Merfil

09.

 

«No vuelvas nunca hijo, por favor...
Larry tuvo una horrible pesadilla, veía a su padre caminar en un puente muy delgado, a los costados se extendían unos abismos oscuros e infinitos, luego, volteó y miró a Martin con odio y dijo:-¡No debiste venir maldito estúpido! —, y grandes llamas de fuego salieron de los abismos. —¡El está a punto de venir, y ahora te están buscando! —agregó con ira, y luego su rostro cambió a uno que mostraba tristeza, —Solo quería protegerte... fue lo último que dijo antes de ser consumido por el fuego. Martín no lograba emitir algún sonido, estaba quieto y empezó a llorar, las lagrimas formaron un velo en sus ojos, se los secó y la escena cambió, ahora estaba mirando a su madre, la veía sentada en una mecedora que se movía constantemente de adelante a atrás. Luego giró su rostro y habló:-Tu padre ha salido a buscarte Martín, el te ama.
Entonces, su cuerpo se derritió como una vela, y la masa que se formó empezó a deslizarse, se acercaba a Martín, atrapó sus pies, luego empezó a subir...
Despertó con el cuerpo empapado en sudor, miró a su alrededor. Samuel se hallaba durmiendo en la otra cama.

La noche anterior, luego de la cena, el señor David les había cambiado a una habitación doble. Luego, Martín había preparado la bañera llenándola de agua caliente,le dijo a Samuel que tomara un baño. Le regaló unas toallas y se metió dentro de la bañera. Luego, salió y se puso nuevamente su ropa.
«— Mañaná te compraré más ropa» le dijo Martín. Ya a las once y media de la noche, los dos se metieron en sus respectivas camas y se durmieron.

Martín se levanta y va al baño a orinar, y antes de regresar a su cama, mira por la ventana hacia afuera. Una niebla muy espesa apareció nuevamente. Trató de avistar algo a lo lejos, pero no se veía absolutamente nada, solo una cortina blanca que limitaba su radio visual. Tomó su toalla, la única que tenía por el momento ya que la otra ahora le pertenecía a Samuel, y se metió en la ducha. Mientras se bañaba, sentía algo muy raro, de hecho por que los azulejos brillaban más que la noche anterior, parecía un blanco cuarto acolchonado como... «En el que estaba encerrada mi madre». 
Aquello le dio un pequeño punzón en el pecho. Todos esos recuerdos estarán en él hasta la muerte.

Samuel despertó después, miró a Martin, quien se amarraba las agujetas de sus zapatillas.
— Hey, parece que dormiste muy bien —dijo Martín.
Samuel asintió.  

Las mañanas en la ciudad eran muy pesadas según lo que recordaba Martín, escuchar el sonido de los coches moviéndose y el claxon de cada uno de ellos chillando, y después su despertador. Ahora solo oía la suave brisa matutina, un silencio tranquilizador. Y hoy tendría que, además de revisar los papeles de Samuel, visitar a sus padres. Estaba consciente que eso le traería muchos problemas, pero quería ver que ellos estén bien.

Alistó a Samuel con sus ropas, era tan extraño tomar el papel de padre... simplemente nunca lo pensó, pero su instinto de hombre se lo pedía ciertos momentos, en los cuales se sentía tan solitario... sin nadie por quien  dar mucho cariño. Cuando Samuel terminó de ponerse la casaca que le dio Martín, esta le quedaba muy grande, sin embargo el pequeño no se quejó por nada, es más, levantó el rostro e hizo un gesto de ternura, alargando sus pequeños labios en una dulce e inocente sonrisa, Martín contesto a esto con un abrazo... un abrazo tan extrañamente particular, en donde se sintió acompañado, sintió...sintió a su familia.
— Okey, vamos —dijo Martín, tomando de la mano a Samuel.

Las ventanas estaban ocultas por las rojizas cortinas, y no se fijaron que aquella mañana algo había cambiado en Merfil. Las casas estaban en un silencio sepulcral, el callado espacio se encontraba en una penumbra húmeda, el viento soplaba frío, y una abundante neblina se movía por las desoladas calles. La soledad siempre va acompañada por la calma... si... pero también puede ser peligrosa.

— Señor Martín-llamó Samuel —quiero ir al baño.
— Bien, pero al salir cierras con llave,  y bajas. Estaré conversando con el señor David.
— Está bien —dijo Samuel y tomó la llave.



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En el texto hay: horror, horror cosmico, mostruos

Editado: 10.10.2020

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