Merfil

22.

—Señor David... mi padre siempre ha sido muy tranquilo y silencioso...

—Sí Martín, supongo que piensas que estoy loco o que estoy exagerando, pero conozco a tu padre y a pesar de tener una personalidad cerrada, ese hombre tenía rasgos que no pertenecían a tu padre.

«Yacía sentado, quieto. Tenía un aspecto espantoso, ya que su piel estaba muy pálida, y podía verlo en sus manos. Camine por su costado, y él ni siquiera se inmutó Vi sus ojos... sus ojos perdidos en el vacío, contemplando con falsedad el jardín que ya estaba seco y amarillo por el descuido. Y se hundían en cuencas profundas con un color rojizo, como si hubiera recibido varios golpes en la cara. Pero lo peor no eran solo sus ojos o su piel. Estaba muy delgado, su rostro era cadavérico y muy pálido. Llamé a su nombre, pero él seguía con la mirada fija en el vidrio hacia el patio. Pensé que estaba muerto, así que me acerqué un poco para poder oír el sonido de su respiración, nada... en ese instante entre en pánico, y pensé en moverlo, cuando su mano me detuvo apretando mi muñeca, y giró su rostro.... oh Dios, ese rostro y esa mirada fría, no puedo sacármela de la cabeza. Me miró, sin ningún rastro de alma en su ser, frío, inanimado. Y parpadeó. No resistí más así que aparte su mano y caminé hacia la puerta, y antes de salir, me volví con la mirada. Él ahora estaba parado mirándome. Y no sé si fue por el miedo pero pude observar como formó una sonrisa, débil y apagada, pero era una sonrisa... Simplemente abrí la puerta, salí afuera y la cerré con fuerza. Agradecí con todo mi ser lograr escapar de ese lugar, y también me di cuenta que hacía mucho frío allí adentro. No sé si recuerdes que aquí las temporadas de lluvia vienen acompañadas con mañanas demasiado calurosas, y ese día no era la excepción. Agradecí al sol por su calor después de lo que había sucedido.»

—Pero no entiendo algo— dijo Martín— Sí, entiendo que todo eso es muy extraño. Pero solo por eso es que dices que no era mi padre...

— No Martín, espera...

«Cuando salí afuera, pasó el niño que entrega los periódicos cada mañana, pero cuando llegó por la casa de tu padre, se fue de largo. Yo me acerqué y le pregunté por qué lo hizo, si el hombre que vivía allí siempre recibía su periódico matutino...».

— Sí..., siempre hacía eso. Mi padre tenía manías muy raras era muy recto y organizado con sus cosas.

—Exacto, tu padre era especial y todos lo conocían por eso... pero también era un punto negativo a todo lo que sucedía.

Martín levantó la mirada nuevamente.

— ¿Por qué? —preguntó.

— Porque por eso es que no lograron diferenciar a tu padre con ese impostor... no hay otra manera de llamarlo. Era un impostor.

«El chico me respondió con una sonrisa que la señora de la casa le había llamado hace tres días a decirle que querían anular la suscripción con el diario. Aquello me dejó helado y le respondí fríamente que la señora había fallecido hace años, él levantó los hombros respondiéndome que tal vez lo había hecho algún familiar y se fue.»

— ¿Pero estás seguro que la mujer que llamó era mi madre?

— No... Pero no había alguien más que realizara tal llamada. Tu padre se quedó solo desde el día que tu madre se fue, y nadie más que él habitaba el lugar.

Entonces, un sonido agudo se filtró en sus oídos acompañado de un fuerte dolor de cabeza. Recordó a la mujer de sus sueños, recordó lo que le dijo y a aquella criatura gigantesca. Resbaló de la silla y antes de que cayera, David lo agarró. Las palabras corrían en su memoria y las imágenes pasaban como recortes de una película... y entre eso su cabeza le mostró una señal… ERA ELLA... ella hizo la llamada… ella tiene a su padre o en el peor de los casos, lo asesinó sin dejar rastro…

El dolor no calmaba, y una gota de sangre salió de su orificio nasal, creando una hilera delgada y siguió su camino hasta llegar a la barbilla.

— ¡Liz!, tráeme un botiquín.

En la cocina, ella estaba hablando con Samuel, quien sentado alado del fregadero, escuchaba las palabras de Liz, siendo cautivado por un extraño sentimiento de cariño. Entonces escuchó el llamado de David desde afuera, y dejó a un lado el guisado que preparaba para salir presurosa.

 

 



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En el texto hay: horror, horror cosmico, mostruos

Editado: 10.10.2020

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