuando te cambiaste?-digo
- Un bruja nunca revela sus trucos ¿Y mi madre?-dice Cara
Maria sale toda sudada como si hubiera corrido una maratón y de verdad fue así, ella trae una mochila supongo que ropa pero en el mundo de los brujos no necesitaremos eso ni en mi casa tampoco.
- Aquí estoy, vamonos-dice Maria
Empieza a heder como si algo se estuviera quemando, ahora que lo recuerdo las sirvientas no tienen la culpa, chasqueo mis dedos y todas aparecen desmayadas alrededor nuestra.
- Ahora si vamonos-digo
Ellas asienten y chasqueo mis dedos.
Nos encontramos en la frontera de la manada literalmente el territorio de mi padre, a lo lejos veo a la loba de mi hermana y sonrió, no se porque no puedo trapazar la frontera como si hubiera un campo de fuerza.
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