Merly

CAPÍTULO I

16 de abril del 2021

Siento como si la cabeza me fuera a estallar, escucho sirenas por todos lados, intento moverme hacia un lado pero mi cuerpo se niega a responder, ¿por qué no puedo moverme?, ¿por qué estoy acostada en el suelo? y... ¿por qué mis padres están llorando? Levanto la mirada y veo la parte de atrás de mi auto destrozada, una mujer trata de abrirse paso entre varias personas que se encuentran allí, ¿qué está pasando?, trato de decir algo pero las palabras no salen de mi boca, me siento débil y de repente quiero llorar, o ¿ya estoy llorando? no lo sé, todo es demasiado confuso.

Siento como me levantan del suelo y me colocan sobre algo suave, sospecho que debe de ser una camilla, veo como mis padres se acercan a mí y me toman de las manos sin dejar de llorar, me están diciendo algo, estoy segura de ello porque veo sus labios moverse, pero no logro entender lo que dicen, de repente dejo de escuchar las sirenas y un grito desgarrador resuena más allá "¡JAMES!".

Me despierto de un brinco y choco contra la repisa que está encima de mi cama, definitivamente debería mover esos libros de lugar, se veían tan monos cuando los coloque allí que no me veía cambiándolos de sitio, pero ya van dos semanas que me doy de lleno con la repisa, dos semanas en las que no he dejado de tener el mismo sueño. De repente estoy llorando y no tiene nada que ver con el tortazo que me he dado, lloro por los sentimientos que me trae ese accidente, lloro porque no puedo recordar nada, lloro porque desearía volver a mi pueblo y lloro porque no sé quién diablos es James.

El primer día que escuche ese nombre en mis sueños se lo dije a mis padres y me dijeron que estaba confundida, que por alguna extraña razón estaba cambiando la versión correcta de los hechos, yo simplemente dejé de insistir, y no porque les creyera, sino porque deseaba hacerlo y no sabía el porqué.

Me seco las lágrimas y busco mi celular a tientas para ver la hora, siempre olvido ponerlo en la mesita de noche y duermo con él al lado, siento que necesito tenerlo cerca mientras estoy despierta, necesito escucharlo cuando entre esa llamada. En las noches me quedo mirándolo y presiento que alguien llamará, pero nunca se quien, añoro esa llamada y no sé qué me hace pensar eso, definitivamente no es mi novio porque él siempre se acuesta temprano, nunca ha sido de esos chicos que se quedan hasta tarde hablando con su novia, es el tipo de novio que trata de pasar la mayoría del tiempo a tu lado y no tras una pantalla.

Encuentro mi celular y lo desbloqueo, son las dos de la mañana, la hora exacta en la que tuve el accidente. Según mis padres volvía de una fiesta, pero yo no recuerdo absolutamente nada, los recuerdos son demasiado borrosos y lo único que recuerdo es la parte de atrás de mi auto y la sensación de vacío al escuchar ese nombre en mis sueños.

Me levanto de la cama, enciendo la luz y voy hacia el baño, la chica del espejo me devuelve una mirada devastadora, mi pelo castaño esta echo un desastre, más de lo normal, estoy confundida, estoy dolida y mis ojos están hinchados -debo haber estado llorando en sueños- me echo agua en el rostro y voy nuevamente a mi cama, esta vez no apago la luz.

******

—¡Mer, despierta, se te hará tarde para la escuela! —grita mi madre desde la cocina.

—Ya casi estoy lista —digo saltando de mi cama y corriendo hacia el baño.

Me baño y me alisto lo más rápido que puedo y voy directa a la cocina, mi madre está de espaldas junto a mi novio y ambos se ríen, sospecho que nuevamente soy la protagonista de su conversación. Me siento en la isla que separa a la cocina de la sala y espero a que me den mi desayuno.

—Llegas más tarde que tus alumnos a la escuela, ¿lo sabías? —dice mi novio dándose la vuelta, me da un beso y coloca el desayuno frente a mí.

Hago un puchero y me centro en comer, no le responderé, siempre que lo hago salgo perdiendo, y tiene razón, se me da muy mal madrugar.

Mi madre me da los buenos días, un beso en la mejilla y se retira hacia su habitación, normalmente nos deja solos un rato antes de que tengamos que partir a nuestras labores. Liam se sienta a mi lado y me observa mientras como, me incomoda que lo haga así que me vuelvo hacia él.

—¿Podrías dejar de mirarme y centrarte en tu comida? —digo en el mismo instante en que me fijo que él no se ha servido nada para él. Han preparado pancakes y jugo de naranja. Liam siempre viene a casa los viernes y prepara el desayuno junto a mi madre, le encanta hacerlo y a mi madre le agrada que le eche una mano ya que yo siempre tardo en despertarme. —¿por qué no te has servido nada? —pregunto sin apartar la vista de la mesa.

—Ya comí en casa esta mañana —dice restándole importancia.

—¿Por qué? quiero decir, nunca lo has hecho... —digo bajando la voz enseguida para que mamá no pueda escucharnos.

—Mi padre vino de visita, así que mi madre está feliz, se levantó temprano y preparo el desayuno, ¿puedes creerlo?

—Si... puedo creerlo, lo ama demasiado —digo girando y centrándome en mí desayuno de nuevo.

—Yo diría más bien que es masoquista —dice y se levanta del taburete. —Termina de comer y ven, te esperare en al auto, necesito hacer una llamada.

Lo observo mientras sale de la casa y me pregunto cómo puede ser tan efusivo con todo tipo de tema y tan indiferente con respecto a su madre. Solo llevamos saliendo tres meses, pero nos conocemos hace cuatro años, y nunca me ha contado que fue lo que paso para que ella este tan ensimismada en sí misma la mayoría del tiempo, que solo mire a su padre, que ni siquiera se fije en él.

Después de unos minutos termino de desayunar y me cepillo los dientes, agarro mi celular y salgo disparada en cuanto veo la hora -llego media hora tarde, de nuevo- Liam ya tiene mi bolso en su auto, debí haberlo dejado allí ayer, siempre lo olvido.




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